Francisco Vásquez
Oaxaca, México.- Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en México existen12 millones de personas que integran la población indígena, de los cuales 6.1 millones son mujeres y 5.9 hombres, asimismo, hay 624 municipios indígenas concentrados principalmente en los estados de Chiapas, Chihuahua, Guerrero, Hidalgo, Oaxaca, Puebla, San Luis Potosí, Veracruz y Yucatán.
En el caso de Oaxaca, el 65.7 por ciento de la población se autodefine como indígena y 32.2 por ciento de la población mayor de tres años habla alguna lengua originaria, es decir, un promedio de 2.6 millones de personas son indígenas, 52.4 por ciento mujeres y 47.6 por ciento hombres.
Esto se traduce en que 66 de cada 100 oaxaqueños se asumen como parte de la población indígena, además la entidad cuenta con 15 lenguas existentes (cinco están en peligro de desaparecer) y 16 pueblos indígenas, Mixteco, Amuzgo, Triqui, Chocho,Ixcateco, Popoloca, Nahuatl, Mazateco,Cuicateco, Chinanteco, Mixe, Zoque, Huave, Chontal, Zapoteco y Chatino.
Violencia contra mujeres indígenas
En este contexto, Oaxaca está entre los primeros seis estados del país con los índices más altos de violencia física y sexual hacia las mujeres, según información del Inegi basada en un informe de la asociación civil Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC), donde refleja que el 29.2 por ciento de las oaxaqueñas de 15 años y más que se han casado o unido, han sido objeto de maltrato sexual, físico, emocional y económico.
El problema de la violencia se acrecenta con las mujeres indígenas, ya que ellas tienen que enfrentar diversos factores como la discriminación, negligencia, el abuso, la explotación, la trata de personas, el trabajo forzoso y de servidumbre, además de otras prácticas similares a la esclavitud.
Aunado a esto, en la entidad existe una persistencia de roles tradicionales entre la población indígena que genera que los entornos de violencia estén naturalizados por las mismas mujeres, así lo afirma el estudio Violencia y paz, diagnóstico y propuestas para México, realizado por el Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República y publicado en julio del 2017.
Dicho estudio señala que en Oaxaca el 74.4 por ciento de las mujeres indígenas considera que una buena esposa debe obedecer en todo lo que su esposo ordene; el 84.3 por ciento considera que el hombre debe responsabilizarse de todos los gastos de la familia; el 53.5 por ciento considera que una mujer tiene la misma capacidad que un hombre para ganar dinero; y 30.7 por ciento considera que es obligación de la mujer tener relaciones sexuales con su esposo, aunque ella no quiera.
Otro dato que revela el documento es que la violencia generada en Oaxaca hacia las mujeres indígenas les provoca traumas, problemas en la escuela, con su autoestima e incluso con su salud, además de depresión, consumo de alcohol y drogas que en algunas ocasiones deviene en el suicidio.
Además de que la violencia entrelaza diversos ámbitos como el sexual, intrafamiliar, el de servicio doméstico, el obstétrico, económico, emocional, físico y sexual.
“Es una práctica común que las mujeres indígenas sufran violencia física desde la infancia,esto asociado a la falta de recursos y de educación, crea un marco en el cual se normaliza ese tipo de violencia por considerarla parte de las prácticas diarias y domésticas” refirió el estudio.
Es de destacar que en Oaxaca el reconocimiento a los derechos de las mujeres indígenas ha transitado por un camino sinuoso, esto por la falta de políticas públicas gubernamentales que realmente den solución al problema de violación a sus derechos, a la violencia de género y al reconocimiento de derechos reproductivos.
Otro rubro en el que el documento hace especial énfasis es la violencia obstétrica, es decir, el sufrimiento físico y emocional infringido desde la práctica médica institucional a las madres indígenas de Oaxaca, ya que su atención médica al estar embarazadas es más que negligente, discriminatoria, racista y autoritaria.
“En el caso de la discriminación en el acceso a los servicios de salud a madres indígenas se revela una política pública excluyente que se anida en un conjunto de simbologías que perpetúan una asimetría de superioridad versus inferioridad, siendo la mujer indígena en edad reproductiva la más vulnerable” indica el estudio.
Gobierno omiso
En lo que va de la actual administración que encabeza Alejandro Murat Hinojosa, las acciones para reivindicar el papel de las mujeres indígenas en sus comunidades han sido nulas, ya que ni la Secretaria de la Mujer Oaxaqueña (SMO) ni la Secretaria de Asuntos Indígenas (SAI) cuentan con programas sociales eficaces que contribuyan al empoderamiento de las mujeres indígenas.
Durante su primer informe de gobierno, Murat Hinojosa, señaló que su administración busca coadyuvar a la igualdad sustantiva, por ello en el Plan Estatal de Desarrollo 2016-2022 se estableció una estrategia para apoyar el reconocimiento y ejercicio pleno de los derechos de las mujeres indígenas y afromexicanas de Oaxaca.
Sin embargo, sólo se han organizado foros, seminarios, conferencias y talleres fuera de las comunidades, en universidades privadas o espacios públicos gubernamentales, sin llegar a la población que realmente lo necesita, mujeres que día a día viven la violencia en las poblaciones más marginadas de Oaxaca.
Es decir, a la fecha, la administración estatal no ha implementado políticas públicas transversales que lleven al verdadero reconocimiento y respeto a los derechos de las mujeres indígenas, quienes continúan viviendo en el olvido.