Ciudad de México.- Probablemente nunca has sido consciente de tu esófago hasta que has tragado algo demasiado grande y has tenido dificultades, o bien algo demasiado caliente, o por el contrario frío. También cuando algo va mal y no puedes tragar sueles notarlo.
Se trata de un tubo encargado de llevar la comida y los líquidos desde la boca hasta el estómago. Tiene una forma de tubo, más o menos recto, y recorre el centro del tórax, entre ambos pulmones, y por detrás del corazón. Mide unos 25 centímetros, según asegura la Fundación Española de Aparato Digestivo (FEAD).
“No digiere los alimentos sino que simplemente los transporta desde la boca hasta el estómago. Para ello, cada vez que tragamos se produce una potente contracción secuncial y coordinada de todo el esófago que hace avanzar rápidamente el alimento hacia delante”, mantiene la fundación científica.
“Realmente no tiene una funcionalidad especifica mas allá de servir como un medio de transportar el alimento y los líquidos, es decir, no secreta ninguna sustancia (salvo mucosidad para lubrificar y facilitar el paso del alimento), ni se absorbe ningún alimento”, según advierte en una entrevista con Infosalus el doctor Francisco José García Fernández, especialista de la FEAD y del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla.
El también profesor de Medicina Universidad de Sevilla destaca que lo más peculiar del esófago es “su exquisita función motora”, que está coordinada para empujar el bolo alimenticio hacia el estómago, una actividad coordinada que se llama ‘peristalsis esofágica’.
Aquí recuerda el experto que, en la unión del esófago con el estómago, además hay una zona con mayor presión que realiza un efecto válvula para evitar que los alimentos y el ácido refluyan del estómago hacia el esófago, conocida como ‘cardias’; una válvula que se abre automáticamente para permitir el paso al estómago cuando el alimento empujado por el esófago alcanza este nivel.
PREVENIR LAS ENFERMEDADES DEL ESÓFAGO
“A pesar de que el esófago no tiene una función digestiva especial, debido a su ubicación en el interior de la caja torácica, y en íntima relación con estructuras vitales, cualquier problema serio del esófago puede tener unas consecuencias muy graves para el paciente”, advierte el digestivo.
Por eso, la prevención es primordial en estos casos, aunque el doctor García Fernández remarca que algunas de las enfermedades del esófago son imposibles de prevenir, ya que se desconoce su causa. “Eso sí, la mayoría de las afecciones del esófago están relacionadas con la existencia de malos hábitos alimenticios y de vida principalmente por el consumo de tóxicos, por lo que está en nuestra mano el poder prevenirlas y paliarlas corrigiendo esos hábitos”, defiende el especialista del Hospital Universitario Vírgen del Rocío de Sevilla.
Así con todo, el también miembro de la FEAD enumera las principales enfermedades que suelen afectar al esófago:
1.- Uno de los principales trastornos es la Enfermedad por reflujo gastroesofágico o ERGE. Hay ciertos hábitos que se ha demostrado que empeoran tanto la frecuencia como la gravedad de los síntomas, como son el comer rápido y de manera abundante, el sobrepeso, el consumo excesivo de grasas, el fumar y el consumo de alcohol, principalmente.
“Medicamente solemos denominarla ‘esofagitis péptica’, es decir, una inflamación del esófago por exposición al ácido. Muchas personas la identifican también con la denominada ‘hernia de hiato’, que es una entidad que condiciona la aparición y/o empeoramiento del reflujo. Puede variar desde inflamación leve con síntomas esporádicos, fácilmente tratables con antiácidos y cambios de hábitos de vida, hasta la formación de úlceras, hemorragia, estrechamiento del esófago y/o esófago de Barrett”, agrega.
2.- Otro de los principales problemas, y el más grave, que afecta al esófago es el cáncer. Hay principalmente dos tipos: El carcinoma escamoso, localizado en el tercio proximal y medio del esófago, que se relaciona de manera directa con el habito tabáquico; y el adenocarcinoma, localizado en el cardias, y relacionado en parte con el reflujo crónico, que puede provocar un esófago de Barrett, que a largo plazo es un factor de riesgo para este tipo de cáncer. Además, el tabaco también esta relacionado con este último tipo de cáncer.
3.- Hernia de hiato: Consiste en el desplazamiento del estómago hacia la cavidad torácica a través del hiato diafragmático. El síntoma más frecuente es la presencia de reflujo gastroesofágico. Cuando la hernia es muy voluminosa, es decir, mucho estómago ha subido al tórax, puede provocar dificultad para que pasen los alimentos al estómago provocando dolor, llenado precoz, y sensación de stop. En estos casos, el tratamiento de suele ser quirúrgico si los síntomas son muy intensos y limitantes.
4.- Esófago de Barrett: Relacionado con la presencia de reflujo gastroesofágico intenso y persistente durante años, y sin tratamiento adecuado. Consiste en el reemplazo de la mucosa normal del esófago por un tipo de mucosa distinta, que soporta mejor la exposición al ácido; que se denomina ‘metaplasia enteroide’. Es un fenómeno adaptativo para evitar el daño por el ácido, pero al haber un cambio de la mucosa e inflamación persistente por la exposición al ácido, puede degenerar con el paso de los años hacia cáncer de esófago (adenocarcinoma).
5.- Enfermedades infecciosas: Más frecuentemente producidas por virus (virus herpes simple y citomegalovirus principalmente), o por hongos (cándida), se suelen asociar a estados de inmunosupresión.
6.- Trastornos motores esofágico: Es un conjunto de enfermedades con distintas características dependiendo de la alteración motora predominante. Las más comunes son la Achlasia y el espasmo esofágico difuso.
7.- Esofagitis eosinofilica: Trastorno emergente en los últimos años que consiste en la inflamación del esófago por el depósito de un tipo de células de la sangre denominadas ‘eosinofilos’, implicadas en la respuesta alérgica (hipersensibilidad) del organismo. Esta inflamación provoca rigidez, estrechamiento, y alteraciones motoras del esófago. Los síntomas principales son el dolor torácico y la disfagia (dificultad para la deglución) con presencia frecuente de impactaciones alimentarias. Tiene una predominancia de presentación en adultos jóvenes varones. Parece que está relacionado con la presencia de alergia a diversos alimentos y agentes externos. Es la única enfermedad que tiene una clara predilección por los hombres, y suele darse en adultos jóvenes (entre 10-40 años).
Con información de Infosalus