– Un Veracruz golpeado por la violencia y la injusticia social, guiado por el sacerdote de la Teología de la Liberación, Alejandro Solalinde
– De nuevo la cartulina con la foto de Rubí, la hija de Aracely Salgado, ondeó en la marcha exigiendo justicia desde el duartazgo, incumplida en los cinco meses de la Yunicidad
– Un grito colectivo: “¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”
Una crónica de Antonio Osorio blog.expediente.mx Para El Piñero de la Cuenca
Veracruz.- Antonio Osorio, Orizaba, Ver.- Las calles de Orizaba se convirtieron en el escenario donde se escuchó por horas el clamor de un pueblo golpeado por la violencia y la injusticia social, que en cinco años les arrebató a sus seres queridos: los más de 1 mil 200 desaparecidos de todo el Estado.
Gritos de exigencia de justicia, frases de aliento entre los afectados y de linchamiento contra el ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, marcaron la movilización que por todo el Camino Real llegó hasta el centro, en un recorrido de más de dos horas, y unos cinco kilómetros, desde el panteón “Juan de la Luz Enríquez”, llamado así en deshonor al exgobernador que le quitó a Orizaba el título de capital del Estado.
Antecediendo dos o tres contingentes, la figura del padre Alejandro Solalinde Guerra, con el rostro resplandeciente por el sol que a ratos se asomaba, resaltó entre la multitud, ataviado con su sotana blanca y un collar de azares, acompañado por la líder social del Colectivo de Familias de Desaparecidos de la zona Córdoba-Orizaba, Aracely Salcedo Jiménez, así como los diputados locales Zenyazen Escobar y Marijose Gamboa, está última, en solidaridad con los afectados portó una pancarta con información de una persona desaparecida. Aracely, llevaba la fotografía de su hija, donde además se anunció una recompensa de un millón y medio de pesos por la información que lleve a su localización.
A la movilización de este viernes por la tarde, se sumaron integrantes del Frente Nacional de Lucha Social (FNLS), que aglutina a comerciantes de Córdoba, dirigidos por Guadalupe Ibáñez.
El bulevar de Oriente 6 o Camino Real se convirtió en el escenario de lo que parecía un viacrucis, con el calvario de mujeres, hombres y niños que portaban pancartas y lonas con las fotografías y nombres de sus seres queridos, así como leyendas donde se pide la colaboración de la ciudadanía para la búsqueda y localización. Una camioneta portaba incluso unas lonas con tales datos, para buscar al joven Víctor Manuel Guajardo Rivas, desaparecido el 10 de abril del año 2013.
Los gritos, los reclamos, con tonos de rabia e indignación se dejaron escuchar a lo largo de las calles por donde pasó la turba, seguida de patrullas de Seguridad Pública.
Apoyados por un vehículo con aparato de sonido, le pasaron lista a cuando menos 102 desaparecidos, la mayoría jóvenes, que figuran en un registro oficial del Colectivo.
Cinco, diez, veinte o cincuenta cuadras recorridas parecían no ser nada ante la lucha de los padres, que conforme avanzaban daban mayor muestra de la esperanza que los mantiene firmes en la búsqueda de sus hijos.
“¡Porque vivos se los llevaron!”, iba gritando un hombre una y otra vez -que terminó casi afónico-, para que luego la multitud le respondiera “¡vivos los queremos!”.
Luego, se oían coros que decían, por ejemplo: “¡Hijo, escucha, tu madre está en la lucha!”, “¡úneteee!, ¡úneteee!, que tu hijo puede ser”, “¿dónde están?, ¿dónde están?, nuestros hijos ¿dónde están?”, “De Norte a Sur, de Este a Oeste, seguiremos esta lucha, cueste lo que cueste”, “!Orizaba¡, ¡escucha!, ¡seguimos en la lucha!”, “¿Y al exgobernador Javier Duarteee?”… “Pena de muerte”.
A su vez, cientos de ciudadanos se detenían en las calles o salían de sus casas, sus centros de trabajo, o de los negocios, para ver y oír a los marchistas. Incluso en los balcones había personas atónitas y hasta una mujer llorando por ver el dolor de los padres en busca de sus hijos.
“No hay ningún resultado de las autoridades, las muestras de ADN no sirvieron”, era el común denominador en las respuestas que daban los padres de familia a los reporteros que cubrían la movilización.
– Las historias que cambiaron la vida de cientos de familias
“A mi hijo me lo desaparecieron desde el 2014, el 27 de septiembre, él se llama Germán Nepomuceno Martínez y tenía 46 años cuando se lo llevaron, vivía en Fortín, pero lo sacaron de la casa como a la una y diez de la mañana. Esa vez, a las 12 de la noche llegó a su casa, mi nuera lo oyó cuando se lavó los dientes, fue al baño, y luego como a la hora llegaron a sacarlo”, cuenta una mujer que se acercó a buscar la ayuda del Colectivo.
