Luis Velázquez | El Piñero
08 de septiembre de 2021
ESCALERAS: El epidemiólogo del barrio es lacónico. La autoridad educativa continúa saliéndose con la suya. El fatídico regreso a clases presenciales. Con todo y niños contagiados. Nadie desearía, pero el riesgo está ahí, la muerte de niños por COVID. Sería catastrófico para la vida humana. Y de paso, quizá, quizá, quizá, se llevaría a uno que otro secretario del gabinete legal y de Educación en los estados del país.
Por fortuna, igual que en la UNAM y el Politécnico, la Universidad Veracruzana se ha mantenido firme con el nuevo rector, licenciado en Sociología, maestría en Historia, doctorado en Ciencias Políticas, Martín Aguilar Sánchez.
Las clases digitales en los 5 campus del estado jarocho.
PASAMANOS: La vuelta al salón de clases parece un caprichito oficial. Más, con los niños sin vacunarse. Y en el caso de una niña de Xalapa que logró amparo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para ser vacunada, el secretario de Salud, ni el saludo le dio. Muy fregón el chaparrrito, director del Hospital Regional de Coatzacoalcos con el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
CORREDORES: La disyuntiva es concreta, específica y maciza.
El regreso a clases es una medida cien por ciento política. Y lo peor, exponiendo la vida de los niños.
Por encima está garantizar la seguridad en la vida de los niños y de los profesores, con todo y estén vacunados.
Pero como fue orden presidencial “en el país de un solo hombre” como intitulara sus tomos sobre Antonio López de Santa Anna el historiador Enrique González Pedrero, recién fallecido, antiguo jefe de López Obrador, entonces, todos obsesionados con quedar bien con el presidente.
La secretaria de Educación Pública, soñando, incluso, con amarrar la candidatura de MORENA a gobernadora del Estado de México, donde fue derrotada por el priista Alfredo del Mazo junior.
BALCONES: En Cuba, el país más admirado por López Obrador a partir de Fidel Castro Ruz, quizá también de Ernesto El Che Guevara, los niños de las escuelas primarias hasta los chicos universitarios, de 2 a 18 años, vacunados.
Y vacunados, caray, con una vacuna creada, inventada, reinventada, probada y comprobada, en Cuba.
Aquí, seguimos comprando las vacunas COVID en el extranjero.
Y de ñapa, improvisando medidas sanitarias.
PASILLOS: Por ejemplo, un niño de primaria quedó contagiado en la primera quincena en clases presenciales y la autoridad educativa asumió decisión indicativa y significativa:
A, el niño, a su casa. B, el salón de clases, cerrado. Y C, los otros niños reubicados en otro salón.
El objetivo, seguir todos en el salón de clases.
Inverosímil, hubo salones donde solo asistió a clases presenciales un solo niño.
Los padres, todos, temerosos de que los hijos queden contagiados.
Valdría la pena que el gobierno obsequiara estampitas de Jesús a los niños, adolescentes y maestros del país pues para que las traigan en sus carteritas pues está comprobado que corretean al COVID.
VENTANAS: Sabrá el chamán en la bolita de cristal el destino esperado.
Pero, así como anda el bichito chino y con la tozudez de las clases presenciales, únicamente la desventura y el infortunio se asoman por todos lados.
La 4T asestó el manotazo de la vuelta al salón de clases y de manera excepcional, uno que otro gobernador, 3, 4, siguen apostando a las clases digitales.
El resto, obsesionado en congraciarse con el jefe supremo.
La vida de los niños, adolescentes y jóvenes les vale un comino.
La política derrotando a la muerte, hosanna, hosanna.