Luis Velázquez
22 de septiembre de 2017
Uno. El botín, las mieles del poder
Entre más se fortalezca Andrés Manuel López Obrador, AMLO, como precandidato presidencial de MORENA para el año entrante, más arreciará la ofensiva y la contraofensiva tanto del PRI como del llamado Frente Ciudadano por México, integrado por el PAN, el PRD y el Movimiento Ciudadano.
Y por eso mismo, nada fácil sería, dice el politólogo Ramón Benítez, que en la batalla política y electoral recrudecida, en lo oscurito todos y cada uno de los partidos opositores a “El peje” se repartan las gubernaturas y el Congreso de la Unión, toda vez que el año entrante serán elegidos doce mandatarios y 500 diputados federales y 128 senadores, y lo que constituye el más grande pastel político para repartirse entre las elites, de espaldas, todos, sin excepción, al ciudadano común y sencillo.
Así, el reparto de las mieles del poder quedaría, digamos, de la siguiente manera:
Unas gubernaturas para el PRI, el PVEM, el PAN, el PRD y el MC de Dante Delgado, entre ellas, por ejemplo, la de Veracruz y ni más ni menos que para el primogénito de Miguel Ángel Yunes Linares.
Y por añadidura, un Congreso de la Unión plural para que entre todos, y en una primera instancia, se den a la yugular y luego pacten.
Pero además, un gobierno federal de coalición y que sería la única salida para quizá descarrilar al tabasqueño, quien al momento se conserva como puntera en la encuesta presidencial, incluso, hasta en las efectuadas por Los Pinos.
El único objetivo, dice Ramón Benítez, es tumbar a AMLO, pues todos los partidos, incluído el reciente bloque de los 9 gobernadores y los 6 senadores, están a punto de fulminante ataque cardiaco por su culpa.
Es más, y aprovechando el momento político, el góber azul de Veracruz levantó la mano y meses atrás amenazó (una vez más) con publicar el llamado expediente negro que dijo tiene sobre “El
peje”, sin que hasta el momento lo haya cumplido, de igual manera como jamás cumplió con su amenaza de estremecer a México con denuncias en contra de Javier Duarte que, se afirmaba, llevaban a Los Pinos.
Dos. Yunes, bien posicionado
El factor Yunes azul jugando en las grandes ligas será decisivo por varias circunstancias, entre ellas, las siguientes:
A: Veracruz, como dice la cantaleta, es la gran reserva electoral del país, luego del Estado de México y la Ciudad de México.
B: Ningún otro gobernador panista está posicionado en el altiplano como Yunes. Incluso, como un fajador de cantina, un peleador callejero, para enfrentar a “El peje”.
C: Los vasos comunicantes del góber azul están en el PAN, pero también en el PRI, con Miguel Ángel Osorio Chong, el presidenciable secretario de Gobernación, a quien, desde luego, muchos miran debajo de José Antonio Meade, secretario de Hacienda y Crédito Público como el favorito de Los Pinos.
Pero mientras, el juego y el rejuego siguen.
D: Yunes suscribió el documento con ocho gobernadores más en contra del Frente Ciudadano por México (FCM) aprobado por Ricardo Anaya y en alianza con Alejandra Barrales, presidenta del CEN del PRD, y Dante Delgado Rannauro, tlatoani del Movimiento Ciudadano.
Y hacia el interior del nuevo grupo que se ha integrado tiene su feeling.
E: Yunes negociará con todo la candidatura de su primogénito a gobernador para el año entrante, ya solo nominado por el PAN y/o en alianza con el PRD y en alianza con el PRD y el MC.
Y a cambio, por ejemplo, todo el respaldo de Yunes, entre otros, a Enrique Alfaro, el presidente municipal de Guadalajara, destapado por el FCM como precandidato a gobernador.
Además, de por medio está la disputa por el candidato del PAN a Los Pinos y el papel de Yunes será clave, jugando, digamos, las contras a Ricardo Anaya y a favor de Margarita Zavala.
Y de ser así, y debido al factor AMLO, hasta el PRI miraría con simpatía la candidatura del hijo de Yunes a gobernador dice el politólogo Ramón Benítez.
Tres. Negociarán gubernatura jarocha
El factor AMLO puede trastocar y mucho los acuerdos en el PRI tanto con su candidato presidencial como con el candidato a gobernador jarocho.
El PRI, por ejemplo, negociaría la candidatura de José Antonio Meade con el PAN, el PRD y el MC a cambio de ceder la mayoría en la Cámara de Diputados o Senadores, según el caso, pero también varias gubernaturas.
Y es ahí, y considerando que los ejecutivos estatales, por ejemplo, se manejan y operan como virreyes y principitos, donde las elites políticas de los partidos medirían fuerzas tanto electorales como económicas para salirse con la suya.
En el caso de Veracruz, la duda sería de que si Meade se queda con la nominación a presidente de la república, le daría su fuerza y la fuerza de Los Pinos y la fuerza de Luis Videgaray Caso, secretario de Relaciones Exteriores y el político más cercano a Enrique Peña Nieto, para favorecer la candidatura y el triunfo en las urnas del senador Pepe Yunes Zorrilla, con la aprobación del PAN, el PRD y el MC y con el único objetivo de descarrilar a Cuitláhuac García como el favorito de MORENA.
Y más, porque la única razón de vida y de ser de Yunes Linares es entregar la silla embrujada del palacio de Xalapa a su hijo mayor el año entrante.
Y aun cuando y por ahora la mirada en prospectiva del politólogo Ramón Benítez fue considerada una jalada, la posibilidad está vigente, pues el político a vencer en todos los escenarios es López Obrador.
Y “El peje” es el enemigo común del PRI, el PVEM, el PAN, el PRD y el MC.
“París bien vale una misa” decía aquel.