Luis Velázquez Escenarios
02 de abril de 2019
UNO. “Cuidaos los unos a los otros”
El presidente municipal de Xalapa ha descubierto la estrategia para disminuir la ola de inseguridad en Veracruz.
“Cuidarse los unos a los otros”.
Así lo expresó la semana anterior, quizá, digamos, adoptando el primer Mandamiento de la Ley de Dios de amarse “los unos a los otros” y que, bueno, más de dos mil años después significa un fracaso emocional, sentimental, moral, ético y espiritual.
La sentencia bíblica en labios del alcalde expresa el más alto decibel de desesperación social en que estamos atrapados y sin salida.
Y lo peor, incluído el asesinato de niños y mujeres.
Se ignoran los alcances del descubrimiento del edil, un académico de la Universidad Veracruzana quizá acercándose a los treinta años de antigüedad y/o quizá trascendidos.
Su experiencia e imaginación apenas le ha dado para decir a la mitad de la población de Xalapa y a la otra mitad que se cuiden “unos a los otros” para evitar un secuestro, una desaparición, un asesinato, una decapitación, una fosa clandestina.
DOS. Apostar a la fe y a la esperanza…
Podrán, quizá, cuidarse “unos a los otros” en una familia. Los padres y los hijos. Se ignora si los tíos y los primos, pues las familias disfuncionales, sin buena vibra, con pésimo karma, rota la relación sanguínea, son la normalidad.
Pero, bueno, ante la incertidumbre y la zozobra solo resta apostar a la esperanza y a la fe.
Y más cuando el jefe de la Oficina del Presidente de la República, Alfonso Romo, anunciara que la austeridad republicana ha mudado en la pobreza franciscana, donde uno de los cimientos básicos son la fraternidad y la caridad.
En contraparte, en el Valle de Uxpanapa, en el sur de Veracruz, los vecinos descubrieron una fórmula como es integrarse en guardias comunitarias.
Y en Soledad Atzompa, los vecinos hallaron política más efectiva como es linchar y quemar vivos a los malandros.
Y en Mariano Escobedo, los vecinos definieron su política de seguridad para restablecer el Estado de Derecho advirtiendo a la autoridad que “malandro que detengan… le cortarán las manos”.
Y en Coatzacoalcos hay un vaso comunicante, dos vertientes, dos ejes.
Uno, del alcalde, de hablar con los carteles para que en nombre de Dios dejen el camino del mal.
Y otro, de la población organizada para marchas y plantones ante el palacio municipal con todo y que el presidente municipal, peleado a muerte con la síndica por el nepotismo, el cuatismo y el amiguismo, se esconda en su búnker desoyendo el clamor social.
TRES. Tiempo de la república amorosa…
Cuidémonos “los unos a los otros”.
Y sin embargo, quizá habríamos de pasar por el filtro del proverbio célebre de Séneca de “conócete a ti mismo”.
Y “conócete a ti mismo” para, entre otras cositas, aplicarse una autopsia espiritual para determinar, primero, con qué familiar se cuidará uno al otro, y segundo, con qué amigo, y tercero, con qué compadre, y cuarto, con qué vecino.
Así, se evitaría, digamos, un cortocircuito, digamos, entre unos primos que se cayeran “gordos” y se llevaran mal.
Por fortuna, con su genialidad, el alcalde de Xalapa se pone a la altura del presidente AMLO quien suele convocar a la población con su “no mentir, no robar, no matar” y no desear a la mujer de tu prójimo ni de tu próximo.
Tiempo, entonces, de la república amorosa y la Cartilla Moral y la llamada por decreto Cuarta Transformación del País.