El cuerpo de Yoseline Peralta Aguirre fue encontrado sin vida afuera de la casa de su pareja, en la Ciudad de México, el 16 de octubre de 2016. Pese a que el cadáver tenía huellas de violencia, el caso fue clasificado por las autoridades como “suicidio”. La familia tuvo que reclamar y presionar para que las autoridades capitalinas realizarán su trabajo como lo marca la Ley: que investigaran la muerte violenta como un feminicidio.
Al paso de más de tres años, la víctima y su familia aún no obtienen justicia, pues aún no hay personas detenidas por el crimen contra Yoseline.
Sugeyry Romina Gándara
Ciudad de México (SinEmbargo).- Yoseline Peralta Aguirre, de 21 años, fue encontrada muerta el 16 de octubre de 2016 en la vía pública, justo el exterior de la vivienda de su novio, ubicada en la Alcaldía de Iztapalapa, en la Ciudad de México. El cuerpo tenía huellas de violencia: moretones en brazos y piernas, y además sus uñas estaban arrancadas. Para la familia era claro que la joven había sido asesinada, sin embargo las autoridades clasificaron el caso como “suicidio”.
Clara Aguirre y Andrea Peralta, madre y una prima de la joven, respectivamente, denunciaron que la investigación ha incurrido en diversas irregularidades, lo que no ha permitido el esclarecimiento del caso y la justicia para la joven.
La Procuraduría General de Justicia de la Ciudad de México (PGJ-CdMx), explicaron, al inicio no indagó el caso como feminicidio, pero los padres de la víctima no dejaron de luchar hasta que lograron la reclasificación a feminicidio. No obstante, hasta la fecha el crimen contra Yoseline sigue impune.
Las familiares de Yoseline demandan justicia para la chica, quien era madre de tres menores de edad.
“Quiero que haya justicia, porque en esta zona [Iztapalapa] han pasado muchos feminicidios y las autoridades siguen trabajando igual, no hacen nada. Pero más que nada, quiero justicia para mi hija”, dijo Clara Aguirre, madre de la víctima, en entrevista con SinEmbargo.
Andrea Peralta, prima hermana de la joven, también pide una sanción, no sólo para los responsables del feminicidio, sino para las autoridades que quisieron tratar el caso como un suicidio, negándole el derecho a la verdad y la justicia a Yoseline y su familia.
JOVEN MADRE
Yoseline era una joven de 21 años de edad, madre de tres niños. Estaba por cumplir 22 años cuando fue asesinada.
“Era muy alegre y amiguera”, narró Andrea, su prima. La chica participaba activamente en proyectos de agricultura urbana.
Fue en ese mismo año, en 2016, cuando conoció a David “N”, con quien inició una relación sentimental. Luego de unos meses se mudó a vivir con él.
De acuerdo con personas cercanas a Yoseline, ella sufría de violencia verbal, económica y, están convencidos, que también violencia física, pues en algún momento se llegaron a ver marcas en su cuerpo.
La noche del 16 de octubre de 2016, Yoseline acudió con su pareja, amigos y otra prima a un bar ubicado en la Alcaldía Iztapalapa.
Allegados relataron que la pareja discutió esa noche; él le reclamó por bailar con uno de sus amigos y después se retiró del lugar, cerca de las tres de la mañana.
Yoseline se fue con su prima, pero en la madrugada le comentó que quería hablar con David. La otra prima -de quien se pidió omitir su nombre- dejó a la chica en casa de David cerca de las tres de la mañana.
Al día siguiente, poco antes de las seis de la mañana, un vecino llamó a Clara Aguirre, la madre de Yoseline, y le avisó que su hija estaba sin vida en plena calle de la colonia.
La señora Clara y su familia de inmediato se trasladaron a la calle “Piraña” de la Col. del Mar Sur.
“Cuando nosotros llegamos nos dijeron que se había ahorcado en el baño, pero la encontramos tirada afuera donde vive David “N”. Tenía golpes, tenía jaloneos de pelo, traía moretones en los hombros, piernas, y sus uñas postizas estaban arrancadas”, dijo Andrea Peralta prima.
“Ella estaba sola, no había nadie, pero después curiosamente salió la hermana de él y la mamá de él [el novio]”, agregó.
Un policía de investigación de la Procuraduría entrevistó a David, novio de Yoseline, y a los familiares de él, cerca de las 10:30 de la mañana, narró la señora Clara Aguirre.
El novio y sus familiares dijeron que supuestamente habían encontrado el cuerpo de Yoseline colgando en el bañó, que presuntamente la chica había usado bufanda en el baño, que lo bajaron, salieron con el cuerpo, pero que lo dejaron en la calle porque presuntamente “ningún taxi se paró”.
El policía que tomó la declaración omitió indagar con las demás personas presentes o con vecinos para saber si habían escuchado alguna discusión. El policía sólo se quedó con la versión de la familia del novio de la víctima y no abrió ninguna línea de investigación inicial, pese a que estaba frente a una muerte violenta en la vía pública.
Clara se dirigió al Ministerio Público para levantar la declaración sobre la muerte de su hija. La mujer narró que en ese momento fue maltratada por el agente que la atendió, y destacó que los peritos de la PGJ-CdMx tardaron mucho en hacer el levantamiento del cadáver y de la escena del crimen.
