Indice Político/Francisco Rodríguez
Apenas este último jueves 28 de marzo Gabino Cué, ex gobernador de Oaxaca, se apersonó de incógnito en la zona de plataformas petroleras de Cantarell. Llegó ensarapado, enfundado en un overol anaranjado, de contratista de Pemex.
¿Va a invertir su dinerito en negocios petroleros? Dicen que tiene muuucho. Hay quienes calculan que el grupo político al que Cué pertenece –Diódoro Carrasco, Jorge El Coco Castillo, et al— bien podrían pagar un rescate de hasta 11 mil millones de pesos en caso de ser secuestrados. ¡Dios no lo quiera!
¿O será que Gabino está tantaleando el terreno para sumarse a la #CuartaTransformación como fruncionario de la empresa ¿productiva? del Estado que más dolores de cabeza da al Presidente de la República? Porque no llegó solo. Iba acompañado o escoltado por Rogelio Hernández Cazares, nombrado director de Pemex Fertilizantes en el gobierno actual y quien tiene acusaciones de corrupción en su paso como fruncionario en el estado de Oaxaca –por supuesto– en la administración de Cué.
Hernández Cázares también pretendió pasar de incógnito. El overol que debería haber portado, el amarillo de funcionario de la paraestatal requerido para subir a plataformas, fue sustituido por uno de color naranja. ¿O será que tiene dos chaquetas? ¿Qué además de ser empleado de Pemex también es su proveedor o contratista?
Volaron en helicóptero de la contratista Cotemar. Y al llegar se presentaron como posibles inversionistas de dicha compañía, por lo que subieron para inspeccionar los barcos que la empresa tiene en contratos actuales con Pemex.
¿Por qué lo hicieron a hurtadillas? ¿Por los hurtos?
¿Protegido de Andy López Beltrán?
Rogelio Hernández Cázares, quien fuera el director del Seguro Popular en la recta final del sexenio del ex gobernador Gabino Cué Monteagudo, fue señalado de presuntos desvíos de recursos, aún así en los pasillos de la Torre de Pemex se comenta sotto voce que es un protegé de uno de los hijos del Presidente López Obrador: Andy López Beltrán.
Cierto o no, la realidad es que la Auditoría Superior de la Federación (ASF) detectó que el Régimen Estatal de Protección Social en Salud (REPSS), que ejecuta el programa Seguro Popular, desvió 915 millones 271 mil 700 pesos durante el 2016.
La Federación transfirió al REPSS 2 mil 291 millones 981 mil 700 pesos por concepto de la Cuota Social (CS) y la Aportación Solidaria Federal (ASf) 2016 (Seguro Popular). La ASF señala que el REPPS no presentó documentación comprobatoria y justificativa por las operaciones realizadas con los recursos de la CS y la ASF 2016 por un monto total de 621 millones 204 mil 200 pesos en 2016.
Los recursos no comprobados se desglosaron de la siguiente manera: 307 millones 529 mil 9 pesos pesos por concepto de medicinas y productos farmacéuticos; 256 millones 682 mil 700 pesos por gasto operativo de unidades médicas; 26 millones 982 mil 600 miles pesos de acciones de prevención y promoción de la salud. Además de 17 millones 471 mil 500 pesos por pagos a terceros por servicios de salud y 12 millones 537 mil 5o0 pesos de gasto de operación del REPSS y apoyo administrativo.
Por otra parte, el saldo en la cuenta bancaria del Seguro Popular 2016 del REPSS, al 31 de diciembre de 2016, fue por 78 millones 802 mil pesos; sin embargo, de conformidad con las operaciones realizadas debería haber presentado 253 millones 925 mil 600 pesos, por lo que se determinó una diferencia de 175 millones 123 mil 600 pesos.
¿Dónde quedó la bolita?
Lo condenable, lo criminal, es que todos estos saqueos perjudicaron a la población de uno de los estados más pobres del país.
De los “bisnes” de Cotemar en Pemex le platicaré aquí en alguna próxima entrega.