Ciudad de México.- Con 5 mil casos —y contando— y la nada alentadora cifra de 346 mil desempleados, de sobra sabemos que el coronavirus dejará impactos notables en la salud de muchos y la economía de miles, que ojalá no millones. Pero vaya que también habrá miles que a raíz de esta crisis la habrán de pasar mal, mentalmente hablando.
La realidad es que para todos esto es un hecho sin precedentes”, dice al teléfono la psicóloga de la UNAM Brenda Méndez. Y es que se trata de una situación inédita que en numerosas personas, sin los cuidados preventivos adecuados, podría acabar desencadenando trastornos de ansiedad, depresión y en casos más severos, estrés postraumático.
Del trastorno de ansiedad las características principales es que es una preocupación o un miedo intenso o excesivo frente a alguna situación”, señala la psicóloga Méndez. “Se manifiesta por ejemplo con sudoración excesiva en manos, la sensación de pérdida de aire, en ocasiones taquicardias, dolores de cabeza, náuseas e incluso una crisis conversiva que es tensión muscular”, explica.
Sobre la depresión, más allá de lo que comúnmente podemos pensar, que es el sentimiento de tristeza, la psicóloga apunta a sentimientos de inferioridad ligados a la impotencia económica. “Si nos estuviera impactando, por ejemplo que no puedo salir a trabajar y tengo una familia que mantener, voy a pensarme como poco capaz, que no puedo hacer nada al respecto”.
¿Cómo identificar cuando estamos por desarrollar ansiedad o depresión por la crisis del coronavirus
Quizá una de las pocas situaciones alentadoras en medio de esta crisis es que, identificar cuando estamos por desarrollar un trastorno sí está en uno mismo. Se trata de identificar patrones de conducta.
¿Qué patrones? Bueno, la alimentación por ejemplo, la falta de apetito o comer compulsivamente. El sueño es otro indicativo, si me cuesta trabajo dormir o si duermo pero despierto constantemente, son señales de alarma”, dice Méndez.
En la social, aspectos a tener en cuenta son la irritabilidad, como si reaccionamos con hostilidad o falta de tolerancia hacia los demás también son cuestiones a tomar en cuenta.
Ahora, presentar estos síntomas no necesariamente significa que vayamos a desencadenar un trastorno, pero sí podemos hablar de una alteración en el manejo de nuestras emociones”, aclara la especialista. Por ello recomienda estar al tanto de nuestras emociones e identificar qué sanciones experimentamos durante la crisis.
Si existe la convicción de que algo anda mal, lo mejor es consultar a un especialista. Y afortunadamente, hay centros de atención psicológica telefónica que además, ofrecen servicio gratuito. Entre las opciones destaca la UNAM y también el Locatel.
Ahora que si lo que se busca es prevenir, nada como establecer rutinas que dejen bien definidas las actividades prioritarias, como horas de alimentación, aseo personal y si es el caso de trabajar o estudiar en casa, momentos para ello. “Además de esto es fundamental cuidar nuestras redes de apoyo, estar en contacto con amigos, pareja y la familia es crucial, puede ser por ejemplo vía WhatsApp”, concluye.
Con información de Plumas Atómicas