Luis Velázquez Barandal
Veracruz, 03 de agosto de 2017.-ESCALERAS: El presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, INEE, ha encuerado y exhibido la política educativa del Peñismo. Y de paso, de los gobernadores.
Y aun cuando reconoce que se trata de una tarea inverosímil, cinco años después de Enrique Peña Nieto, la realidad desencanta.
Uno. “Las viejas inercias, como la venta y herencia de plazas” siguen vigentes.
Dos. “La corrupción de grupos sindicales y de gobierno impide que se aplique la lógica de elegir al mejor maestro”.
Tres. “La entrega de plazas a quienes ocupan los primeros lugares en las listas de prelación para el ingreso al servicio docente no siempre se cumple con la normatividad vigente”.
Cuatro. “La entrega de plazas en las entidades federativas no se cumple cabalmente. Hay grupos (poderosos) que todavía ostentan el poder de definir a quién se las dan”.
Cinco. “Los estudiantes de las escuelas normales son los que tienen una preparación más baja”.
Seis. “Hay muy poco control de la calidad de la enseñanza en las escuelas normales. Casi el ciento por ciento de quienes ingresan… egresan, pues (más allá) de que los alumnos estudien o no, de cualquier forma obtienen su certificado” (La Jornada, Laura Poy Solano, domingo 30 de julio).
En pocas palabras, “la corrupción (política) es un freno para la reforma educativa”.
El profesor Eduardo Backhoff Escudero es un académico lejos de la política mafiosa. Y ha puesto “el índice en la llaga purulenta”…retratando, por añadidura, lo que está sucediendo en Veracruz desde hace ocho meses.
Bastaría recordar que el tiempo de la Decena Trágica en Veracruz, 2004 a 2016, Fidel Herrera a Javier Duarte, la política educativa fue rehén del cacique magisterial, líder sindical durante 33 años, guía moral todavía, Juan Nicolás Callejas Arroyo.
Ahora, con Callejas Arroyo retirado de la cancha, pero operando atrás del trono filial (su hijito, el Callejitas, diputado pluri), todo indica que la educación está igual o peor con Enrique Pérez Rodríguez, el titular de la SEV, quien tuvo amplio entrenamiento pedagógico cuando fue director de Prevención y Readaptación Social del gobierno federal y se le escapara Joaquín “El chapo” Guzmán Avilés.
PASAMANOS: El presidente del INEE dice que la calidad educativa sólo será lograda cuando “las personas que conforman el sistema educativo en todos sus estamentos, en particular, en los Estados, estén convencidas… de que es la única forma de tener un mejor país, un mejor sistema educativa” (Ibídem).
Habría, entonces, de mirar a la secretaría de Educación de Veracruz.
El titular, por ejemplo, nunca en su vida ha desempeñado un cargo público vinculado con la educación.
Jamás cruzó por su mente que fuera a ser designado el secretario de Educación de la yunicidad para alcanzar, digamos, o rebasar incluso, la dimensión pedagógica de Enrique Rébsamen, Enrique Lausbcher, Rafael Delgado y Carlos A. Carrillo, entre otros, pues ni modo que soñara con ser mejor que Adolfo Mota, Flavino Ríos Alvarado o Xóchitl Adela Osorio.
Es más, de acuerdo con las versiones, Enrique Pérez sólo tiene una encomienda como es trabajar la plaza estatal para amacizar la candidatura del primogénito del góber azul para la gubernatura de seis años el año entrante.
Y por añadidura, la calidad educativa le vale.
Y le vale tanto que al momento, y por ejemplo, ningún dedo ha movido para alfabetizar a las 600 mil personas que en Veracruz no saben leer ni escribir.
Ni tampoco para ofrecer posibilidades al millón de paisanos con la escuela primaria inconclusa.
Y al otro millón con la secundaria incompleta.
Y a los 600 mil con el bachillerato a medias.
Simple y llanamente, le vale.
Y más, él, un político que suele comportarse ante los demás igual que una parte de los duartistas (Érick Lagos, Jorge Carvallo, Adolfo Mota, Alberto Silva, Édgar Spinoso, Vicente Benítez, Juan Manuel del Castillo, etcétera) como un perdona-vida, paridos por los dioses, dueño del día y de la noche y del destino común, como si fuera el señor de las tinieblas.
CASCAJO: La realidad es que la SEV y la SEDESOL (Indira Rosales) y SEFIPLAN (Guillermo Moreno) y Seguridad Pública (Jaime Téllez) son la punta de lanza del proyecto político del jefe máximo de la revolución azul para amarrar la candidatura y el triunfo en las urnas del primogénito a gobernador de seis años.
La educación y la calidad educativa menos interesa y ocupa al gabinete yunista.
Ni siquiera, vaya, al Oficial Mayor, Abel Cuevas, de quien se dice que es el más político, el mejor mano izquierda, el más tolerante, el más sencillo, el más humilde, el más preocupón.
Y si el presidente del INEE habla de la mística de servicio y el apostolado que han de tener “quienes conforman el sistema educativa en todos sus estamentos”, entonces, caray, en Veracruz estamos jodidos.
Ahora sí, como intituló un artículo el ex embajador de México en Italia y ex procurador de Justicia de la Ciudad de México y del país, Ignacio Morales Lechuga, “de Guatemala pasamos a Guatepeor”.
Así es el llamado “gobierno del cambio”.
Cambio, claro, hay, porque si Javier Duarte utilizó el poder público para enriquecerse y enriquecer a los suyos, ahora el único objetivo es alcanzar la plenitud del nepotismo.