México, 2 de noviembre de 2019.- A través de las redes sociales circula una reflexión para las personas que piensan adquirir casas de interés social, piden analicen y mediten aceptar una vivienda en un municipio lejano a su centro de trabajo.
En muchas ocasiones los fraccionamientos se localizan a las afueras de las grandes ciudades, como es el caso de los Estados de Oaxaca y Veracruz, donde las empresas constructoras no garantizan la seguridad del lugar, pero seguirán cobrando al trabajador hasta por 15 años.
La reflexión narra desde la llegada de una familia a un fraccionamiento retirado de la ciudad, hasta una serie de situaciones que no habían previsto.
“El primer día llegan felices a su nueva casa! Se instalan, se acomodan y después deciden caminar por el vecindario. Se van dando cuenta que son muy pocos los que habitan el fraccionamiento y hay varias casas abandonadas y saqueadas.
Al siguiente lunes el esposo, que trabaja lejos, se levanta a las 4 a.m. y sale caminando a donde pasa la pesera, se da cuenta que eso está más sólo y peligroso de noche. Tarda la pesera pero al final pasa repleta, se acomoda como sardina pero tuvo más suerte que los que no cupieron en ella. Llega al autobús y lo aborda al fin, se va echando una dormidita en lo que llega pero es despertado por el famoso grito en los autobuses “esto es un asalto” le quitan su celular y $200.
A las 7 llega a su destino y dice “puta madre voy a llegar tarde” y se mete al Metro a empujones. Se baja del Metro para tomar su camión para la chamba y después de un rato llega al trabajo donde lo amonestan y le ponen retardo. Se tranquiliza en el trabajo pero esta pensando en el martirio del regreso. Sale a las 6 p.m. otra vez pero a la inversa: camión, metro, autobús y ya no alcanzó pesera para su fraccionamiento que está en medio de la nada. Y pues ni modo a caminar entre los charcos y la oscuridad, con miedo a lo obscuro y a otro asalto.
Mientras su esposa que se quedó en la casita de juguete vio como llegaron los mismos vigilantes del fraccionamiento y saqueaban la casa de un vecino que ya no vivía ahí llevándose todo; puertas, cableado, taza del baño, lavabo, tarja, ventanas, todo, todo dejando en obra negra la casa. Muy amablemente un ladrón fue a tocar a su puerta para decir a la sra. que no se moleste en llamar a la policía porque nunca van a ese fraccionamiento y que así como ella vio al ladrón, él vio a la sra y hasta foto le sacó para amenazarla que si denunciaba, volvería mañana para madrearla, violarla y robarle un chamaco así que era mejor que no hiciera nada y se la perdonaban. La señora muy asustada se encerró en su casita de unicel temblando de miedo.
Cuando llega su marido a las 10 de la noche asustados los 2 se cuentan lo que les pasó en el día. Y se dan cuenta de la trampa en que se metieron. Y pues ni modo, a vivir ahí a fuerza porque no hay de otra. Hacen cuentas y cálculos y al ir al trabajo se gasta diario $90 y 50 de una comida, total 140$. Pero gana $200 diarios y todavía le van a descontar la casa!!
Al mes deciden regresarse con su suegra a vivir. Quieren rentar o traspasar su casita de unicel, pero no hay nadie que la rente ni la compre, así que al siguiente mes se van y dejan la casa sola.
Aquel ladrón regresa la ve sola y la desvalija hasta dejarla en obra negra!. El obrero por 15 años seguirá pagando su casa en obra negra y sin regresar jamás.
Esta historia se repite igual una y otra vez como cae gota a gota de una gotera del techo que no he arreglado. Se las hice breve y en versión corta para no aburrirlos”.