Redacción EL PIÑERO
Loma Bonita, México.– En Costa Rica, país centroamericano, un grupo de científicos trabajaron en un proyecto denominado “Gasificación a partir de desechos agrícolas para la producción de energía”, en el cual se logró producir energía eléctria mediante la glasificación de los desechos de la piña.
Para diversos grupos de ecologistas costarricenses, la siembra de piña es sencillamente nefasta. Sostienen que daña el suelo, genera plagas de moscas y que las comunidades cercanas no pueden ni consumir el agua debido a que los agroquímicos terminan contaminando las nacientes y el agua subterránea.
Pero un grupo de científicos buscó darle vuelta a la situación y está demostrando que mediante la gasificación de los desechos de la piña se logra producir energía eléctrica.
La Facultad de Ingeniería de la Universidad de Costa Rica (UCR), el Instituto de Investigaciones en Ingeniería (INII) y la Red Centroamericana de Instituciones de Ingeniería (REDICA) se unieron para trabajar en el proyecto “Gasificación a partir de desechos agrícolas para la producción de energía”.
Luego de un año de experimentos, mediante la construcción de un gasificador financiando con una donación británica y utilizando los desechos que los propios propietarios de fincas suministraron, se han obtenido los primeros resultados positivos, por lo que ahora se tienen contactos con posibles donantes para proseguir con las metas trazadas.
Pero un grupo de científicos buscó darle vuelta a la situación y está demostrando que mediante la gasificación de los desechos de la piña se logra producir energía eléctrica.
Voceros de la iniciativa explican que el equipo de investigadores -liderado por el doctor Pedro Casanova Treto del Laboratorio de Reforesta- continuará en las próximas semanas con las pruebas de eficiencia y de poder calórico con distintas mezclas.
Esta iniciativa se hizo realidad gracias a fondos provenientes de la Red para la Ciencia y la Innovación de la Embajada Británica en Costa Rica.
Los beneficios
Con entusiasmo, Casanova Treto manifiesta que mediante la utilización de los residuos de la producción de piña “se podrá colaborar con la disminución de impacto ambiental y obtener un remanente de energía o un subproducto para otras aplicaciones”.
Por su parte, Lilliana Arrieta Quesada, quien coordina la Secretaría Técnica de REDICA, opina que la iniciativa puede convertirse en un buen negocio, regulado por las leyes nacionales.
“Se seleccionó este desecho –apunta – porque las comunidades se han quejado reiteradamente de problemas asociados con estos subproductos, por ejemplo la mosca de la piña, y porque un mal manejo de estos puede acabar contaminando suelos y agua”.
Además, se procura obtener distintos subproductos, por ejemplo, cosmetológicos, jugos y puré, entre otros, generando importantes cadenas de valor.
Costa Rica es el primer exportador de piña de América Latina, con más de 50 mil hectáreas sembradas. La actividad genera 35 mil empleos directos y 46 mil indirectos, según datos de la Cámara Nacional de Productores y Exportadores de Piña (CANAPEP).
Los principales mercados de exportación son Estados Unidos y Europa; pero Costa Rica debe responder a acuerdos sobre producción limpia a partir del año 2020 para no perder los nichos que tiene hasta ahora. Solo en el año 2016, Costa Rica exportó 1.000 millones de dólares en piña fresca, piña seca y piña congelada, según CANAPEP.
Costo y dinámica del proyecto
Aunque no se tiene un presupuesto exacto, los dos aspectos más caros del proyecto de producción energética a partir de los rastrojos son la construcción del gasificador –que ya fue realizada- y la inversión necesaria para conectarse al sistema nacional, comenta Arrieta.
El enfoque del proyecto responde a recomendaciones de las Naciones Unidas de integrar agua y energía. Se enmarca, además, en la ley 7447 sobre la Regulación del Uso Racional de la Energía, que establece el compromiso del Estado en promover y ejecutar programas para el uso racional y eficiente de la energía, considerando la protección medioambiental.
¿Y los productores?
CANAPEP ve con muy buenos ojos este tipo de proyectos, según afirmó su presidente Abel Chaves Trigueros, pues coincide el Sistema de Gestión Socio Ambiental para la Producción Sostenible de la Piña (SG-PSP), que procura reducir los desechos sólidos y líquidos que genera la producción de la fruta.
Pero teme que el proyecto resulte caro. Puntualiza que “llevar a cabo una iniciativa de esta naturaleza implica considerar costos y logística y dependerá, entre otros aspectos del sistema de transporte, de las condiciones de la infraestructura de caminos o carreteras y de la ubicación de los centros de acopio para depositar el rastrojo”.
Artículo publicado en Ecoticias.