Luis Velázquez | Escenarios
27 de mayo de 2021
UNO. Románticos del poder
Los candidatos de los partidos políticos a presidentes municipales, síndicos y regidores y diputados locales y federales son unos románticos.
Tan románticos, digamos, y cada uno en lo suyo, como Agustín Lara. “Soy cursi” aceptaba “El flaco de oro”, defendiendo su filosofía de vida en el siglo pasado. “Prometer… a nadie empobrece” dirían los aspirantes y suspirantes a un cargo de elección popular.
Y es que todos siguen ofreciendo el paraíso terrenal a la población electoral.
DOS. Jodidez jarocha
Bastaría referir un dato estrujante de la realidad social.
En el año 1800, Alejandro de Humboldt llegó a México y desembarcó en Veracruz. Entonces, caminó el estado jarocho y quedó perplejo.
Primero, con la insólita riqueza natural, y segundo, con la más espantosa, ruin y miserable desigualdad económica y social, no en Veracruz, no en el país, sino en América Latina.
Más de doscientos años después, el INEGI exhibe la jodidez en Veracruz:
6 de los 8 millones de habitantes están en la miseria, la pobreza y el desempleo.
Y los candidatos, mujeres y hombres, “desgarrándose las vestiduras” prometiendo el paraíso en la tierra.
TRES. “Tomaduras de pelo”
Más que románticos, ilusos, utópicos, vendedores de ilusiones, tejedores de esperanzas, los candidatos debieran definirse como “tomadores de pelo”.
José López Portillo lo profetizó de la siguiente manera:
Los políticos se volverán unos cínicos, dijo.
En la locura hay aspirantes ofreciendo hasta la construcción de un Metro, tipo la Línea Doce de la Ciudad de México, en Xalapa.
Otros, ofreciendo y garantizando insólita creación de empleos en un Veracruz donde uno de cada tres jefes de familia llevan el itacate a casa con el ingresito jodido obtenido en el changarro en la vía pública.
En medio del tiradero de cadáveres, Veracruz, primer lugar nacional en feminicidios, secuestros y extorsiones, hay quienes prometen acabar con la violencia.
CUATRO. Santa Claus de la política
Han de mirarse los candidatos como unos románticos.
Digamos, unos guitarristas cantando en la madrugada enfrente del balcón en la casa de la mujer amada ofreciendo que “hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”.
Y es que cuando 6 de cada diez habitantes de Veracruz continúan en la miseria y la pobreza, y de pronto, ¡zas!, llegan los candidatos vendiendo ilusiones, lo mejor de la vida es mirarlos como Santa Claus y Reyes Magos… de la política.
CINCO. Paraíso terrenal
Simple y llanamente, vendrán los nuevos presidentes municipales y Veracruz seguirá igual, o peor.
Cierto, uno que otro alcalde ampliará el servicio de agua potable y electricidad en una colonia, construirá un parquecito en un poblado rural, pavimentará un pedazo de calle en la ciudad, erigirá un saloncito de clase, etcétera.
Pero en todo caso se tratará de una obligación y/o responsabilidad básica, imprescindible, elemental.
Nada de fuentes de empleo. Nada de una mejor calidad de vida. Nada de una mejor calidad educativa y de salud pública. Nada de seguridad y certidumbre en el diario vivir.
SEIS. Siervos de la Nación
Entonces, pobrecitos los candidatos romanticones. La mayoría, forrados de populismo barato y ramplón y demagogia.
Hay quienes se declaran Siervos de la Nación y discursean como si fueran enviados de Ser Superior para salvar la tierra.
Y ofrecen “hacha, calabaza y miel” para ver si convencen, aja, y amarran el voto en las urnas.
El desenlace es concreto y específico: luego de 4 años en el poder lograron enriquecerse de manera prodigiosa y también su primero y segundo y tercer círculo del poder.
Así ha sido siempre y nada indica que la tendencia pueda cambiar.