Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- Uno. Dar la vida por Veracruz
El 2 de agosto, el góber azul se lanzó en contra de los medios porque, dijo, “todos los días la crítica, todos los días el señalamiento grosero, todos los días el señalamiento de que hay ineficiencia…”pero jamás el reconocimiento de que estamos dando la vida para que Veracruz cambie”.
¿Dando la vida? Sí, señores, “dando la vida”.
La dieron, por ejemplo, con la captura de ocho duartistas presos ya, ya, ya, en el penal de Pacho Viejo.
Dieron la vida, la expusieron mejor dicho, con la solicitud de desafuero de Tarek Abdalá y Alberto Silva Ramos, sin resultados, y por desgracia, hasta ahora.
Dieron la vida, advirtiendo a Karime Macías y sus padres y ocho familiares que irían por ellos, pues también “ordeñaron la vaca” y saquearon el erario.
Dieron la vida, la expusieron digamos, cuando en Canadá, aplicaron el llamado “Vómito negro” a Moisés Mansur Cisneyros, el amigo de la infancia y prestanombre de Javier Duarte y bastó que le advirtieran que su esposa sería encarcelada para doblarlo y para despepitar todo, absolutamente todo, en contra de su ex amigo, con quien amanecía (además, con Jaime Porres y Franky García) en las francachelas.
Dieron la vida, cuando en Cardel tres Policías Federales fueron asesinados, con todo y que en ningún momento tomaran las precauciones necesarias en un Veracruz turbulento y revolcado.
Dieron la vida, cuando en una colonia popular de Coatzacoalcos fueron asesinados cuatro niños y sus padres, a cuyo jefe de familia acusaron (dando la vida) de pertenecer a los malandros, sin que al momento lo hayan demostraron.
Dieron la vida, cuando el sábado 26 de agosto, en una plaza comercial de Córdoba fue rafagueada una familia y murieron el padre y una hija, y en donde repitieron la dosis de Coatzacoalcos con el padre “malandro”.
Y dieron la vida cuando el miércoles 16 de agosto del año azul que corre, en el bulevar Ávila Camacho, de Misantla, una chica, Judith Betsabé Reyes Peña, de 23 años, fue asesinada a quemarropa por unos desconocidos que viajaban a bordo de un taxi.
Dos. Muchos han dado la vida por Veracruz
En tal lógica (ofrendar la vida “para que Veracruz cambie”), habría de recordar aquel discurso incendiario cuando el góber azul aseguró que se pondría al frente de las corporaciones policiacas para ir atrás de los malandros.
Y por tanto, quizá convendría conocer (digamos, para alabar y halagar y tirar incienso al jefe del Poder Ejecutivo) el número de ocasiones en que se ha puesto al frente de tales operativos, a menos que sea, por ejemplo, al lado de Mario Marín Zamora, el homónimo del góber precioso a cargo de la Policía Auxiliar, Bancaria y Comercial, de cuyo trabajo, por cierto, nada se ha conocido en los últimos nueve meses.
Y si en tales estamos, entonces, los tres reporteros asesinados en Veracruz (Ricardo Monluí en Yanga, Edwin Rivera Paz en Acayucan y Cándido Ríos Vázquez en Juan Díaz Covarrubias) también dieron la vida, aun cuando, y en el último caso, el gordillista Roberto Campa Ciprián ya dejó claro (aplausos, aplausos) que estaba en el lugar equivocado con la gente equivocada a la hora equivocada.
Y las edecanes de Amatlán y Córdoba, secuestradas, desaparecidas y asesinadas también habrán dado la vida “para que Veracruz cambie”, y por tanto, habría de canonizarlas en el panteón de los héroes (y heroínas) civiles.
Incluso, y de paso, también habría de canonizar a la ex diputada local de MORENA, Eva Cadena, porque expuso la vida cuando se unió a las guardias comunitarias de Las Choapas, integradas para rescatar a la esposa de un ganadero que fue plagiada.
Tres. “Escriban lo que vean”
El proverbio popular dice que cualquier político encumbrado sufre cambios. Uno es, por ejemplo, cuando es precandidato. Otro, cuando es candidato. Otro, cuando gana. Otro en los primeros meses de gobierno. Otro, en la cúspide. Otro, entrando a la historia. Otro, entrando a la gloria. Otro, soñando con la eternidad.
El góber azul, por ejemplo, ganó en las urnas teniendo a la mayoría de los medios en contra.
Después, le dio por denunciar a uno que otro medio afin (afin porque era financiado) a Javier Duarte.
Entonces, reveló que el gasto de Duarte en el viaje sexenal fue de ocho mil millones de pesos.
Luego enseguida advirtió que “ningún quinto habría para los medios” y que “los medios habrían de aprender a vivir de sus medios”, porque sus medios eran Periscope, Facebook Live y TV Más.
Ahora, dice que “de la misma manera que se nos critica a ocho columnas esperamos que se diga ‘qué bueno… tuvieron el talento y la capacidad para resolver este problema’”. (La Jornada Veracruz, Roxana Aguirre, 3 de agosto, 2017)
Así, acuñó su frase bíblica:
“No tenemos una varita mágica pero sí tenemos toda la voluntad”, de igual manera como por ejemplo, Enrique Peña Nieto reprochara a los medios que “ya sabía que los reporteros nunca aplauden”.
Por desgracias, los medios siempre andan atrás de las noticias malas, pues las noticias buenas nunca cuentan…por más y más que, por ejemplo, en el siglo pasado don Francisco Martínez de la Vega (jefe de Información de la revista Siempre! de José Pagés Llergo, y diputado federal y gobernador de San Luis Potosí con su amigo Adolfo López Mateos) decía que “el buen reportero ha de criticar sin ofender y reconocer sin halagar”.
Deformación histórica buscar siempre noticias malas, desviación sicológica o siquiátrica, mala leche, si el góber azul (y los suyos) están “dando la vida para que Veracruz cambie”, caray, y sólo para ganar indulgencias en el otro lado del charco, los medios han de apegarse a la sentencia del Eclesiastés y “escribir lo que vean”.
Y “lo que vean”, tanto lo malo como lo bueno.
Y más, porque ya lo dijo el inquilino sexenal de Los Pinos, “lo bueno cuenta… y cuenta mucho”.
Y más, si cada día y noche la vida se expone… ante los malandros a quienes el góber azul llamara “bestias”.