Asimismo, Edilberta Trujillo Báez, ama de casa de 62 años, llegó de Ixtaczoquitlán a incorporarse a la marcha. “Tengo desaparecido a mi primo José Jaime Aparicio Trujillo, él tenía 37 años cuando desapareció, el 6 de septiembre del año 2014”, señala. Recuerda que su primo, quien tiene un hijo y estaba separado de su esposa, se perdió cuando salió a una fiesta y ya no regresó; “él era una persona tranquila, que apenas estaba formando su constructora”, dice.
Asegura que “yo escuché en las noticias, que iba a haber esta marcha y como tengo un familiar desaparecido vine, pero creo que de todos modos aunque no lo tuviera iba a venir”.
“Se puso denuncia pero no se ha sabido nada, las autoridades nos engañan que tomaron muestras de ADN y cuando hemos ido a preguntar nos dicen que los resultados no han llegado”, comenta la mujer, rodeada de tres hermanas y una sobrina.
Ahí mismo estaba Alejandra Pérez Rosas, de 53 años, vecina de Orizaba, quien busca a su hijo Yair Dector Pérez, mismo que tenía 33 años y está desparecido desde el 25 de febrero del 2013.
El joven fue militar, salió bien, estuvo trabajando en la Policía Municipal, y el último trabajo que tuvo fue comerciante pero un día, cuando salió de su trabajo, se perdió
La mujer, aun recuerda que ese día estaba preparando las maletas para ir a vender ropa usada a La Perla, porque de eso mantiene a sus tres hijas y dos nietas que tiene a su cargo. “Hay denuncia pero da la casualidad que hasta ahorita no hay respuesta, no hemos sabido nada”, cuenta.
Triste y sollozando lamenta que “siempre que hay marchas venimos, pero creo que no sirve de nada porque cada día pasa más tiempo y perdemos las esperanzas porque se aleja más de nosotros, hay veces ya no soportamos todo esto, él era el mayor”
Karla Bazaldúa Mitre es una joven que anda en busca de su hermano Emmanuel, de oficio carpintero, quien tenía 27 años cuando desapareció, el 30 de noviembre del año 2013. “Hemos ido a buscarlo a Amatlán y a Córdoba, hemos ido a escarbar pero no hemos encontrado pistas de él”, afirma.
Su madre, Margarita Mitre Castillo, cuenta que “las autoridades no nos han informado nada, mi hijo tiene más de 3 años desaparecido, al parecer se lo tragó la tierra porque no tenemos ni pista de él. Cuando puse la denuncia y lo andaba tratando de localizar recibí llamadas de extorsión, pero no eran verdad, no tenían informes de mi hijo. Cuando pasó esto, lo habíamos llevado a un centro de rehabilitación de Alcohólicos Anónimos, en Amatlán de los Reyes, y resulta que nos llamaron para decirnos que se había salido”.
Ahora, “pedimos apoyo a todas las personas que puedan ayudarnos, nosotros buscamos a nuestros familiares, no pasa un día sin que atraviese por nuestras mentes ¿qué pasó con ellos?, ¿qué hicieron con ellos?, nosotros queremos verlos, por ejemplo, para darles sepultura si ya no existen y si existen saber de ellos, porque ahora la vida ya no es igual para nosotros”, finaliza.
Por su parte, Sara Gómez Caña, otra integrante del colectivo, recuerda a su hermano Gabriel Antonio, el cual desapareció el 25 de marzo del 2011. Con tristeza dice que “está la denuncia y siguen las investigaciones, pero no ha habido nada, él ayudaba a los comerciantes de Orizaba y desapareció cuando hubo una trifulca en el año 2011, en el Palacio Municipal. Hubo una marcha, y hubo problemas, y un mes después se plantó con sus compañeros para pedir ayuda, tal vez eso fue lo que no debió de haber hecho porque desapareció”.
Del puerto de Veracruz vino a marchar a Orizaba Juan Carlos Bautista Maza, de 54 años, quien un poco fatigado expuso: “busco a mi hijo Carlos David Bautista López, de 32 años, desaparecido el 15 de septiembre del 2015, ya voy para dos años de búsqueda y las autoridades dan largas y largas, que faltan oficios, ya nosotros les hemos dado todos los documentos y aun así no detienen a las personas, porque ya saben quiénes son”.
Asegura que lo anduvo buscando en Xalapa porque allá fue la desaparición; él era agente de ventas de las motos Suzuki, andaba descansando y fue a una fiesta pero no regresó a su casa, “nosotros vivimos en Veracruz, pero supimos que ya no llegó, ni se presentó trabajar”, recuerda.
Carlos David tenía una hija de 3 años, que se llama Karla, y ahora su padre vino con la esperanza de que la gente se dé cuenta de que hay muchos desaparecidos y las autoridades no hacen nada.
En la marcha también se pudo ver a Sandra Luz Román Jaimes, de 50 años, madre de uno de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa. Ella llegó desde Iguala, Guerrero, en busca de su hija Iveth Melissa Flores Román, quien desapareció desde el 24 de octubre del año 2012, en Iguala.
