- Tras el rechazo, su mejor amiga la cuida, pero no es suficiente y se requiere más apoyo.
Por: Carlos Abad
A sus 71 años, Matilde Heneida Aguirre Rangel, está prácticamente destinada a morir en el abandono, toda vez que su familia no la asiste y la rechazaron para cuidarla, por considerarla un estorbo, debido a dos enfermedades que padece: mal de Párkinson y derrame cerebral que la hacen depender de un “tercero” en plena vejez.
“Sola, completamente sola, por qué mi gente no me quiso, si tengo miedo de morir en el abandono” dijo Matilde; quién es pensionada del Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca (Ieepo), ya que trabajó de intendente en la zona escolar número 108.
“Ese dinero lo invierto en medicina y en doctores, por qué a mí no me quieren, por qué yo soy hija de otro hombre, por eso” sentenció Matilde, quien dijo haber tenido un esposo y un hijo, aunque lamentablemente ambos murieron, por ello se encuentra sola.
Cuando todo parecía terminado, su mejor amiga y ex compañera de trabajo, Elvira Ruth Amador Castelán comenzó a asistirla, pese a tener 78 años de edad, “estoy ayudándola y apoyándola, precisamente por que somos compañeras de hace muchos años, y la abandonaron sus familiares, no quieren saber nada de ella y ni modos de dejarla morir”.
Agregó “un día la encontramos aquí tirada, la señora que le viene a hacer de comer, porque hasta eso, ella paga y manda a hacer su comida, viene la muchachita, guisa, vino a las 8am, y ella estaba tirada totalmente aquí muy deshidratada, la levantamos, vine rápido”.
Ruth narró que en dos ocasiones intentó entregarla a sus legítimos familiares a efecto de que se hicieran cargo de ella, pero en ambas fue rechazada “su familia no la quiere tener allá en su casa, porque me la regresaron dos veces”.
“Yo no la puedo seguir atendiendo porque aquí necesita una persona noche y día, porque ya no se puede sostener” precisó Ruth al tiempo que contó cómo el hermano de Matilde, Antonio Aguirre Rangel, director de la escuela primaria de Ojitlán le reclamó y no le importó su estado de salud, para después rechazarla nuevamente “que casualidad que ahora como ya no sirves, ahora ya te vienen a botar acá”.
Por lo anterior, Ruth imploró apoyo “si sus familiares no la quieren tener allá en su casa, que busquen a una persona que la atienda aquí en su casa”.