- Delirios de grandeza
- Cinismo priista
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: El ciclo histórico se va cerrando. Javier Duarte está en la hora más baja de su vida.
A los 37 años rindió protesta como gobernador. Ahora, a los 45, está preso en el Reclusorio Norte, acusado de desaparición forzada.
Y de acuerdo con la ley, cacareada en la prensa defeña, le esperarían 60 años de condena. Es decir, cuando cumpliera 105 años y que, bueno, le permitirían cohabitar con el gobernador Yunes, quien tiene el objetivo de vivir 110 años.
Y aun cuando para entonces, Miguel Ángel Yunes Linares ya estaría en el sueño eterno, bien podría, igual que Plutarco Elías Calles y Francisco Ignacio Madero, comunicarse con él (ya desde ahorita) a través de los médiums, a los que ambos presidentes de la república eran tan devotos.
Su ex Fiscal, Luis Ángel Bravo Contreras, es un prófugo de la justicia. La yunicidad ofrece cinco millones de pesos (la más alta recompensa) por su cabeza. Acusado, de igual manera, de desaparición forzada, pues en la locura irracional, además de que otros (Arturo Bermúdez Zurita y aliados) desaparecían personas como está señalados, el Fisculín y los suyos (Gilberto Aguirre Garza y Carlota Zamudio) están acusados de desaparecer cadáveres.
PASAMANOS: La bruja diría que el futuro para Duarte es oscuro y negro. Sórdido y siniestro. Pero Duarte (“Como gobernador me volví sexy” solía decir ufano) por ninguna razón dar su brazo a torcer.
Se ha defendido, claro.
Tanto que, por ejemplo, cambió de abogado y contrató al mismito que defendiera con éxito a César Duarte, el ex gobernador de Chihuahua a quien Enrique Peña Nieto (el otro fue Roberto Borge Angulo, de Quintana Roo) puso como ejemplo de la nueva generación política.
Diecinueve cadáveres arrojados a la barranca de “La aurora”, en el poblado de Emiliano Zapata, zona conurbada con Xalapa, son el fantasma que nubla los días y noches de Duarte y compañía, el otro de ellos, José Nabor Nava Olguín, ex secretario de Seguridad Pública, y prófugo de la justicia por cuya cabeza la yunicidad sólo ofrece un millón de pesos, es decir, 4 millones menos que por la cabeza de Bravo Contreras.
CORREDORES: Son 19 cadáveres que han resucitado para incomodar la vida de Duarte y los suyos.
De entrada, ha de recordarse, que la denuncia penal de la Fiscalía azul en contra de Duarte y los otros es sólo por trece cadáveres, pues en aquel entonces, Bravo Contreras, acatando órdenes de su jefe, el gobernador, ocultó la otra parte, argumentando el secuestro y desaparición de los cinco jóvenes de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca y cuyo hecho caminaba en el mundo.
Entonces, Duarte, Arturo Bermúdez, Nava Olguín, Bravo Contreras, Gilberto Aguirre y Carlota Zamudio (y por lo pronto) vivían los mejores tiempos de sus vidas. Además, eran extraordinarios amigos entre ellos, si es cierto, como dice el proverbio bíblico, que los hombres se vuelven entrañables a partir de los negocios lícitos e ilícitos, más, mucho más, si son negocios oscuros.
Ahora, y a partir de la gran derrota del PRI en las urnas en el año 2016, todos ellos, más otros (33 presos en el penal de Pacho Viejo) viven la tormenta más huracanada de todos los tiempos.
RODAPIÉ: Duarte está acusado de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita, desvío de recursos federales y creación de empresas fantasmas, la misma estrategia repetida por sus homólogos de Quintana Roo, Roberto Borge, y de Chihuahua, César Duarte.
Pero de acuerdo con las declaraciones del ex director de Servicios Periciales y la coordinadora regional de la Fiscalía en Xalapa, ambos al servicio de Bravo Contreras, Duarte conocía de la desaparición de las personas y los cadáveres y nada, absolutamente nada hizo para impedir el genocidio, primera vez, por cierto, que ha existido en Veracruz cometido desde el Estado, es decir, “delito de lesa humanidad”.
CASCAJO: En el carril priista y de MORENA han “empequeñecido la cruda realidad” (Jan M. Ahrens) diciendo que la yunicidad ha satanizado a Duarte y compañía.
Olvidan, por ejemplo, el saqueo incalculable del recurso público y que llevara hacia el mes de marzo del año 2014 a la Auditoría Superior de la Federación (Juan Manuel Portal) a interponer las primeras denuncias penales en la Procuraduría General de la República, PGR.
Y lo peor, que entonces, la secretaría de Hacienda y Crédito Público (Luis Videgaray Caso) guardó silencio, incumplió con la ley pues debía haber congelado las participaciones federales al gobierno de Duarte, y dar el visto bueno para que la PGR procediera.
El sexenio para Duarte fue resbaloso y resbaladizo.
Del saqueo, por ejemplo, mudó a la creación de empresas fantasmas, cuatrocientas en el sexenio a través de su operador, el contador, restaurantero y socialité, Víctor Manuel López Gachuz. (Animal Político)
Y luego, Duarte y compañía pasaron a la desaparición de personas.
Y después, a la desaparición de cadáveres.
Y las elites priistas de Veracruz, con el único objetivo de mantener la chamba y quizá los negocios, callaron.
Y siguieron trepados en el barco sexenal.
Y de acuerdo con la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos, y a partir de la indolencia se volvieron cómplices.
Resulta inverosímil, por ejemplo, que de aquellos delirios de grandeza con que durante casi un sexenio los duartistas se manejaron ahora, presos, sujetos a procesos penales, azorrillados, sumisos y declarándose ángeles de la pureza.
¡Vaya cínicos!
BALAUSTRES: Nada indica de que con la dramática pesadilla duartista, la población de Veracruz esté a salvo en el futuro inmediato y mediato, pues si en el siglo pasado existieron Adolf Hitler, José Stalin, Francisco Franco y Benito Mussolini, ahora hay un Daniel Ortega en Nicaragua.
Y si en el siglo anterior hubo un Mario Villanueva, ahora diecinueve ex gobernadores están acusados de pillos, ladrones y asesinos.
Nadie exorciza los demonios por decreto en discursos populistas y mesiánicos.
Y si el país ocupa el primer lugar de corrupción política en América Latina y uno de los primeros lugares en el mundo, entonces, ninguna lucecita alumbra el largo y extenso túnel sórdido y siniestro de Veracruz.
Una generación política se va y otra llega y luego de 75 gobernadores que han pasado por el palacio de Xalapa de los 8 millones de habitantes 6 millones están atrapados y sin salida en la miseria, la pobreza y la jodidez, sin que nadie pueda alentar la esperanza de un nuevo día.
Javier Duarte y compañía han sido y son los peores de todos.