- Premio Nobel de la Paz
Luis Velázquez
Veracruz.- DESTINATARIO: Bien decía Sigmund Freud, el sexo mueve y revolotea el mundo. Incluso, significa vivir a la orilla del precipicio. Y más, cuando se cae en la tentación carnal.
Nada lo expresa como el caso del Premio Nobel de la Paz, Oscar Arias, el político más laureado de Costa Rica, la tierra de la democracia en el continente y quien fue presidente de su país.
A los 78 años de edad, sus demonios han aparecido y está en el banquillo acusado de acoso sexual. Incluso, de violación.
REMITENTE: Sus amigos lo aclaman y adoran. Es su héroe, su dios terrenal.
Reconocido en el mundo, laureado por la Academia Sueca que cada año otorga los Nobeles, Oscar Arias tiene, sin embargo, un problemón. Su incontinencia. Ser mujeriego es parte, digamos, de su leyenda.
Personaje de fama mundial, escritor político, el sexo desorbitado, fuera de control, descarrilado, lo enloquece.
Nunca una mujer (cuatro en la barandilla) lo había acusado. Pero, bueno, apenas afloraron las denuncias contra Harvey Weinstein, el productor cinematográfico de Estados Unidos, y el mundo oprimido, sobre todo mujeres, salieron a flote.
ENTREGA INMEDIATA: Denuncias de artistas en el mundo. Denuncias de abusos sexuales en la Academia Sueca que entrega el Nobel de Literatura. Denuncia del Papa Francisco contra sacerdotes que ultrajaron a monjas. Denuncias de profesores en escuelas públicas y privadas. Denuncias sexuales en las oficinas y las empresas.
El fuego alcanzó al Premio Nobel de la Paz, quien ahora, ni modo, ha perdido la paz interna, la paz familiar, la paz nacional, la paz en el mundo.
ACUSE DE RECIBO: Una reina de belleza recibió de pronto un correíto en sus redes sociales. Oscar Arias la saludaba y la invitada a su casa. El pretexto, regalarle uno de sus libros.
Ella, contenta, fue. Y el Premio Nobel de la Paz le tocó los senos y la besó a la fuerza.
Entonces, la reina de belleza jamás se atrevió a interponer una denuncia. “Nadie me creería”, dijo.
Pero ahora, cuando una doctora, hija de una ex diputada cercana a Oscar Arias, lo tiene en la barandilla, las denuncias llueven.
Inverosímil, Oscar Arias se ha convertido en el primer Premio Nobel en 117 años acusado en los tribunales por violación y abuso sexual, caray, el sexo dominando las neuronas, la pasión enloquecedora y enloquecida por una mujer, mejor dicho, por varias mujeres.
Insaciable el señor. “No tiene llenadera” diría Fidel Herrera Beltrán.
CARTA EXTRAVIADA: Toda su vida, el Nobel ha vivido con el demonio sexual en sus entrañas. Apenas mira a una mujer, pierde los estribos.
En 1986 era presidente de Costa Rica. Entonces, tuvo la visita de una vedette española. María José Nieto, conocida como “Maripepa”.
El presidente Arias recibió a Maripepa solita en su despacho presidencial.
Y minutos después, ella salió apresurada, “un poco turbada”.
En Costa Rica, el abuso sexual se castiga con 16 años de cárcel. El Nobel ha cancelado sus conferencias en el mundo y compromisos políticos en el país para enfrentar el juicio. Cuatro mujeres, por lo pronto, en tribunales.
La fuerza del deseo volcánico está a punto de deshonrar para siempre la vida de un hombre famoso.
Otro más que cae en la tentación desenfrenada…
Por eso los emperadores y reyes y jefes tribales tenían eunucos a su servicio para evitar que volaran a las mujeres de sus harenes.