- Sigue los hechos
- Reacción tardía
Luis Velázquez/ Escenarios
Veracruz.- UNO. Estilo de ejercer el poder
El estilo personal de ejercer el poder de Cuitlalandia es una política tardía. Siempre, atrás de los hechos. Nunca, antes de…, para neutralizar el mal karma.
En lugar de establecer la agenda setting, permite que la fijen los malandros.
Ellos, marcan y definen los días y las noches, todas, polvorientas.
Por eso podría explicarse el linchamiento de 6 presuntos secuestradores en Soledad Atzompa, a quienes, además, quemaron vivos.
Y el ataque de la Fuerza Civil a los 7 vecinos de Actopan, nacionalizados norteamericanos.
Y la emboscada de policías y polleros a los guatemaltecos en los límites de Isla y Rodríguez, una mujer, asesinada, y 4 civiles, entre ellos un menor, heridos.
Y la sublevación popular en Coatzacoalcos, hartos de la inseguridad.
Y la marcha de mujeres en Orizaba en contra de los feminicidios.
Y las mantas colgadas en Mariano Escobedo avisando al presidente municipal que maloso que detengan… será linchado, como ya fue en Atzompa.
Y el asesinato del migrante hondureño en la ciudad de Veracruz donde pedía limosna.
El gobierno de Veracruz, mirando la vida al revés. Sin tomar conciencia de su tiempo. Un tiempo revolcado y turbulento.
DOS. Mal fario
Siempre a la contraofensiva y ofensiva, Cuitlalandia ha venido siguiendo los hechos.
Y cuando desde el aparato gubernamental tomaron una iniciativa, la destitución del Fiscal, perdieron la carrera impetuosa en el carril.
Diez semanas apretaron el botón nuclear, y hacia el final ni siquiera victoria pírrica.
Perdieron.
Por eso, nada fácil es que en vez de gobernar con las neuronas ejercen el poder con el hígado.
Ningún mortal, sin embargo, sobrevive al cáncer de hígado, como tampoco a otros cánceres, aun cuando los hay benévolos.
El mal fario comenzó desde el principio cuando la campaña electoral y el primero de julio del año anterior en las urnas.
El gobernador ganó la silla embrujada del palacio de Xalapa “trepado en las valencianas de AMLO”.
Desde entonces algunos morenistas se quejaban de que ni siquiera hubo una campaña formal, pues el candidato solía desaparecer por días, según él, puebleando, sabrá el chamán.
Pero en los 3 meses al frente de la carreta, cuando faltan 9 días para cumplirse los famosos cien días, ni un logro social.
Bien decía Napoleón Bonaparte, el político ha de vender esperanzas.
TRES. Entre la mula y el topo
Nada como la filosofía campesina. Una mula carga y carga y camina. De pronto, se harta del mal trato, los gritos, la desconsideración.
Y a la mitad del camino, en lo más alto de la serranía, se enmula. Y se detiene. Y por más chilillazos, se mantiene inconmovible.
Y de pronto, molesta con las mentadas de madre, se sacude, tira la carga, y encorajina más.
Y nada, absolutamente nada, la mueve.
Así actúa y reacciona el pueblo. “El pueblo manda” dijo el presidente municipal de Soledad Atzompa y detuvo a un sexteto de secuestradores y los linchó y les prendió fuego, y a uno le sacaron los ojos de tanto golpeteo y a otro agarraron a pedradas y a dos más los tirotearon.
Fue un error mayúsculo, donde faltó aplicar la filosofía del topo de Carlos Marx, uno de los jefes máximos de la izquierda en el mundo, socialista.
El topo merodea en el subsuelo, y de pronto, asoma la cabeza al ras del suelo y huele y olfatea y mide los vientos sociales y si los vientos son favorables trepa a la superficie, y si son adversos, se hunde de nuevo y sigue calibrando la conducta popular.
Cuitlalandia, entre el topo y la mula.