“Yo en ese momento insistía que el cuerpo de mi hija no había sido levantado por los peritos, hacía mucho sol y mucho calor. El cuerpo de mi hija fue levantando al cuarto para la una de la tarde, y muy mal”, comentó la señora Aguirre.
La madre de la víctima relató que mientras estaba en el Ministerio Público le reiteraron que su hija presuntamente se había suicidado, pero Clara les refutó que no era cierto.
“Sus manos tenían huellas como de defensa, y en ese momento yo le dije al licenciado: ‘Mi hija no sé mató, la mataron`”. […]Horas más tarde, como a las 5 de la tarde, fui al SEMEFO y ahí yo le insistí al médico que me dio el acta de defunción que a mi hija la habían matado, y él me dijo que ‘bueno, se haya ahorcado o no se ahorcado, la muerte es por asfixia”.
Esa misma tarde peritos de la PGJ ingresaron a la casa donde presuntamente la víctima se había suicidado, y encontraron una bufanda colgada de una viga de madera, pero en ninguna de las intervenciones, los peritos explicaron la metodología de la búsqueda para localizar indicios o descartar o confirmar la exigencia de indicios.
“Tampoco hizo una descripción detallada del cuarto de baño que permitiera la reconstrucción posterior de los hechos, solo se quedó como único indicio la bufanda colgada de la viga de madera”.
Clara Aguirre recordó que el cuerpo de su hija fue entregado, al día siguiente. La familia llamó a un médico y una criminalista conocidos para que revisaran el cuerpo.
“El doctor se puso guantes, se preparó, abrimos la caja de mi hija, le sacó foto de los golpes y nos dijo que le habían pegado varias veces. En sus manos tenía cabellos”, narró la madre de Yoseline.
El cabello fue llevado ante las autoridades, pero no lo aceptaron como evidencia, comentó Clara. “nos dijeron que el cuerpo ya podría estar contaminado”.
La madre de Yoseline recordó que por varios meses tuvo que realizar varias acciones legales y de presión para que las autoridades cumplieran con su trabajo: investigar el caso como feminicidio.
“Siempre me dijeron que se había ahorcado, pero yo estuve insistiendo para seguir adelante. Presioné a las autoridades, hasta que ya después de cambió a homicidio doloso y, hasta los primeros meses de 2018, me dijeron que el caso ya se lleva como feminicidio”, platicó la mujer.
En la investigación aparece como sospechoso David “N”, la ex pareja de la joven, sin embargo, hasta la fecha no ha sido detenido, de acuerdo con información de la familia. “Las autoridades solo nos traen a vuelta y vuelta”, narró la madre.
En septiembre del año pasado, la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México, emitió una Recomendación dirigida a la Procuraduría General de Justicia; al Tribunal Superior de Justicia, y Secretaría de Seguridad Ciudadana, todos de la Ciudad de México, por la violación de los derechos de al menos 57 víctimas de feminicidio –directas e indirectas– por falta de investigación, violencia institucional, revictimización y filtración de información en al menos 20 casos ocurridos en la Ciudad de México, entre ellos, el feminicidio de Yoseline.
El organismo asentó que tales dependencias incurrieron en prácticas que violaron a los derechos humanos de las víctimas, tales como violencia institucional; omisión en la investigación y negligencia en diligencias ministeriales; revictimización, y filtración de datos.
Omisión para investigar con la debida diligencia; no ordenar medidas de protección en casos más urgentes; carencia de perspectiva de género en la calificación de los delitos; peritajes realizados de manera negligente o incorrecta; falta de aplicación de los protocolos de feminicidio; y la ausencia en la asesoría jurídica, son algunas de las fallas descritas en la recomendación.
La Comisión reiteró que es preocupante que no haya previsiones, ni un marco normativo claro para la actuación de las y los servidores públicos encargados de la seguridad ciudadana y la procuración de justicia.
“Hay prácticas institucionales que oscilan entre la omisión y la negligencia pasando por la invisibilización de la violencia contextual de las víctimas”.
En el Informe también se urgió a las autoridades a que fortalezcan la atención inicial, asistencia jurídica, atención psicológica, medidas de protección, los protocolos, procedimientos, y la actuación tanto de servidores públicos, peritos, policías y agentes del Ministerio Público.
Clara Aguirre y Andrea Peralta exigen justicia para Yoseline, pero también demandan a las autoridades una investigación profesional, con perspectiva de género, y que los funcionarios que han incurrido en omisiones y negligencias sean sancionados.
“Que hagan bien su chamba, que se pongan a trabajar desde el principio, porque los flojos trabajan doble, entonces y creo que tienen que darles una sanción a quienes no trabajaron bien, dejarlos sin chamba, porque no es posible a que a ellos se les haga fácil cobrar una lana por encubrir o por estar haciendo un mal trabajo”, expresó la señora Clara Aguirre.
“Queremos justicia para mi hija, que él [el feminicida] pague junto con los hayan participado. Nosotros queremos justicia, los queremos ver encerrados, que paguen por lo que hicieron y yo sé que la vida no nos la va a devolver [a Yoseline], pero sí quisiéramos que ellos estuvieran pagando por sus crímenes”, expresó Andrea.