Redacción El Piñero
El parque Cincuentenario, ese rincón verde que alguna vez fue el orgullo de Tuxtepec, está a punto de renacer.
Durante años, el Cincuentenario se convirtió en un lugar de paso, un sitio donde el eco de las risas infantiles fue reemplazado por el crujir de hojas secas y el silencio incómodo del abandono. Pero eso está por cambiar.
El gobierno municipal ha anunciado la rehabilitación del parque, y en el centro de esta transformación estará la figura de Ávila Camacho, el “Presidente Caballero”, quien ahora tendrá su lugar en un espacio digno. Es un gesto de justicia para la memoria histórica, pero también una promesa de futuro.
El parque Cincuentenario fue construido en memoria de las víctimas de la trágica inundación de 1944, un evento que marcó profundamente a esta tierra. Y aunque el parque nació como homenaje, con el tiempo se desdibujó en el paisaje, olvidado como tantos otros proyectos prometidos. Recordemos aquel plan del parque “Del Mariachi” durante el gobierno de Fernando Bautista Dávila, una idea que nunca pasó de los planos.
Pero ahora parece que las cosas van en serio. Con la llegada de la estatua de Ávila Camacho, se anuncia una renovación no solo del espacio físico, sino también de su espíritu. Se habla de áreas verdes cuidadas, bancas renovadas, iluminación adecuada y, quién sabe, tal vez hasta el regreso de esas tardes en las que las familias se congregaban para disfrutar de un helado o una buena charla.
Y así, Don Manuel Ávila Camacho estará presente, no solo como un monumento, sino como un símbolo de renacimiento. Porque Tuxtepec merece parques vivos, memoria viva y sueños que, esta vez, sí se cumplan.