Laura Rojas
Cumplidos los primeros cien días de gobierno de la Yunicidad, en materia de seguridad, no hay resultados, en cambio, la violencia se ha desbordado y está al mismo nivel de los peores días con Javier Duarte de Ochoa.
Cártel de Jalisco, Los Zetas y el Cártel del Golfo le han subido el tono a la violencia, en medio de hechos y disturbios sangrientos que evidencian un “jaloneo” para calibrar al nuevo gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares, hacerlo tronar o buscar un acercamiento.
El mismo gobernador ha reconocido que el incremento de homicidios, en su gran mayoría “tiene que ver con ajustes de cuentas entre grupos de la delincuencia organizada”.
Incluso, ha aventurado que los que están muriendo en últimas fechas, “son delincuentes”, y por eso nada deben temer “las persona de bien y trabajadoras de Veracruz”.
Pero más allá de las percepciones del gobernador, distintos hechos resaltan la clara intención de los grupos delincuenciales por buscar acercamientos con la nueva administración.
Como los hubo con los tiempos de Miguel Alemán Velasco, y Alberto Quintero, El Betote, operador del Cártel del Golfo y de Juárez, viviendo en casa de lujo en Costa de Oro, sin ser molestado, hasta que un alto mando militar lo notó y lo delató.
Como se dieron con Fidel Herrera Beltrán, y todas las corporaciones de policías al servicio del sanguinario Cártel de los Zetas, que reinaron desde Pánuco hasta Las Choapas.
Como de igual forma pasó con Javier Duarte de Ochoa, y el arribo del violento grupo Cártel de Jalisco Nueva Generación, y la posterior repartición de territorios tanto para Los Zetas, Golfo y Jalisco.
Hasta el momento, Yunes Linares ha sido prudente en sus discursos sobre seguridad, nunca ha llamado a los cárteles por su nombre, sólo les dice delincuencia organizada. En campaña, cuando le preguntaban qué haría con grupos como los de Jalisco, simplemente, bateaba las preguntas y decía que sería responsabilidad del gobierno federal.
SIN OPERADORES
La caída de Arturo Bermúdez y de Javier Duarte de Ochoa del poder en el Ejecutivo, además del fin de de un régimen de gobierno, representó la salida de dos grandes aliados de los distintos grupos delincuenciales que se repartieron en el estado.
En 2011, Duarte de Ochoa, apoyado por la Secretaría de Marina Armada de México, le declaró la guerra al cártel de Los Zetas, que fue dejado entrar a Veracruz por su maestro y mentor, Fidel Herrera Beltrán, a quien los zetas apoyaron con fuertes sumas de dinero para su campaña al gobierno de Veracruz en 2014.
Así, de 2005 a 2009, Los Zetas reinaron en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río sin que nadie los molestara, tráfico de drogas, de personas, de discos piratas, secuestros, cobro de piso, extorsiones y sicariato, eran algunas de las actividades que comenzaron a mover los Zetas en Veracruz dentro de la industria del crimen.
Fue con la salida de Herrera Beltrán, que Duarte de Ochoa llegó con su equipo político y comenzó a desplazar a Los Zetas, por lo menos de la conurbación para lanzarlos a zonas como Córdoba, Orizaba, Huatusco, Fortín, Poza Rica, Pánuco, Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan y Las Choapas.
Y mientras Los Zetas eran asesinados o desplazados, otro grupo con más fuerza se asentó en la zona habitada más importante del estado, El Cártel de Jalisco Nueva Generación, y lo hizo de manera espectacular, lanzando 35 cadáveres de presuntos zetas en la vía pública, frente a Plaza Américas de Boca del Río, a unos días del arribo de todos los procuradores de la república para reunirse con Maricela Morales, en ese entonces titular de la Procuraduría General de la República.
Desde entonces, el grupo que comenzó ligado al cártel de Sinaloa, tras la muerte de Ignacio Coronel, se apoderó de Veracruz a sangre y fuego, corriendo a Los Zetas, lo que en principio causó aceptación entre la población veracruzana que había sido diezmada por sus enemigos durante años, pero que ahora, muchos de sus operadores son mencionados en numerosas investigaciones de las personas desaparecidas en Veracruz, y que han sido presentadas por integrantes de los colectivos que buscan a sus hijos y esposos desaparecidos en medio de la violencia o a manos de policías.
Hasta ahora, la mayor evidencia de que Jalisco además de desplazar a Los Zetas de la plaza más importante, Veracruz-Boca del Río, también se quedó con el control de autoridades corrupta, fue la detención de Marcos Conde, delegado de la SSP en Tierra Blanca, por la desaparición forzada de cinco jóvenes de Playa Vicente.
En las confesiones de los oficiales ligados a Conde, reconocen haber entregado a los chicos a una célula del Cártel citado, cuyos integrantes les dieron muerte y echaron sus restos a un molino de caña de azúcar en el rancho El Limón, de Tlalixcoyan. Por estos hechos, se dio la detención además de otros once civiles, muchos originarios de municipios de Jalisco.
CAPTURAN AL DOCTOR
Fueron 260 kilómetros los que recorrieron desde Poza Rica hasta Boca del Río, donde finalmente fue asesinado el doctor Jorge Alberto Castro Solís, y su cadáver lanzado junto a diez víctimas más, en el bastión de la Yunicidad, muy cerca del sitio en donde tuvo su primer residencia el actual alcalde, Miguel Ángel Yunes Márquez, en La Tampiquera.
