Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: Al paso que van, las mujeres y los hombres de la Cuitlamiña (o Cuitlamaña) en Veracruz terminarán adueñados de la misma frase de Vespasiano, el fundador de la dinastía Flavia, según cuenta Suetonio en su libro “Los doce Césares”.
“¡Pobre de mí! ¡Me estoy convirtiendo en un dios!”.
Por ejemplo, el penúltimo cónclave de los secretarios General de Gobierno (Éric Patrocinio Cisneros), Desarrollo Económico (Ernesto Pérez Astorga) y Turismo (Xóchitl Arbesú) dejaron fuera por alguna razón al secretario de Salud, fue con algunos presidentes municipales.
Alvarado con el ex panista Bogart Ruiz Rosas fue la sede. Y según el boletín de “El Kiko”, su jefe, Éric Patrocinio incurrió en lugares comunes.
Decir, por ejemplo, que el sexenio de Cuitláhuac García será “aliado de todos aquellos alcaldes que coincidan con el bienestar social, sin distinción de siglas políticas”.
Desde luego, así ha sido en política y habrá de ser, pues el diccionario político universal establece que luego de la elección correspondiente, los elegidos se vuelven servidores públicos en términos generales, aun cuando en el terreno de los hechos siempre ejercen el poder y gobiernan con sentido partidario.
Incluso, con la peor y atroz rapiña.
PASAMANOS: Se ignora si fue Jesús o Buda, pero la frasecita de Patrocinio de que “si enfrentamos los retos en equipo y unidos los podemos superar” parece que está inscrita en el relato bíblico.
Y por añadidura, se trata de una frase demasiado manoseada que ya parece trapo de cocina.
Así, pareciera que la imaginación política y la formación social del futuro titular de la SEGOB local se reduce a menos de los tres libros que según Enrique Peña Nieto marcaron su vida.
Y más, porque en 1810, el padre Miguel Hidalgo también lo pronunció aquella mañana del 15 de septiembre cuando solo pudo juntar a sesenta campesinos para lanzar el grito de la Independencia.
Se dirá como afirmaba Andrés Gide que “todo está dicho, pero que como nadie hace caso, entonces, ha de repetirse”.
Pero, al mismo tiempo, son frases de la boca para afuera, porque la historia demuestra que apenas toma posesión la nueva generación política encumbrada lo primero que hace es segmentar el esfuerzo colectivo y dividir al mayor número posible otorgando trato preferencial a los amigos.
CORREDORES: Patrocinio alardea que Cuitláhuac “atenderá a los 212 presidentes municipales, incluso a aquellos que decidan agruparse y dialogar a través de un representante”.
Claro, es su obligación. Para eso fue elegido, digamos, para empujar la carreta entre todos con el único objetivo social de que los 6 millones de los 8 millones de habitantes de Veracruz dejen atrás el estado caótico de miseria, pobreza y jodidez, desempleo, subempleo y salarios mezquinos y de hambre.
Y en tal cruzada necesita trabajar en común acuerdo con hechos concretos y específicos con los alcaldes.
El discurso, pues, está lleno de frases comunes y prostituidas que nada significan en un Veracruz lleno de discordia social por más y más que la senadora Rocío Nahle se persignara para que nunca, jamás, dijo, exista un Veracruz dividido.
Nada puede lograrse solo con buenos deseos.
Y si solo asistieron al cónclave siete de los 212 alcaldes, ¡vaya pobreza y vaya convocatoria, para desperdiciar los cartuchos en infiernitos!
En realidad, se trata de un jonroncito con casita medio llena del edil de Alvarado, tan urgido y necesitado de notoriedad, luego de sus bandazos partidistas.
Y el pobre de Éric Patrocinio… que resbala.
Claro, también necesita posicionarse y purificarse y por eso habría visto como una oportunidad, más que política y social, mediática.
Por eso, la frase de Vespasiano “cae como anillo al dedo”.
“¡Pobre de mí…, me estoy convirtiendo en un dios!”.
BALAUSTRES: ¡Sorpresas que da la vida!
De acuerdo con el boletín de “El Kiko”, el primer logro social de la cumbre edilicia es el siguiente:
Los secretarios de la SEGOB, SEDECO y SECTUR del góber electo y los presidentes municipales acordar trabajar juntos, unidos, para que el 14 de diciembre, en Otatitlán, se efectúe el Encuentro Nacional de la Caricatura para de paso promover las bondades artesanales, gastronómicas y culturales de la región donde Patrocinio llegara al mundo.
Por eso, dijo, “vienen cosas buenas para Veracruz”.
¡Ah!
Y, claro, un caricaturista, parece de Xalapa, apodado “El Tlacuilo”, organizará a sus colegas de ocho estados del país para exponer en la tierra del Cristo negro que llegara al pueblo flotando en el río Papaloapan, anunciando lo que muchos años después sería una constante en el duartazgo de decenas, cientos de cadáveres flotando en los ríos de Veracruz.
Queda así expresada la grandeza social, económica, turística y política que está tocando a las puertas de un estado pródigo en recursos naturales, pero habitado por gente jodida.
Una vez más cobra vigencia la filosofía política de Juan Maldonado Pereda, Q.E.P.D., de que “nunca es el cargo el que hace al hombre, sino el hombre al cargo”.
Dime, pues, exclamaría el viejito del pueblo, el tamaño de tus ideas, sueños y utopías y te diré el tamaño de tus neuronas.
Una cumbre oficializada en Alvarado para organizar una exposición de caricaturas, háganos favor.
¡Ay, Señor Todopoderoso! “¡Pobre de mí! ¡Me estoy convirtiendo en un dios!”.
