➡️ La historia de una madre que lucha por crearle espacios dentro de la sociedad a su hijo.
Por: Carlos Abad.
Tras la muerte de su esposo, hace dos años y medio, Betzabé Pantoja Camarillo, originaria de la comunidad de Papaloapan, representa la única luz de su hijo Arley, quien padece autismo con ascendencia a asperger, trastornos que dificultan el aprendizaje y la socialización de su único motivo de vida.
“La diferencia es que ellos no pueden interactuar o entablar una conversación con sus demás compañeros, son poco sociables, poco aislados (…) “él se ha enfocado mucho en la música, por que su papá era músico, no sé si es porque lo trae en la sangre, pero a él le llama mucho la atención, él toca la jarana”, manifestó Betzabé.
Ella es maestra de música en la casa de la cultura en Tuxtepec, Oaxaca, y para estar más cerca de su hijo, ingresó como músico – terapeuta al centro de rehabilitación infantil Tuxtepec (CRITUX); mientras Betzabé canta y toca las claves, Arley la acompaña con la jarana.
A sus 48 años, Betza hace hasta lo imposible por criar, educar y mantener a su hijo “el estar sola tengo que buscar el sustento para él, las labores de la casa, atenderlo, él es bastante independiente ya ahorita, pero anteriormente tenía yo que bañarlo, buscarle su ropa, ya ahorita ya no, ya él sabe valerse por sí mismo”.
En el CRITUX, Betzabé y Arley encontraron un espacio digno, donde el pequeño se prepara para enfrentar un mundo que no está preparado para entenderlo “Betza es una mujer guerrera, es una mujer luchadora que no se ha cansado de trabajar día a día por Arley (…) Sería hermoso que todos vieran lo que una mamá especial hace por su hijo”, sostuvo Gaby Delgado, directora del centro de rehabilitación infantil Tuxtepec.
“Arley llegó con mucha ecolalia, con muy pocas palabras, hoy por hoy Arley escribe por whatss app, lee, es un estudiante de secundaria (…) “este esfuerzo es para crearle a ellos espacios dentro de la sociedad, por qué lamentablemente todavía no encontramos una manera de ser eternas” subrayó Gaby Delgado, quien coordina los sueños de más de 580 niños.
Ahora bien, Juliana Jiménez Enríquez es su terapeuta en el área de lenguaje, ella ha palpado el desarrollo de Arley “los avances muy significativos que hemos visto en él, en esta parte de la socialización, la forma de hablar, antes él hablaba muy robotizado, ahorita ya intenta interactuar con más personas y conceptualizar una conversación, ya lo hace mucho mejor”.
También Jorge Luis Díaz Flores, psicólogo cognitivo conductual, ha trabajado con Arley y lo ayuda a ser independiente en actividades aparentemente comunes para el resto de la sociedad “él prácticamente no agarraba plastilina, no agarraba juguetes, no saludaba, se aislaba un poquito, tuvimos que tratarlo 3 o 4 sesiones aislado de los niños, hasta adaptarlo rápidamente, y hoy en día, ya convive con niños, ya agarra la plastilina, ya agarra juguetes pequeños, ya dibuja”.
“Y parte de lo que es su conducta es expresar sus emociones y sentimientos, estoy enojado, estoy triste, no me gusta, si me gusta, sí y no” aseveró Jorge Luis Díaz Flores.
En el CRITUX, Arley y su mamá Betzabé encontraron no solo una nueva forma de desarrollarse, sino una auténtica familia “somos una tribu, cuando tú eres una mamá especial, no tenemos muchos espacios, no vas a piñatas como todos los niños, no vas a la comunión, te invitan a la fiesta y te tienes que disculpar, porque algunos de nuestros hijos, durante algún momento no soportan los ruidos o se ponen muy inquietos”, finalizó Gaby Delgado de Huerta.