Nunca antes en la historia de los hechos violentos en Veracruz, se había dado un desplazamiento tan amplio en distancia para ir a buscar a una persona en el contexto de ajustes de cuentas.
Quienes fueron por ese galeno, cruzaron al menos cuatro casetas de peaje, en todas, elementos de vigilancia, cámaras, etcétera, lo que deja en claro el mensaje que se mandó. “Podemos ir por quien queramos al momento que se nos antoje, la distancia ni la policía es un impedimento”.
Al gobierno de Yunes Linares no le quedó otra más que salir al paso incriminando a los finados que traían tatuajes, dos días después tuvo que salir a acotar que cinco no contaban con antecedentes.
“Si quieren guerra, guerra van a tener”, decía el cártel abandonado cerca de los cadáveres de jóvenes que horas antes habían sido privados de la libertad en distintos puntos de la conurbación.
Y aunque la delincuencia jarocha le declaraba la guerra, en diciembre, apenas comenzaba el gobierno de Yunes, aparecieron al menos cinco personas que supuestamente eran ladrones de bancos y asaltantes de peatones, desmembrados, en calles de Veracruz y Boca del Río. Las víctimas invariablemente eran acompañadas por cartelones en donde se describían los delitos que habían cometido en vida, y justificaban la muerte. Todos apetecieron con manos y pies desprendidas, “no matamos inocentes, sólo basura que asalta”, resumían esas cartulinas, incluso, en una hasta le desearon feliz navidad a los jarochos, el del 17 de diciembre. El fenómeno fue atribuido al famoso “justiciero”.
LAS DOCTORAS
La captura de las dos doctoras en Tihuatlán, a unos días de la privación ilegal del doctor Jorge Alberto Castro Solís, representó otro reto más de la delincuencia al gobernador, pues el “levantón” se consumó horas antes de la celebración del día Internacional de la Mujer, donde Veracruz da muy mala nota con más de 50 mujeres asesinadas en lo que va del nuevo gobierno.
Fuentes al interior de la SSP y la Unidad Anti Secuestros, indican que el gabinete de seguridad pasó horas tensas y de fricción, reproches y reclamos, ante la incapacidad de los unos y otros, y el peor escenario de que dos doctoras, profesionistas, en el norte, en el día internacional de la mujer, aparecieran sin vida, peor aún, mancilladas y hechas pedazos, como ahora acostumbran los malos para infundir más miedo.
Pero pese a todos los malos pronósticos muy temprano del día 8 se contó con la confirmación oficial de que las dos mujeres habían sido liberadas. Sin rasguñó; aunque también se tiene la versión de que la libertad de cada una costó 100 mil pesos.
En este caso, los grupos que cometieron la privación doble, se mostraron magnánimos y condesciendes con la Yunicidad, amables, al no haberle sumado una crisis más a su administración.
LA JOYA DE LA CORONA
Es Veracruz y Boca del Río la plaza más importante, lo fue para Los Zetas y lo es ahora para la organización de occidente. Para entender por qué, se remite a la declaración de Lucio Hernández Lechuga, El Luky, fundador de Los Zetas, detenido en 2012 en Córdoba, mientras preparaba una contraofensiva al cártel de Jalisco, y en la que reconoció que la organización sacaba, tan sólo de la venta de dosis de cocaína en Veracruz, al mes, 35 millones de pesos, mismos que servían para cubrir los 30 millones de pesos que pagaban de nómina al mes a autoridades corruptas en la entidad. Es decir, las tienditas les dejaban un millón de peso al mes.
En Veracruz está el puerto de altura más importante del país en el lado del Golfo, es cruzado por la red carretera que impulsa el comercio y es el centro turístico de mayor relevancia en varios estados del Este del país.
Sin embargo, actualmente en Veracruz-puerto se encuentra la fosa clandestina más grande del continente americano, ya son 250 cadáveres los que han sido exhumados de agosto a la fecha
Datos del Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas indican que de 2010 a la actualidad, en ese estado ubicado sobre el Golfo de México, hay 722 denuncias de personas desaparecidas, la mayoría en la zona metropolitana de los municipios de Veracruz, Boca del Río y Medellín de Bravo, cercanos de la fosa de Colinas de Santa Fe.
VIOLENCIA, RENTABLE EN URNAS
A 100 días de mandato, al menos en la agenda de seguridad, Yunes no le cumplió su oferta electoral a los veracruzanos. Enero pasado cerró con más de 100 homicidios y diciembre del 2016, con 132, indica el Secretariado Ejecutivo para el Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Los secuestros y los feminicidios, igual, en franco incremento.
Jaime Téllez Marié en la SSP ha sido un cero a la izquierda, pues de hecho hasta los robos a casa habitación y asaltos a mano armada han ido en escalada.
Abundan en diarios de circulación local los desplegados de ganaderos, ciudadanos, autoridades, asociaciones civiles, etc., en donde exigen acciones que contrarresten la inseguridad, una de las grandes banderas electoreras del Yunes-candidato.
Resolver ese pendiente, a corto plazo, tan sólo bajar el número de homicidios, le sería rentable electoralmente, más cuando busca heredar a sus hijos el feudo en que han convertido el estado, uno a la alcaldía jarocha y el otro a la silla embrujada de palacio.
La gran pregunta en el aire, es ¿quién de la Yunicidad podría asumir el papel de Arturo Bermúdez, de enlace con los distintos grupos de la delincuencia para bajar la incidencia delictiva?