Luis Velázquez Barandal
13 de junio de 2019
ESCALERAS: Aunque ya se sabe que a la prensa quisquillosa “ningún chile embona”, (“Ya sé que ustedes no aplauden” decía Enrique Peña Nieto, porque “nada les embona”), la vida en Veracruz está podrida. Sigue podrida.
Todos los días, secuestrados, desaparecidos, asesinados, tirados los cadáveres en la vía pública y flotando en los ríos, lagunas y arroyos y arrojados al fondo de los pozos artesianos de agua dados de baja.
Hacia el día 191 de Cuitláhuac, 930 asesinatos, entre ellos, 113 feminicidios y 38 niños asesinados.
Nadie, así tenga escoltas día y noche, está exento. Nadie puede festinar que ya libró la ola de violencia. El gobierno de Veracruz, en su principio de Peter. No puede. No quiere. Está rebasado.
PASAMANOS: Marco Antonio, de 48 años, agente del instituto de Migración, comisionado en Acayucan, manejaba su camioneta en el pueblo. Era la noche del martes 5 de junio. De pronto, ¡zas!, se le aparejaron unos sicarios y lo mataron. Su cadáver quedó tendido sobre el volante.
Minatitlán. En medio del monte, en la calle Reyes Azteca, unos hombres se toparon de pronto con un cadáver. Su cuerpo, perforado a balazos. La tarde comenzaba a pardear. Nadie en el pueblo lo identificó.
CORREDORES: Tuxpan. Un profesor de escuela primaria estaba de pie frente a su domicilio en la calle Heroica Veracruz, entre Primero de Mayo y Juan Soto Lara. En la colonia Álvarez.
Miércoles 5 de junio. Era la tarde cuando los familiares lo seguían buscando. Los vecinos dijeron que unos hombres en una camioneta negra se lo habían llevado.
Xalapa, allí donde la política de seguridad pública consiste, dice el presidente municipal, en cuidarse unos a otros. En la avenida Lázaro Cárdenas, un hombre fue asesinado a balazos. 4 de junio. Hacía fila en la parada de camiones en una calle de la colonia Rafael Lucio.
Después del tiroteo, gracias al dios de “La luz del mundo”, la policía resguardó el lugar.
BALCONES: Poza Rica. En un bar, tres amigos se echaban unas copitas. Era la noche del lunes 3 de junio. Minutos antes de las 24 horas. Unos tipos llegaron al bar “El deportista”, en la colonia Ávila
Camacho. Entraron y rafaguearon al trío de amigos. Luego, se fueron tan campantes, dueños de la noche y del día.
Un motel en Coatzacoalcos. Se llama “Villas de Coatza”. Una mujer de unos 25 años entró a una habitación acompañada de un taxista. El taxista pagó 500 pesos por 4 horas. Su cadáver quedó desnudo en el jacuzzi. La televisión y el estéreo a todo volumen. El taxista se perdió en la madrugada.
PASILLOS: Tierra Blanca. Martes 4 de junio. Leonel M. O., de 44 años, fue de compras a una tienda en el poblado del Moral, ubicado a 30 minutos de la cabecera municipal.
Al salir de la tienda fue rafagueado. Los asesinos, huyeron, como siempre, y como siempre, la policía, ajá, llegó después.
Huiloapan. Juan N. fue reportado como desaparecido. Durante varios días, la familia en frenética búsqueda sin resultados.
Entonces, su cadáver flotó en el río La Carbonera, en la colonia Cardenista, congregación Paredón Viejo, y quedó atorado en la ribera.
Tardos ni perezosos, el dictamen oficial fue que un infarto al miocardio se le atravesó.
VENTANAS: Poza Rica, 4 de junio. Martes en la mañana. El cadáver de un hombre sin cabeza fue tirado adentro del CBTIS número 78. Se insiste, adentro de las instalaciones educativas. A unos metros de la cancha deportiva. Los alumnos descubrieron el cadáver. Lo dejaron sin cabeza y solo con un short negro. Negra la vida. Negras las últimas horas de su paso por la tierra. Negro el destino social en Veracruz. Negra la esperanza.
PUERTAS: Coatzacoalcos. Miércoles 5 de junio. Era un discapacitado y le apodaban “El chino”. Se llamaba Alberto. Alberto “N” como dicen ahora. En la colonia Obrera, los tiros de un pistolero solitario trepado en una motocicleta lo alcanzaron. El cadáver quedó boca arriba. Tenía 36 años.
Cosoleacaque. Dos hombres iban en una motocicleta. Y de pronto, otra motocicleta los alcanzó. Y se emparejó. En el fraccionamiento “Los limones”, los vecinos escucharon unos quince balazos. Eran dos los sicarios. Eran las 6 de la tarde del miércoles 5 de junio. “La muerte tiene permiso”. “La vida no vale nada”. “Si me han de matar mañana que sea de una vez”.
CERRADURAS: Gutiérrez Zamora. Otra vez la noche. “La noche, dice el viejito del pueblo, tiene más ojos que el día”. Y en la noche, hacia las 20 horas, un quinceañero fue asesinado por la espalda y en la cabeza en el poblado Renacimiento 2000.
En medio de un charco de sangre, el padre lo identificó.
Coscomatepec. 5 de junio. Llevaba desaparecido 48 horas. Y apareció muerto empotrado entre las rocas de un río, a la altura del puente Xaltenango. Se llamaba Felipe Moguel Parra. 64 años.
¡Ah, la policía, tan pronta y expedita, filtró que acaso, quizá, él solito cayó al río!
PATIO: El incómodo diputado federal, Gerardo Fernández Noroña, anduvo en Veracruz la semana anterior.
En la ciudad de Veracruz, dijo, por ejemplo, que el Fiscal Jorge Wínckler daña la imagen de Cuitláhuac García.
Pero, oh sorpresas, también aseguró que Cuitláhuac ha fallado en materia de seguridad y pronunció frase célebre:
“Debe hacer cambios que permitan mejores resultados”.
Luego, reveló que sueña con la candidatura presidencial de MORENA en el año 2024 y sabrá el chamán si “el chile habría embonado” al gobierno de Veracruz, pero Fernández Noroña regresó feliz a la Ciudad de México.