Luis Velázquez Escenarios
08 de agosto de 2019
UNO. Dios tarda demasiado en escuchar
Hay una frase golpeteando la conciencia, las neuronas y el corazón. La dijo el arzobispo de Xalapa, a propósito del oleaje de violencia en Veracruz. Mil 220 asesinatos en los últimos 8 meses y días:
“Solo queda rezar”.
Rezar, rezar, rezar, para pedir a Dios el restablecimiento de la tranquilidad y la paz.
Rezar, digamos, como Juan Pablo II, con fama pública de rezar 8 horas diarias.
Rezar todos los días el rosario en las iglesias en las tardes y noches. Rezar a la hora de levantarse y acostarse para tener un buen día y mejor noche.
Pero…, pero la mitad de la población y la otra mitad rezan y rezan, y de seguro el Dios de cada quien (Dios con mayúscula) estará muy ocupado en otros menesteres pues a ningún feligrés, ningún creyente, de Veracruz escucha, pues la ola de violencia es ya un tsunami, un volcán eruptando lava, la peor tormenta, el peor huracán social de la vida.
Nadie, claro, evidencia el milagro de la oración. Un día, un Sumo Pontífice se levantó hacia las 5 de la mañana a rezar en su capilla y en el pasillo se topó con Dios y platicaron.
Pero aquí, en la tierra jarocha, el paraíso terrenal descubierto por Alejandro de Humboldt hacia el año 1800, Dios tarda demasiado en llegar.
DOS. Dios pone a prueba…
“Solo queda rezar” dice Hipólito Reyes Larios.
Pero se reza y reza, y al momento, 150mujeres asesinadas en el tiempo de MORENA en Veracruz. Y 46 menores de edad ejecutados. Y quince políticos asesinados. Y 17 policías acribillados. Y 6 activistas de igual manera. Y doce miembros de la diversidad sexual ejecutados. Y un reportero.
Incluso, hay feligreses con la misma pregunta. ¿Dónde está Dios?,, se dicen entre ellos, luego de tanto rezar.
Según los teólogos, Dios poniendo a prueba a la población de Veracruz.
Pero al mismo tiempo, van 8 meses del primer gobierno de la izquierda y ningún resultado. Por el contrario, cada día salpicado de sangre, recrudecida la ferocidad de los carteles.
En el camino al Gólgota, el alcalde de Coatzacoalcos, también de MORENA, tuvo la genial ocurrencia de revelar su viaje al infierno para hablar con los carteles y convocarlos a portarse bien, a tono, digamos, con la homilía de AMLO.
La vida, con la fe y la esperanza corriendo, deshechas, en las cañerías.
TRES. Ya ni rezar es bueno…
El teólogo de la Liberación reza para tener un consuelo. Una especie de apapacho de la divinidad. El Ser Superior de todos los pueblos y de cada quien.
Posible es.
En la Independencia, los indígenas y campesinos acomodaban la estampita de la Virgen de Guadalupe en el frente del sombrero de ala ancha creyendo, estando seguros de detener las balas y los disparos de los cañones de los realistas.
Es la fe, digamos, la venta de la esperanza, pues también les aseguraban una vida feliz en el cielo al lado de Dios.
Incluso, se confía en un dios cuando se ha perdido la confianza en las elites políticas, pero como vamos, ya ni rezar es bueno, pues cada día se reza y se reza y se pide, digamos, por la paz pública, pero también, por un empleo digno y pagado con justicia social y estable para los hijos y para salvar a un familiar del cáncer, por ejemplo, y Dios no escucha.
Y en los milagros, pocos, excepcionales seres humanos, confían.