- Adoran políticos a los santeros
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- UNO. El brujo azul y rojo
Si “El capitán Tormenta” (Arturo Bermúdez) con su grupo de “Los fieles” (Los escuadrones de la muerte) estuvieran vigentes, el brujo de Los Tuxtlas, Enrique Marthen Berdón, estaría más achicharrado que en el infierno.
Su pronóstico de que Miguel Ángel Yunes Márquez perderá la gubernatura el primero de julio y la ganará el priista Pepe Yunes Zorrilla habría provocado la peor furia del mundo yunista y su cuerpo habría sido tirado al león y/o al cocodrilo favoritos de Bermúdez Zurita.
Y/o en todo caso, arrojado desde un helicóptero en “La barranca”, el despeñadero alrededor de la Academia de Policía donde terminaban los cadáveres de la gente a quienes “Los fieles” acusaban de ligas con Los Zetas.
Pero como el brujo tuxtleco ha fallado en sus últimas profecías y está más devaluado que el peso ante el dólar, entonces, ningún mal fario se habría atravasado.
En contraparte, Donald Trump está soñando en la reelección del año 2020 y ha depositado toda la confianza familiar en otro brujo, pero un brujo digital, un doctor en Economía, de 42 años, Brad Parscale, quien desde ahora se encarga del manejo del loco de la Casa Blanca a través del facebook, la estrategia cibernética que en el año 2017 le permitiera derrotar a Hillary Clinton, cuyo esposo, Bill Clinton, fue acusado la semana anterior de hostigamiento y abuso sexual por su becaria Mónica Lewinsky.
DOS. El brujo digital de Trump
El diarista Salvador Muñoz cuenta que el brujo tuxtleco predijo el triunfo electoral de Héctor Yunes Landa como gobernador y el senador perdió ante su ex primo.
También predijo que Javier Duarte nunca, jamás, sería enjuiciado y está preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Sabrá el Señor Todopoderoso si Enrique Marthen Berdón (¿así se llama o es su nombre artístico?) también predijo la caída libre de los caciques de Catemaco, Jorge González Azamar, y de Santiago
Tuxtla, Nemesio Domínguez, pero cuando en el caso de Renecio se equivocó pues de pronto, zas, resucitó como delegado de Progresa.
Acaso también susurró al oído a Manuel Rosendo Pelayo, ex alcalde de San Andrés, que dejara de preocuparse por la denuncia penal en su contra en la Fiscalía interpuesta por el pasional Gustavo Pérez Garay, y lo habría refundido en el abismo pues anda demasiado ocupado buscando impunidad.
Y mientras tanto, el grujo digital de Trump, Brad Parscale, tiene como objetivo rebasar por completo los 50 mil anuncios que en el año 2017 lanzaba todos los días vía facebook.
Y lo más importante, goza de toda la confianza familiar de Trump.
“Es un talento sorprende” dice Eric Trump.
“Su esencia fue darnos disciplina tecnológica” dice Jared Kushner, el yerno preferido casado con la hija consentida, Ivanka.
TRES. Políticos adoran a los brujos
Desde los emperadores romanos hasta Fidel Herrera Beltrán, el góber fogoso, la mayoría de políticos han creído en los brujos.
Incluso, y como en el caso del hijo predilecto de Nopaltepec, los han tenido de cabecera.
Por ejemplo, “El tío”, además de consultar a los brujos de Los Tuxtlas, tenía una bruja en el puerto jarocho y a veces llegaba acompañado de su escolta al mercado Hidalgo para que le leyeran la mano.
Y si por ahí una guapa gitana de Rinconada leyendo la mano también la consultaba.
Luego, tomaba el avión oficial y salía antes de la salida del sol a desayunar en La Habana y consultar a las santeras.
Y todos los días, antes de lanzarse a la conquista seductora del mundo jarocho le leían los efluvios de los astros, el suyo y de sus enemigos y adversarios.
Y si los astros le advertían de un mal fario, entonces, permanecía encerrado en su despacho.
Pero como la mala vibra parece seguir al brujo Enrique Marthen, ni siquiera, vaya, generaría una buena química para Pepe Yunes, ni tampoco para Ricardo Anaya, el panista candidato presidencial, con todo y que la PGR lo trae en la mira (y el PRI y Meade) por su insólita riqueza construida a la par que su biografía política.
Por fortuna, Pepe Yunes es un incrédulo y ni siquiera, vaya, cree en las encuestas, pues como decía “El fogoso” cuando estaba “en la plenitud del pinche poder”, hay encuestas, encuestitas y chingaderas.
Además, dice Carlos Brito Gómez, presidente (todavía) de la Comisión de Procesos Internos del CDE del PRI, las encuestas siempre favorecen a quien las paga.
En cosas de brujería, las predicciones del brujo Enrique Marthen estarían nacidas de las luces esotéricas del Valle de Santa Martha.
Pero todo indica, los astros siguen mal acomodados.
CUATRO. La llave mágica…
Los brujos tuxtlecos tuvieron su tiempo de gloria y como todas las civilizaciones su tiempo oscuro.
En el sexenio de José López Portillo, por ejemplo, su esposa Carmen Romano solía enviar el avión presidencial al puerto jarocho para llevarle a un brujo de Los Tuxtlas que era su preferido.
Martha Sahagún, con Vicente Fox en Los Pinos, de plano se llevó a vivir al palacio a un brujo.
El ex gobernador de Tamaulipas, Manuel Cavazos Lerma, es un creyente de las pirámides y su biógrafo dice que siempre anda con un sombrero porque oculta una pirámide enana que lo protege de las envidias, las intrigas y las traiciones, tan comunes en la política, como en la vida.
Con todo ni Pepe Yunes ha de festinar la profecía del Brujo Mayor, apodado “El ahijado del diablo” en Catemaco, ni tampoco “El Chiquis” ha de ocuparse.
La política es demasiado importante para que el OPLE y el INE se la dejen a un brujo que, además, está lleno de pluralidad, porque por un lado profetiza, ajá, el triunfo de un priista en las urnas, y por el otro, de un panista.
Y si “El capitán Tormenta” estuviera vigente, entonces, igual que el general Victoriano Huerta, el asesino de Francisco I. Madero, que ordenó a un veterinario cortar la lengua al senador Belisario Domínguez para acallar su discurso furibundo en el Congreso federal, a estas alturas el cadáver del brujo estaría flotando en la laguna de Catemaco.
Nada, absolutamente nada, ni un brujo ni una gitana, ni tampoco los astros en contra ni las encuestas, sustituyen al dinero y la operación electoral para ganar en las urnas.
En política, decía el tlatoani de Atlacomulco, Carlos Hank González, quien tiene el billete y el aparato gubernamental gana la elección y tiene la llave mágica para abrir el cielo y el infierno.