La buena alimentación hay que iniciarla desde que nace el bebé. En los primeros seis meses de vida, la alimentación debe ser exclusiva con leche materna. A partir del sexto mes, la mamá podrá iniciar con la ablactación que es la introducción paulatina de alimentos, en combinación con la leche materna, señala la licenciada en Nutrición Julia Salinas Ducker.
La especialista comenta que “hay reglas para ir introduciendo los alimentos. Éstas deben ser vigiladas por el pediatra debido a que el infante puede presentar alergias y, para evitarlas, recomienda empezar con verduras cocidas, después crudas, sin sazonador ni sal. Posteriormente se introducen las frutas. Con ello aprenderá a identificar los sabores”.
En esta etapa se pueden incluir los cereales y pasado un poco más del año: el huevo, las semillas y el chocolate. Con esta alimentación, el metabolismo del pequeño comienza a trabajar de manera regular y comenzará a madurar.
La nutrióloga indica que no hay que darle alimentos procesados o condimentados al bebé porque su metabolismo cambia. De igual manera, indica que el consumo de alimentos empaquetados como galletas, dulces o paletas, predisponen al desarrollo de obesidad en la etapa adulta.
Recomienda que cuando salgan de casa congelen las papillas, ya sean de manzana, pera o verduras y de esta manera, no haya pretexto para alimentarlo sanamente.
Indica que el uso de azúcar está prohibido antes de los dos años de edad, así como el consumo de jugos industrializados, lo cual hay que explicarles a las abuelas, a las tías o a las personas que los cuidan.
Cuando cumplen dos años, comienza la etapa en la que se crean los hábitos alimenticios, es decir: comer en la mesa, usar cubiertos y crear el gusto por los sabores.
De los tres a los seis años, la alimentación del preescolar es por tiempos, comen cada cuatro horas, pero hay que tener cuidado con las porciones que se les dan. Siempre es recomendable que beban agua simple.
De 11 a 12 años de edad hay que fomentarles su crecimiento muscular mediante ejercicio y su desarrollo psicológico.
“Hay familias que tienen un hijo delgado y otro con obesidad, lo cual no es recomendable: hay que mantener un balance en ellos, no darle más o menos alimento a alguno de los pequeños”.
El alimento de cada día
Para lograr una alimentación balanceada y equilibrada, hay que realizar tres comidas al día y dos colaciones. El desayuno es la comida más importante porque permite tener energía después del ayuno nocturno, concentrarnos y mejorar la memoria, dice Julian Vázquez Talavera, maestro en Nutrición Clínica y diplomado en Obesidad por la Academia Mexicana para el Estudio de la Obesidad (AMEO).
Para el desayuno se les puede dar leche con avena y fruta como arándanos, plátano, manzana, pasas o nueces. El médico aconseja incrementar el consumo de fruta (dos tazas) y verdura (tres tazas) al día y subraya que las verduras deben acompañar al plato fuerte o, bien, como una sopa o una ensalada, pero siempre evitar los aderezos y, para darle mayor sabor, se puede agregar aguacate, el cual contiene una grasa saludable que aporta una gran cantidad de fibra y potasio.
Evita los antojos Actualmente es una buena señal que algunos productos eliminen saborizantes y colorantes artificiales, además de otras mejoras como la inclusión de granos integrales en la presentación de los cereales, así como la reducción de la cantidad de azúcar y sodio en los mismos. b
Lo que debe consumir
*Alimentos frescos
*Evita comprar papás fritas o galletas.
*Pica fruta y almacena en recipientes.
*Elabora agua fresca adicionada con infusiones o con fruta.
*No relaciones ningún alimento con un premio o castigo.
*Cuando se realicen fiestas infantiles reduce los dulces.
*No prepares alimentos empanizados ni fritos.
Con información de eluniversal.com.mx