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Cien días azules

Staff El Piñero

Luis Velázquez / Expediente 2017

 

 

La politóloga Blanca Mejía resume los primeros cien días de la yunicidad:

Uno. Los hijos del gobernador palomean los candidatos a 212 presidentes municipales y 3,500 sindicaturas y regidurías. Claro, también un hijo de Fidel Herrera Borunda y un hijo de Dante Delgado, PRI y Movimiento Ciudadano, palomean a los suyos.

 

Dos. El góber azul es un mal operador político. Ganó, cierto, la elección de la silla embrujada de palacio el año anterior y también la mayoría de diputados locales en la LXIV Legislatura. Pero en 1997, perdió la elección de 107 alcaldías como presidente del CDE del PRI. Ahora, pudiera, digamos, hacia el 4 de junio exorcizar el pasado, o por el contrario, amacizarlo. La historia suele repetirse como tragedia, pero de igual manera, como comedia. Lo bueno es que mientras el PRI está desarticulado presagiando, incluso, su derrota, en MORENA pelean con todo y rebatinga y acusaciones de venta de alcaldías por las candidaturas.

 

Tres. En las redes sociales hay una sobre/exposición mediática que puede llevar a la yunicidad al peor desgaste. Y más, porque el resultado social es magro, pobre, cuestionable, a tal grado, por ejemplo, que en la percepción ciudadana se habla de la Fiscalía de la venganza en lugar de la procuración de justicia.

 

Cuatro. La entrega-recepción del duartazgo al bienio está inconclusa. Apenas, digamos, en proceso. En la mayoría de las secretarías del gabinete legal y ampliado apenas, apenitas, están nombrando a los jefes y subjefes. Y lo peor, con la irritación de la militancia panista a la que ofrecieron “hacha, calabaza y miel”.

 

Cinco. El recurso federal está por llegar. Por eso, cero obra pública. La secretaría de Infraestructura, cuyo titular sueña desde ahora con la senaduría, anuncia obra pública, pero en el papel.

 

HUMILLACIÓN SOCIAL

 

Seis. Igual que Andrés Granier con sus 400 trajes y 400 pantalones y 400 camisas y 200 pares de zapatos, y que el hijo de Carlos Romero Deschamps con su auto deportivo y la alcaldesa Gucci de Santiago Tuxtla, el góber azul se paseó con un relojito de un millón de pesos. ¡Bueno los tenga! Pero en un Veracruz donde 6 de cada 10 habitantes son pobres y miserables según CONEVAL significa una ofensa social. En todo caso, si de tal se trata, hay lugares ad hoc.

 

Siete. Los cien días, dice la politóloga, se han ido en una exposición mediática, sin resultados sociales. Además, se habla de la detención de duartistas y sólo uno, Arturo Bermúdez, está preso en el penal de Pacho Viejo, a menos que en la lista se incluya a César del Ángel, líder de los 400 Pueblos, cuyo hijo está calladito.

 

Ocho. Además, Bermúdez preso, quizá, porque en el tiempo electoral del año pasado, en Coatzacoalcos, sus huestes policiacos cercaron al senador Fernando Yunes Márquez, y ni hablar, “el que a hierro mata… a hierro muere”.

 

Nueve. En el primer día de Javier Duarte puso (claro, de manera demagógica) la primera piedra de la autopista de Tuxpan a Tampico. Incumplió. Ahora, ni una piedra para una obra ha puesto el góber azul. El argumento es lacónico: no hay dinero. SEFIPLAN, saqueada.

 

Diez. La inseguridad está deteriorada. Incluso, peor que en el duartazgo, pues en campaña, el candidato azul levantó demasiadas expectativas.

 

Once. De septiembre del año 2011 con el tiradero de cadáveres a la yunicidad con los once cadáveres otra vez en Boca del Río transcurrieron 6 años. Además, las 3 horas de balacera en la colonia Villa de Rica y que, se entiende, el fuego cruzado estaba superado.

 

ULTRAJE A DERECHOS HUMANOS

 

Doce. La justicia por el ultraje a los derechos humanos continúa en el limbo. Un Fiscal, protagónico y ególatra, enamorado de sí mismo hasta la saciedad. Incluso, creyéndose secretario de Turismo y promoviendo el turismo en Veracruz. Y de paso, sugiriendo en las redes sociales comer tacos y pizzas de Boca del Río.

 

Trece. La secretaría de Salud y el DIF como sucursales laborales de poblanos. Así, el fin de semana, el viernes en la tardecita, vacías el personal. Todos, camino a Puebla, su lugar de origen y residencia.

 

Catorce. El Plan Estatal de Desarrollo, una brújula, una guía, mero requisito, sin que nadie lo pele. Ya lo olvidaron. Mejor dicho, fue sepultado, enterrado, engavetado.

 

Quince. Un gabinete gris. Nada se sabe ni conoce, ni siquiera, vaya, en boletín, de las acciones y resultados de la mayor parte de secretarías del gabinete legal. El vocero, en sus pasiones desaforadas, propias, digamos, de la edad para vivir con intensidad, a mil por hora.

 

Dieciséis. El góber, con su talón de Aquiles. Impulsivo, y al mismo tiempo, con su impericia electoral. Con todo, político inteligente y eficaz que alcanzó los más altos niveles en los 26 años de priista y también en sus 13, 14 años de panista. Y por añadidura, se mantiene en el centro del debate nacional.

 

Diecisiete. Más allá de un resultado social, el mundillo habla de la obsesión paternalista de heredar a dos de sus hijos el poder político. Uno, por lo pronto, la alcaldía jarocha. Y el otro, la gubernatura 2018.

 

Dieciocho. En tanto, el millón de indígenas y los dos millones de campesinos y los tres millones de obreros sueñan con la utopía de una calidad de vida en todos los órdenes. Laboral, de salud, educativo y de seguridad.

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