Luis Velázquez
Veracruz.- DESTINATARIO: ¡Vaya escándalo social y jurídico se ha armado con la posible libertad a las 21 personas detenidas, entre ellas ocho policías, relacionadas con la desaparición forzada y presunto, inminente quizá, asesinato de los cinco jóvenes originarios de Playa Vicente levantados en Tierra Blanca en el duartazgo por elementos policiacos y quienes los entregaron a los malandros que los desaparecieron desde entonces.
Por un lado, los padres que con la misma firmeza y heroicidad que los padres de Ayotzinapa con sus 43 normalistas desaparecidos, han clamado y reclamado justicia.
Y por el otro, luego de que nunca aparecieron, salvo uno cuyos restos humanos fueron entregados a su padre, ahora un juez federal ordenó la libertad de los 21 acusados el 8 de marzo.
Y en respuesta, el gobierno de Veracruz, la Comisión Nacional de Derechos Humanos, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas y el Centro de Derechos Humanos, Miguel Angustín Pro Juárez, han levantado la mano para denunciar la impunidad que la posible libertad significaría.
Lo peor, los agravios a los derechos humanos, primero, de los jóvenes desaparecidos, y segundo, de los padres de familia.
Es una burla, dijeron los padres.
REMITENTE: Incluso, la decisión del juez federal se dio en el mismo día cuando el gobierno de Veracruz pidió perdón a los padres de los chicos desaparecidos en una ceremonia efectuada en la Ciudad de México, con todo y que, además, pedir perdón resulta insuficiente.
El perdón, digamos, sólo puede existir si va acompañado de justicia, simple y llanamente, de justicia, pues lo peor del drama vivido es que teniendo a parte de los presuntos culpables detenidos, primero, sean liberados, y segundo, una cosita son los asesinos físicos, y otra, los intelectuales.
Y de los homicidas intelectuales, ninguna autoridad habla, como si de plano, los hubieran olvidado.
ENTREGA INMEDIATA: Los primeros culpables, todo indica, son los policías estatales, dependientes de la secretaría de Seguridad Pública, que con su jefe al frente detuvieron y desaparecieron a los chicos.
Luego, los otros culpables son los malandros a quienes los entregaron y desaparecieron, siempre se ha dicho, el cartel merodeando en la región de Tierra Blanca.
Pero también, entre los presuntos culpables están, además del jefe policiaco, el jefe superior, o los jefes, pues ni modo que el jefe policiaco haya actuado con total y absoluta libertad.
Se trata, entonces, de una cadena de mando y de mandos involucrados.
La desaparición de los 5 jóvenes de Playa Vicente en Tierra Blanca equivale a la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa y/o al homicidio de los 73 migrantes de América Central (Honduras, Guatemala, Salvador y Nicaragua) en San Fernando, Tamaulipas.
ACUSE DE RECIBO: Un juez federal ordenó la posible libertad de los 21 sospechosos.
Y ante la decisión del juez federal se han levantando una autoridad gubernamental, la de Veracruz, y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, y ONG como el Centro de Derecho Humanos, Miguel Agustín Pro.
Los ojos de Veracruz y del país están en el resultado entre ambas fuerzas políticas y sociales.
CARTA EXTRAVIADA: La tragedia humanitaria sucedió en el sexenio de Javier Duarte, el político preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México.
Desde entonces, y ante tantas presiones sociales, los policías y su jefe fueron detenidos.
Primero, internados en el penal de Cosamaloapan, y después, redistribuidos en otros penales de Veracruz y del país.
Pasaron los dos años de la yunicidad y el caso sigue latente.
Estamos en el sexenio de la izquierda y un juez federal desentonó en la aplicación de justicia.
¡Vaya interpretación de la ley y la justicia que cada parte expresa y manifiesta!