Cuando uno de los vasos sanguíneos dentro del ojo se rompe, se genera una hemorragia que, debido a la delgadez y transparencia de la conjuntiva, la sangre que resulta no se absorbe, por lo que se queda acumulada entre el ojo y ésta, formando lo que se conocer como un derrame ocular o hemorragia subconjuntival.
La parte blanca del ojo está recubierta de una fina capa transparente que es la que se conoce como conjuntiva. Entre ella y el ojo se extiende una capa de proteínas que es donde están los vasos sanguíneos y que son los que se rompen, dando lugar al derrame ocular, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
Causas de derrame ocular
Los derrames oculares o hemorragias subconjuntivales pueden ser causados por distintos factores, por lo que es importante descartar que se deba a cuestiones importantes como un trastorno o enfermedad, aunque en la mayoría de los casos es un evento poco grave debido a que en realidad se libera muy poca sangre.
Las causas más comunes de un derrame ocular son la tos, un estornudo o esfuerzo de considerable intensidad, o cualquier otra acción similar que aumente temporalmente la presión sanguínea en las venas, lo que da lugar a una pequeña ruptura en un vaso sanguíneo o capilar.
Sin embargo, también puede presentarse una hemorragia en personas con diabetes, hipertensión o en aquellas que toman anticoagulantes o aspirinas, debido a que estos medicamentos afectan los mecanismos relacionados con la sangre en el cuerpo.
Según especialistas de la Sociedad Oftalmológica de la Comunidad Valenciana en España, en la mayoría de los casos cuando se presenta un derrame ocular no requiere un tratamiento específico, por ello se deben diagnosticar adecuadamente. La evolución normal del proceso en la reabsorción de la sangre, será entre dos y tres semanas, a partir de lo cual se le da seguimiento.
Con información de www.salud180.com