Luis Velázquez / Expediente 2017
A pulso se han ganado el apodo del “Club del mal”. Está formado por un grupo, grupito quizá, de profes de la UPAV que ahora con la Yunicidad han perdido sus privilegios del duartazgo. Y como creían, estaban seguros, que significaba su parcela de poder ad perpetuam, entonces, respingan.
Y respingan en contra del politólogo Carlos Ronzón Verónica, nombrado director regional de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz en la región Veracruz. Y desde Xalapa, el operador mayor, Lenin Torres, ex líder juvenil del PRI, gente del senador Héctor Yunes Landa, lo bombardea.
Incluso, ha entregado con sus huestes un documento a la secretaría de Educación y a la rectoría de la UPAV exigiendo su renuncia.
Todo, porque les ha jalado la cobija y exhibido y documentado los ilícitos cometidos con la educación superior en el sexenio anterior.
El fuego enemigo arrasa con todo. Además de ruedas de prensa con el mayor número de diaristas (y lo que expresa “una mano que mece la cuna”), también marchas donde, claro, participan maestros y estudiantes de la UPAV, a quienes manipulan.
Toda su vida, Ronzón ha paseado su integridad como único patrimonio. Nunca, por ejemplo, ha sido (ni será) maestro barco, de los que tan lleno está el sistema educativo. Jamás, ni enfermo, ha faltado clase. Con una disciplina rigurosa tipo militar cumple con los programas de estudios.
Licenciado en Ciencias Políticas, maestría en Ciencias Políticas en España, doctorado en Sociología en Puebla, dos años migrante en Estados Unidos, un tiempecito como asesor y operador en el CEN del PRI, académico en varias universidades privadas, bloqueado para ingresar en la UV, el maestro significa una garantía de calidad y excelencia académica y por eso mismo, la rabia de los grupúsculos afectados.
RONZÓN LES MOVIÓ EL TAPETE…
“El club del mal” está en su contra por los siguientes pretextos, más que razones:
Uno. Lenin Torres, por ejemplo, arrastra un adeudo de medio millón de pesos en la UPAV por las cuotas cobradas a los estudiantes que nunca fueron entregadas, en tanto su alfil, Juan Ramón Rodríguez Salas, director del plantel Tarimoya, en el puerto jarocho, debe un millón de pesos por el mismo concepto.
Y como el politólogo está reclamando cuentas, el complot.
Dos. Rodríguez Salas nunca subió en la página web las calificaciones de los estudiantes y los alumnos están irritados. Pero al mismo tiempo, lo inculpan cuando el maestro solo ha reclamado la entrega de calificaciones.
Tres. El tráfico de títulos académicos, que en el duartazgo era tan socorrido, fue detenido en la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, la que tiene el más elevado alumnado en Veracruz.
El negocito, pues, se les acabó a “los emisarios del pasado”.
Cuatro. La normatividad académica se ha restablecido en la UPAV. Antes, maestros “barcos” con los estudiantes en la asistencia a clases los fines de semana y la entrega de trabajos. Salones sin clases. Profesores que si acaso solo pasaban lista y se iban. Alumnos a quienes dispensaban todo a cambio, digamos, de un estímulo económico.
Y como el maestro puso “el dedo en la llaga purulenta”, el coraje de los leninistas.
Cinco. Afectados en sus intereses los Lenin Torres y los Rodríguez Salas presionan de igual manera como en el sexenio anterior, creyendo que así doblarán y arrodillarán a la nueva UPAV.
Con Ronzón se equivocaron. “Es un hueso difícil de roer”. Además, estratega bien documentado. Y si “las manzanas podridas” han de caer, caerán.
El maestro es un académico de principios y con principios. Y nada más peligroso en la vida que un hombre así.
REVOLTURA ELECTORAL
Lenin Torres está ligado a Héctor Yunes Landa. Incluso, es miembro de su Alianza Generacional.
Y nada fácil es que “ante el río revuelto” de la elección de los candidatos a presidentes municipales “esté llevando agua a su molino”.
Es decir, reventar las fortalezas, por ejemplo, de la Yunicidad, pues ganó la gubernatura y la mayoría en el Congreso local el año anterior y que dejara turalato, en estado catatónico, al priismo.
Y más, con un senador que “a tiro por viaje” rafaguea a su exprimo, como en el caso del zipizape en el sindicato de TAMSA que dejara dos obreros muertos, más ene número de heridos, entre ellos, a un reportero.
El profe Carlos Ronzón seguirá empujando la carreta. Su autoridad moral está fuera de duda. Su capacidad educativa, también. Su vocación pedagógica, de igual manera. Su vocación social, que traduce en hechos y resultados, es su aval y patrimonio.
Además, listo, cernido y fogueado en el debate y frente a frente, sin rodeos.