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Cocinero en Pacho Viejo, un restaurante vinísimo de Duartistas que se reinventan

El Piñero

 

Luis Velázquez Escenarios

02 de abril de 2018

UNO. Cocinero de lujo en Pacho Viejo

El penal de Pacho Viejo está purificando a los políticos presos. Unos, viven rumiando, soñando con la libertad. Otros, se han reinventado. Y adaptado, claro, a su nueva vida.

Un exrecluso dice, por ejemplo, que la cárcel siempre marca. Así duermas una noche, una semana, un semestre, un año, varios años.

Otro dice que en la cárcel solo hay dos caminos. Te embruteces o te emputeces.

Y te emputeces, porque la única medicina efectiva es tener una compañía, una pareja, sea mujer, hombre o fantasma.

Pero también, la prisión sirve para dignificarse.

En la cárcel, por ejemplo, Francisco Ignacio Madero escribió “La sucesión presidencial”. Gramsci y, el ideólogo de la izquierda delirante, escribió su famoso libre “Cuadernos desde la cárcel”. Pancho Villa estuvo preso un ratito y se fugó.

En Pacho Viejo, y por lo pronto, Francisco Valencia García, el perredista de todos los tiempos jarochos que fue gran cabildero con Fidel Herrera y Javier Duarte, y que alcanzara la secretaría de Comunicaciones y la dirección de la Comisión Estatal del Agua, dueño de una cadena de restaurantes de súper lujo, pasa la mayor parte del día en la cocina del penal (La Jornada, Jair García).

 

DOS. Preferencia por la gastronomía

 

Su cadena gastronómica se llamaba “Vinísimo”. Y el “Vinísimo” está ya, ya, ya, de hecho y derecho, en Pacho Viejo.

Se ignora, por ejemplo, si Francisco Valencia estará guisando para sus compitas políticos.

Y/o para el cuerpo directivo del reclusorio.

Y/o para la población penitenciaria.

Acaso esté en un mano a mano con el empresario gastronómico y constructor, César Augusto Morando, detenido por el caso de la ex Torre Pediátrica, y quien era dueño del restaurante “Florentino” en la plaza comercial, “Las Américas”, en Boca del Río.

Y/o, en todo caso, sea ayudante de Morando.

Pero, bueno, don Julio Scherer García, fundador del semanario Proceso, gran director del periódico Excélsior, decía que los amigos son piedras rodantes que en la ladera se topan y encuentran y desencuentran.

Lo importante es que Francisco Valencia ocupa sus días de manera productiva.

Sigue el ejemplo de la expresidenta municipal de Alvarado, Sara Luz Herrera Cano, quien acusada del asesinato intelectual de su secretario particular, Michel, cumple sentencia en el penal de Amatlán de los Reyes, y en donde tiene concesionado el restaurante, y en donde, se afirma, guisa sabroso para uno de “Los Porkies” de Boca del Río.

Seguirá también el ejemplo de Ileana Mortera, aquella señora acusada de complicidad en la desaparición y crimen de Columba, en Boca del Río, y quien cumple condena en el penal de Coatzacoalcos, y en donde se gana la vida vendiendo antojitos.

Fue el caso, claro, de la diputada Marijose Gamboa Torales, quien durante ocho meses fuera privada de su libertad por Javier Duarte, y en el penal de Tuxpan también era concesionaria del restaurante.

 

TRES. Ganar indulgencias

 

Los políticos presos en Pacho Viejo han de ocuparse, aun cuando Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, prefiere pasar las horas jugando barajas con un chinito, con quien se entiende a base de risitas y señales orientales.

Por ejemplo:

Mauricio Audirac Murillo, ex titular del ORFIS, excontralor y ex secretario de Finanzas y Planeación, pule y vuelve a pulir un posible despacho contable, como el que tenía en libertad, quizá para desde adentro asesorar a los presidentes municipales.

Pero lo pronto, para llevar la contabilidad de los presos, muchos de los cuales, se afirma, tienen negocios afuera.

Don Manuel Buendía, el columnista asesinado por la espalda en el segundo año del presidente Miguel de la Madrid, siempre decía que los desaparecidos, los secuestrados y los asesinados necesitan siempre un jefe de prensa, un director de comunicación social.

Por eso, bien valdría la pena que María Georgina Domínguez Colio, vocera de un par de gobernadores (Mario Villanueva Madrid y Javier Duarte, los dos, por cierto, presos, acusados de

delincuencia organizada y lavado de dinero), mudara en una activista jefa de prensa de sus compañeros presos, tanto los políticos (quienes le pagarían) y los presos acusados de delitos comunes (y a quienes daría asesoría gratuita).

Sería, además, una forma digna de vivir, y de paso, hasta indulgencias ganaría.

 

CUATRO. Reinventarse es lo importante

 

Desde Pacho Viejo, Juan Antonio Nemi Dib podría, digamos, tender un puente con TV Más para lanzar un programa novedoso sobre la política de prevención y readaptación social teniendo como materia prima, y exclusiva, a los reos.

Y más, si se asesora con el mesié José Óscar Sánchez Tirado, el director de reclusorios de Duarte, y quien le hace compañía, acusado, y por desgracia, de desaparición forzada, el delito que implica la alianza sórdida y siniestra con los malandros para secuestrar y asesinar a la población civil.

Mucho se duda, claro, que la yunicidad esté aplicando su programa de readaptación social con los políticos y jefes policiacos y policías internos en Pacho Viejo.

Y más, en el caso, de los acusados de desaparición forzada, quince por lo pronto, aun cuando el Fiscal ha jurado y perjurado que hay fosas en 55 municipios.

Pero, bueno, si por naturaleza el ser humano tiende a reinventarse en las horas adversas y sombrías como un camino para enaltecerse, es la hora de seguir la huella al Vinísimo Francisco Valencia García, y quien igual que Mauricio Audirac acaba de cumplir un año privado de su libertad.

Más los que faltan…

 

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