Luis Velázquez | Escenarios
30 de julio de 2021
UNO. Generación de tatuados
Las enfermeras del sector Salud en la Ciudad de México han quedado perplejas ahora cuando vacunan a las personas de 40 a 49 años en contra del COVID.
La mayoría tienen el cuerpo tatuado por todos lados. Sería, sería, digamos, la generación de los tatuados.
De cada diez personas, entre 8 y 9 convirtieron su cuerpo en una especie de mural pictórico.
Los muralistas (Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros) borrados del mapa nacional.
El cuerpo, como una sala pictórica ambulante.
DOS. La Santa Muerte
Los tatuajes varían. Hay quienes tienen pintada la Santa Muerte, en un brazo, el pecho, el estómago, la espalda y las nalgas.
Una enfermera dijo a una señora de unos cuarenta años:
–¿Te puedo inyectar la vacuna en el ojo de la Santa Muerte? ¡Es ahí donde te toca!
–Píncheme, dijo la señora. La Santa Muerte es invencible.
Otras personas, por ejemplo, se tatuaron el nombre de su pareja en turno. Incluso, algunas hasta la cara de su amado amante.
Insólito, muchos hombres se tatuaron la bandera nacional y de vez en vez, confesaron a las enfermeras, se ponen de pie y se cantan el himno ellos mismos.
TRES. El águila y la serpiente en las nalgas
Una señora se tatuó el escudo nacional, el águila y la serpiente allí “donde la espalda pierde su nombre”.
Es decir, en las nalguitas y el águila y la serpiente posan en sus nalgas según confesara la señora, sin pudor ni rubor, a la enfermera.
Incluso, también confesó que en las entrepiernas se tatuó la lengua de su pareja, quizá como parte del reality-show, y más ahora cuando el COVID anda en la tercera ola causando mayores estragos.
CUATRO. Chairos entre chairos
Unas personas se grabaron la figura de San Judas Tadeo en el pecho y ahí mismo le rezan en el transcurso del día.
Otros, de origen zacatecano, al Santo Niño de Atocha.
Hay Siervos de la Nación que se tatuaron la espalda con las figuras de Miguel Hidalgo, José María Morelos, Benito Juárez. Francisco Ignacio Madero y Lázaro Cárdenas.
Y por eso mismo, se declararon los chairos entre los chairos, y porfis, que nadie los objete ni meta con ellos porque simplemente arderá Troya.
CINCO. Exposición de cuerpos tatuados
Cada quién sus creencias, pero del siglo pasado a la fecha, la vida ha evolucionado, y ni hablar, si antes, mucho antes, únicamente se grababa sobre el dorso de la mano el nombre de la persona amada (la novia, la esposa, la amada amante, etcétera), ahora la universalidad de gustos y preferencias y referencias ideológicas.
Sería interesante que la secretaría de Cultura organizara una exposición de cuerpos tatuados, a tono con la época que se vive y usufructúa.
Quizá la historia de los tatuados se esté repitiendo en provincia y, bueno, de ser así, sería interesante un mural efímero de cuerpos humanos tatuados…a diestra y siniestra.
SEIS. Tiempo histórico
En el tiempo del COVID, muchas cosas están aflorando en el surco.
Por ejemplo, los familiares, amigos, vecinos y conocidos fallecidos murieron solos, encerrados en el cuarto de la muerte, aislados.
En las funerarias donde los cremaron únicamente entregaron las cenizas.
En todos los casos, los muertos se fueron al otro lado del charco sin despedirse, aun cuando quizá dijeron adiós con el celular.
Ahora, con las personas de 40 a 49 años, la Generación de los Tatuados. El signo de cada tiempo histórico.