“La hemos buscado en varios estados, porque todo puede ser posible, que a veces de Iguala aparecen en otros estados y municipios, vamos a buscar en donde sea necesario. Mi hija estudiaba la preparatoria y fue desaparecida por policías municipales de Iguala, Guerrero. Denunciamos y todo pero no hay avances, ni hay justicia, y gracias a “Los 43” andamos aquí”, refiere con fuerza.
Otra historia fue la que contó Victoria Delgadillo Romero, madre de Yuneri Citlalli Delgadillo Hernández, desaparecida en Xalapa el 28 de noviembre del año 2011. Tenemos denuncia, dijo, “mi hija andaba junto con 14 jóvenes que eran edecanes, y las desaparecieron. Iban a un evento, y la persona con la que iban es una maestra, de nombre Nancy Hernández Moreno, de la escuela Federal número 5, pero ella también se encuentra desaparecida”.
Con la lona y fotografía de su hija, señala que “ya voy para 6 años de búsqueda y queremos justicia para todos los desaparecidos del estado de Veracruz, porque son muchísimos y no tenemos respuesta; muchos tenemos 6, 8 años buscando, otros llevan 2 o 3 años, y nunca hemos tenido respuesta, ahorita con esta nueva administración parece que se nos abren las puertas a la búsqueda de nuestros familiares, pero en la anterior administración, en la administración de Duarte, nadamás simulaban que los buscaban”.
– Se lanza sacerdote contra exgobernadores
Desde el kiosco del parque Castillo, a donde llegó la marcha de los colectivos de todo el estado, el padre Solalinde se dirigió a la concurrencia, que ya desgastada se concentró en el sitio.
A los ex gobernadores, acusó, “se les está inculpando por ladrones, son ladrones, son corruptos, pero el delito más graves no fue haber saqueado a Veracruz, a México y traicionado a la patria, los crímenes más graves son de lesa humanidad, toda nuestra República Mexicana tiene ese dolor, no podemos encontrar la idea de aceptar de que una joven salga de la escuela y ya no llegue a su casa, o que a unos de estos jóvenes los obligen al sicariato, para formar parte de la delincuencia”.
En lo que va de la noche para acá, anunció, “nos han reportado lugares donde hay fosas, en cuatro nuevos lugares, esto no lo puede negar el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares”.
Criticó que los reactivos para las pruebas de ADN cuestan 15 mil pesos, y si son 15 o 20 fracciones, nadie los tiene, pero además dijo que a las autoridades les importa más el dinero y las inversiones, que buscar a los hijos desaparecidos, y “si hay impunidad lo que sigue son más desaparecidos, México es el país con más desaparecidos, como dice el Papa, México es un terror”.
Reiteró que la situación prevalecerá “mientras tengamos este tipo de Gobierno, coludido con el crimen organizado, esto es una narco-clepto-casia, por eso no importa que metan a los malos a la cárcel, salen más, la solución está en buscar un cambio, tenemos que unirnos para cambiar esto, para que no sigan sufriendo y llorando las madres. No tenemos miedo, porque creemos en Jesús, él es nuestra inspiración y nuestros hijos están en mejores manos”, finalizó.
Ahí mismo habló otra mujer que dijo: “mi nombre es Marisela, tengo un hijo secuestrado, ese mismo día me asesinan a otro, era jugador de la Sub-17 de los Tiburones, y a mi yerno, tiene 3 años esto y como todos los casos que estamos aquí, sigue sin haber justicia, ya hay unos presos, pero no estamos exentos de que salgan libres y no sabemos de qué privilegios gozan y todavía no los pasan a un penal de alta seguridad, lo único que quiero pedir es no decaer en nuestra lucha, que estemos unidos, nuestros hijos confían en nosotros, fueron jóvenes sanos y no es justo que el gobierno los criminalicen”.
Además, Norma Romero Vázquez, de Las Patronas, habló por las madres centroamericanas, “nos unimos con ustedes en solidaridad porque sabemos que así como las madres mexicanas buscan a sus hijos desaparecidos, las madres centroamericanas están en la lucha y juntas estamos aquí, queremos a nuestros hijos y los queremos de regreso. Las madres de cada colectivo de Centroamérica, Salvador y Guatemala se han sumado al grito de desesperación, que es buscar al hijo que sale en busca de una mejor oportunidad de vida y muchos de ellos ya no regresan”.
También desde lo alto del kiosco, Aracely Salcedo anunció una nueva campaña de toma de muestras de ADN del 8 al 12 de mayo, en este parque, las cuales serán gratuitas. Luego, el padre les dio la bendición a todos y pidió por las autoridades, entre ellas el Alcalde Juan Manuel Díez Francos.
Los dolientes encendieron veladoras y prendieron globos de cantoya con los nombres de los desaparecidos, que en medio de la oscuridad se fueron alejando hasta perderse en las alturas del Cerro del Borrego.
