- Con destino a algún lugar del cielo.
POR: RAÚL MALDONADO ZURITA.
PAPÁ:
Ya son casi las once de la noche de este viernes 16 de junio, cuando te empiezo a escribir estas líneas con motivo del día del padre. Felicidades a todos los padres, ¡Felicidades papá!
Es el primer día del padre, que no te veré Raúl Maldonado Mendoza. Tres meses y cinco días marcan tu ausencia física, en la que emprendiste tu viaje intergaláctico. Declamar y escribir fue tu pasión. Redactar tu columna ¡Pido la palabra!, era parte de ti, ya no podías dejar de publicar, era como no existir, decías. Fuiste un lector insaciable. Perfeccionista insatisfecho.
Un padre es muchas cosas, es un amigo, un maestro, un compañero, un confidente… Vienen momentos a mi mente de muchas enseñanzas, de alegrías que vivimos juntos. Siempre estuviste ahí apoyando nuestros objetivos, inyectando ánimo.
Solías reflexionar, cuando uno de tus contemporáneos, de tus amigos se adelantaba al viaje sin retorno, con el poema de Calderón de la Barca: ¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Y rematabas, diciendo “la vida es un momento y nada más”, nombre de una de tus canciones favoritas, de la inspiración de Jesús “Chu” Rasgado.
Fuiste mi maestro de oratoria, declamación, y de periodismo, recuerdo cuando me iniciaste en el mundo de la orfebrería del lenguaje, cursaba el quinto año de primaria, cuando ganamos el campeonato estatal de oratoria de escuelas primarias, certamen convocado por el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (IEEPO). Logro que no hubiera sido posible sin tus enseñanzas, sin esos días de ensayos agotadores. Estoy por iniciar el Doctorado en Derecho Penal, tampoco hubiera sido posible sin tus consejos, sin tú guía. ¡Gracias papá!
Naciste un 13 de noviembre de 1963 en la Ciudad Ferrocarrilera Matías Romero Avendaño, hoy ya estas nuevamente con mis abuelos María del Refugio Mendoza Santiago “Doña Maruca”, Esteban Maldonado Benítez, y mi tío “Chavo” Esteban Maldonado Mendoza. Al igual que el abuelo, tú también eres un enamorado de la Sandunga.
Enamorado de la palabra vida, palabra luz, palabra amor, poeta, orador, declamador, periodistas, conversador fluido y ameno, en ocasiones humorístico. Hombre íntegro, de ejemplo vertical. “Carta a mis hijos”, poema que nos dedicaste, nos sigue aconsejando.
Tus amigos, nuestros amigos, me dicen que nuestro timbre de voz se parece mucho, que cuando hablo pareciera que te escuchan. Eres un gran padre, te admiro mucho, hasta el último momento de tu vida terrenal me dejaste enseñanza: hay que enfrentar la vida “con la cara hacia el sol”. Bien sé que sigues unido al fluido de la vida, declamando en la tribuna de los tiempos tu propia historia.
No te digo adiós, sino hasta pronto…
*PREMIO ESTATAL DE LA JUVENTUD BICENTENARIO 2010
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