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Cinco días buscando al pescador Jorge Barrón

El Piñero

  • Las autoridades portuarias y marítimas no se han involucrado en búsqueda de Jorge Barrón, pescador desaparecido el 10 de mayo frente a Veracruz
  • Pertenencias de Jorge, a quien apodaban “El lápiz”, halladas frente a Úrsulo Galván podrían significar un naufragio
  • Desde niño, el mar lo llamaba. “Nos escapábamos para la playa”, recuerda amigo de la infancia

 

ITZEL LORANCA

blog.expediente.mx

Comandando su destino, con el sol en lo alto y de al horizonte borrascoso, Jorge Barrón Galleros, fue visto por última vez por sus compañeros del Muro de Pescadores en la ciudad de Veracruz.
“Él estaba acostumbrado. Salía con Norte, salía con viento fuerte, con turbonadas. Era muy audaz”, expresa Alfonso Castillo Rizo, sobre su amigo de la infancia y compañero de pesca desde hace décadas.
Han pasado cinco días desde la desaparición del pescador de 67 años de edad. Solo sus compañeros han surcado las aguas frente a Veracruz, Alvarado y La Antigua, anhelando traerlo a casa.
“Fili”, como también llaman a Alfonso, dice que ni la Capitanía del Puerto o la Secretaría de Marina Armada de México (SEMAR), han enviado sus embarcaciones tras la pista de Barrón Galleros desaparecido el 10 de mayo.
“¿Cómo te vas a ir afuera si está muy fuerte la marejada y el ventarrón está fuerte?” le dijo Fili con inquietud, cuando Jorge le platicó de sus planes. Cada uno en su lancha. El muelle, a pocos metros de distancia.
Él y otros pescadores trataron de convencer a Barrón de no adentrarse al mar. Le ofrecieron carnada y un punto tranquilo para conseguir algunos kilos de rubia. Pero fue imposible aquietar su espíritu.
“No, no, no. Yo ahí tengo un lugarcito muy bueno, me fondeo y ya fondeado no pasa nada”, les respondió Jorge, decidido.
“Ahí como tú gustes, pero cuídate, porque está muy fuerte la marejada”, dijo con preocupación otro de sus compañeros.
“Sí, sí, sí”, fue lo último que oyeron decir a Jorge Barrón, entre el tartamudear del motor de su bote.
A bordo de “María Esther” se fue perdiendo en la distancia, zarandeado por las olas.

UN PAR DE NIÑOS QUE PESCABAN

A Jorge le dicen “El Lápiz”. Desde niño, cuando corría algunas cuadras desde su casa en la colonia Flores Magón hasta el Playón de Hornos.
“Le decían así por narizón. Tiene nariz de lápiz. Le decían “Cara de lápiz”, desde niño tenía la nariz muy larga”, recuerda “Fili”. Aunque era hijo de un pescador, él, su amigo y muchos otros chiquillos de la zona tenían que escaparse para ir a pescar.
Pequeños peces, bagres, pulpos y jaibas, a diario, caían en las redes de hombres de mar y entre ellos, “Fili” y “El Lápiz” con el agua hasta el pecho.
“Siempre andábamos como decía uno vulgarmente “de golfos”, ahí uno se escapaba tantito y órale, para la playa”, recuerda.
Pero la infancia se acabó.
Como se terminó el Playón de Hornos con la construcción del Acuario de Veracruz; como se agotó la bahía y sus jaibas, para dar paso a la Escuela Náutica Mercante.
“Fili” se convirtió en obrero de la industria de tubos de acero TAMSA. “El Lápiz” se volvió trabajador de plataformas de Petróleos Mexicanos.
Sin embargo, el mar nunca los dejó. De tiempo en tiempo, a veces tras semanas o días de trabajo sin descanso, echaban las redes. Y cuando llegó la jubilación, regresaron al agua.
“En 2003 volvimos a unir la cooperativa, a levantarla. Nos volvimos a integrar muchos, desde esa fecha está la Sociedad Cooperativa Playón de Hornos”, menciona “Fili”, quien es presidente de la agrupación. “El Lápiz”, es el secretario técnico.
Recientemente habían gestionado un curso para certificarse ante el gobierno federal y poder limpiar la bahía hasta cuatro días al mes. Un trabajo seguro en tiempos donde la pesca ha disminuido y es incierta.
El ocho de mayo habían tenido la última clase. El diploma y la credencial de Jorge Barrón otorgadas por participar en el taller, no alcanzaron a entregarse. Están en la oficina de la cooperativa.
“Fili” cree que pronto ambos objetos deberán encomendárselos a la familia de “El Lápiz”. Por ahora, sin embargo, ni siquiera ha podido hablar con la esposa de su amigo. Teme deshacerse en llanto.

AUTORIDADES PORTUARIAS AJENAS A BÚSQUEDA DEL PESCADOR

“El Lápiz no ha regresado”, alguien dijo a “Fili” cuando el jueves 11 de mayo llegó a las ocho de la mañana al Muro para salir a pescar.
De inmediato, tres lanchas partieron en su búsqueda. A bordo, hombres que aguardaban encontrarlo varado, sin combustible, cerca de Isla Verde o por los arrecifes de la Anegada de Afuera y Santiaguillo.
Pero no apareció.
Recorridos cada vez mayores se realizaron los días viernes 12 de mayo y sábado 13. Hasta ocho lanchas, con apoyo de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras del estado, partieron en búsqueda de Jorge. Sin resultados.
Al caer la tarde del primer día de búsqueda, pescadores de playa Chachalacas en Úrsulo Galván, municipio de La Antigua, les informaron de un hallazgo. “Encontraron dos neveras, un tanque, una caja con todos los elementos de pesca y unas tablas”, comenta “Fili”.
Un par de compañeros viajó en esa misma hora para ver los artefactos con sus propios ojos. Entonces, comprobaron que eran de Jorge.
El pescador afirma que eso significan 26 kilómetros de distancia entre San Ramón, donde ellos buscaron a Jorge en un principio, y el sitio donde encontraron sus cosas llamado
El hombre de cabello blanco y piel enrojecida elabora teorías en su mente, sobre qué pudo haberle pasado. “Deducimos que al tratar de sacar el arpón, con la marejada, la lancha se fue a pique”, explica.
Es lunes y “Fili” no fue a pescar. La falta de recursos para invertir en combustible que permita continuar el rastreo de Jorge, también impidió este lunes que salieran a la mar. Sin embargo, desde una de las bancas en el bulevar Ávila Camacho, espera cualquier noticia sobre su Jorge.
“Familiares de él reportaron a Capitanía de puerto y pidieron ayuda a la Marina, dijeron que sí, que los iban a buscar, iban a mandar unos helicópteros. Pero nunca vimos que saliera una rápida, que saliera una interceptora, algo, jamás. Hasta ahorita no hemos visto ni hemos recibido ayuda”, lamenta.
Con pena y pesar, “Fili” comenta que luego de cinco días y con el hallazgo de las pertenencias de Jorge sobre las aguas, es difícil esperar volverlo a ver con vida.
“Honestamente ya perdimos toda esperanza. Fueron los primeros días que teníamos la esperanza de encontrarlo con vida. Pero ahorita ya no. Nadie por muy súper fuerte que sea, podemos decir que esté con vida. Las cosas que se encontraron marcan un naufragio”.

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