*No hay estadísticas recientes en el estado de Oaxaca sobre alcoholismo.
Son las 12 horas, José está ebrio, se cubre del calor sofocante bajo la sombra de un árbol. Se aferra a la botella de mezcal como si su vida dependiera del pequeño recipiente de plástico.
Tiene 52 años y agarró la copa desde diciembre pasado, “falleció un amigo y desde entonces no he parado”. Sus ojos están fundidos en el vacío y cada vez son más pequeños.
En Oaxaca, de acuerdo a estadísticas de 2016 del Centro de Integración Juvenil AC, incorporado al sector salud, el 92.8 por ciento de la población alguna vez en su vida ha probado el alcohol.
Esta cifra contrasta con los resultados de 2005 cuando el 80 por ciento de la población había probado alguna bebida alcohólica una vez en su vida. Un crecimiento de 12 puntos porcentuales en poco más de una década.
José forma parte del “escuadrón de la muerte” de la avenida José Murat. Son aproximadamente 12 personas quienes lo acompañan. Unos que se suman y otros que se van.
Alcoholismo, 7 arriba de la media nacional
El olor que transpira es intenso, la mezcla de lícor, sudor y suciedad delata que han pasado meses desde su último baño. La barba ha crecido, su ropa polvorienta pide a gritos ser lavada.
El consumo del alcohol en los oaxaqueños se encuentra siete puntos porcentuales arriba de la media nacional, la cual es de 85 por ciento.
El Centro de Integración Juvenil AC reporta que en 2016 atendió a 189 mil 536 personas, ya sea en el rubro de prevención o como tratamiento contra el alcoholismo.
El mezcal se ha convertido en parte de su vida. FOTO: Miguel Maya
“Tengo una casa, la vendo en 500 mil pesos”, le ofrecen 10 mil pesos y una camioneta. José tiene tres hijos mayores, los cuales ya hicieron su vida. Ahora está solo.
Sus amigos se reúnen todos los días, se divierten y toman sus copas, que en realidad son pequeños botes de frico o refresco. En la tiendita de don Lencho lo rellenan con mezcal que por su olor, se deduce que una buena parte es agua.
Ataca al hígado
En el año 2015, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en el estado se registraron 693 defunciones por enfermedad alcohólica del hígado. Además de 268 muertes por síndrome de dependencia al alcohol, ubicándose estas dos enfermedades dentro de las primeras 20 causas de defunciones.
Esto sin contar los accidentes automovilísticos, asesinatos y demás causas de muerte relacionados con el consumo del alcohol.
Dos enfermedades que tienen que ver con alcoholismo se ubican dentro de las primeras 20 causas de muerte en el estado. FOTO: Javier Jarquín
Alcohol y calle
El caminar de José es lento, sus amigos se han ido o se quedaron dormidos en la calle. Ahora busca un lugar para descansar. En la calle todos lo saludan, en una camioneta pasa su compadre, quien lo saluda efusivamente y le da una pequeña botella de mezcal, su felicidad no se puede ocultar, es día de suerte.
Con botella en mano y algo de dinero, pronto se pierde en la embriaguez, se acuesta en la tierra. Por hoy lo hemos perdido.
Según declaraciones realizadas en 2016 por el investigador Rafael Lozano Ascencio, el entonces director del Centro de Investigación en Sistemas de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública, Oaxaca se encuentra dentro de los diez primeros lugares del mundo con cifras por muertes relacionadas con el consumo del alcohol.
Oaxaca tiene una tasa de 8.6 de carga de la enfermedad, con números similares a Guatemala y El Salvador, mientras que Nuevo León es de 0.5, 17 veces menor.
La Central de Abasto es otro de los lugares donde deambulan. FOTO: Miguel Maya
Cabe resaltar que no existen datos actuales para conocer el alcance del problema del alcoholismo en la entidad.
Cerca del río Chiquito
Gonzalo abrió los ojos, sintió la brisa en el rostro, el sonido de las olas era música para sus oídos. Los cerró de nuevo —ojalá nunca los hubiera cerrado— pensó. Cuando sus pestañas volvieron a separarse Gonzalo regreso a la realidad.
No era brisa, eran mosquitos; no eran olas, era el sonido de los motores que avasalladores rompían el viento; no era el mar, era la ribera del río Chiquito, en la colonia Calicanto, Santa Lucía del Camino.
Gonzalo forma parte del “escuadrón de la muerte” que circula en la colonia Calicanto. La noche anterior se quedó dormido con cinco de sus compañeros, junto al río Chiquito.
Durmió profundamente, la borrachera había pasado, necesitaba ingerir más mezcal. Vio su bolsa, aún tenía los cinco pesos que había logrado reunir ayer, “son más que suficientes”.
Los cabellos de Gonzalo han emblanquecido, su piel negra y grasosa oculta sus facciones, no mide más de un metro con 60 centímetros y su ropa holgada hace más lento sus movimientos. Cuenta con 39 años, pero parece de 50.
Gonzalo tiene un cuarto en donde vive con su esposa, la tercera que ha tenido, sin embargo, a veces pasan varios días sin que visiten su hogar, ambos son alcohólicos.
Con cinco pesos logra comprar un cuarto de mezcal de dudosa calidad, al ingerirlo, el hambre y el cansancio desaparecen. La embriaguez lo hace pensar en sus seis hijos, pensamientos que pronto se desvanecen.
Por Dios santo que en un anexo te tratan de lo peor y yo te lo digo de corazón por que lo he vivido. A tu familia le piden las mejores ropas, una despensa, y tu terminas encarcelado, encadenado, amarrado de pies, y de ahí a las 5 horas a bañarse con agua fría. Eso no es rehabilitación, sale uno más jodido de la cabeza, más rebelde.
Lo han internado en cinco anexos, “no son centros de ayuda, son lugares de castigo”. Es medio día y la charla es amena, siete personas son las que acompañan a Gónzalo.
Un moto patrulla se acerca, “aguas, aguas, ahí viene la placa”. Los rondines de la policía municipal de Santa Lucía han disminuido desde la muerte de un joven en los separos, “tienen miedo”.
Es carpintero, en sus tiempos de lucidez el dinero entonces es abundante. Cerca de la tarde, Gónzalo otra vez se ha quedado dormido.
Vuelve a soñar, tal vez siga soñando con la brisa del mar.
Con Información de: NVINOTICIAS