Luis Velázquez | Expediente 2021
28 de mayo de 2021
La primera señal inequívoca de que un político, entre otras, ha perdido la cabeza en el ejercicio del poder son los delirios de grandeza.
Algunos ejemplos con frases memorables y citables:
Como gobernador me volví sexy. Javier Duarte.
Como alcalde las mujeres me sobran. El jarocho Efrén López Meza.
Soy político y a cierto tipo de las mujeres les encanta el olor a poder. Henry Kissinger, secretario de Estado con Richard Nixon.
Hay días cuando me siento dios. Calígula, el emperador romano.
“Estoy en la plenitud del pinche poder”. Fidel Herrera Beltrán.
Soy fifí, sabadaba, salsero, catrinero y machetero. Cuitláhuac García.
Soy un político transparente. Éric Cisneros Burgos.
Convenceré a los carteles de volver al redil del bien. El alcalde de Coatzacoalcos, Víctor Carranza.
Mi padre, candidato de MORENA a presidente municipal de Hueyapan, porque el pueblo lo pidió. Juan Javier Gómez Cazarín, diputado local.
Hay más de dos mil cargos públicos para repartir. Esteban Ramírez Zepeta, líder estatal de MORENA.
Merezco abundancia. Karime Macías cuando era de Duarte.
Apenas tomé posesión como Fiscal General, los carteles huyeron de Veracruz. Luis Ángel Bravo Contreras.
Aquí mando yo. Verónica Hernández, al tomar posesión de la Fiscalía General.
Mi hijo será diputado local. Leticia López Landero, alcaldesa panista de Córdoba.
“Díganme Pavo/real”. Alberto Silva, El Cisne, ascendido a secretario de Desarrollo Social.
“El que nada debe… nada teme”. Marcelo Ebrard Casaubon, secretario de Relaciones Exteriores, luego de que el Metro de la Línea Doce se cayera en la Ciudad de México.
Todos son corruptos, menos yo. Magdaleno Rosales Torres, diputado local de MORENA.
Serán, entonces, la soberbia. El mesianismo. La altivez. La ambición desmedida. Los halagos de los subordinados. El exceso de incienso “tirado al paso”.
Será como decía Eufemio Zapata, el hermano menor de Emiliano, El caudillo del sur, que la silla ejecutiva del palacio de gobierno está embrujada y a todos marea, sin excepción.
El caso es que por aquí toman posesión del cargo público, los políticos suelen enloquecer. Y perder el piso. Y creerse predestinados de un Ser Superior para salvar la tierra.
Yo, escribió Pancho Villa al presidente Venustiano Carranza, soy un jefe revolucionario y no alimento delirios de grandeza en mi corazón y mi mente porque solo ando en la lucha por las libertades del pueblo.
Así lo dijo el Centauro del Norte, quien aprendió a leer y escribir a los catorce años de edad y nunca fue a la escuela ni menos cursó estudios militares y tenía, en contraparte, bien medido y calibrado el ejercicio del poder.
Pero, bueno, hay políticos a quienes la silla enloquece y a la primera de cambios, en un dos por tres, se creen iluminados.
A SUS ÓRDENES, SEÑOR
Los delirios de grandeza resultarían, digamos, lógicos en los políticos.
De pronto, por aquí toman posesión, aparece un ejército de vasallos, subordinados, eunucos, colaboradores a sus órdenes.
Y todos, para ganar un espacio en sus neuronas y el corazón, riñendo entre sí, dispuestos a la peor condición humana.
Fidel Herrera Beltrán, por ejemplo, tenía secretarios bufones que para congraciarse su simpatía le acercaban chamacas y hasta a “las flores más bellas del ejido”.
Javier Duarte tenía miembros del gabinete legal que le organizaban marchas y plantones de apoyo incendiario y lo declaraban el mejor gobernador de todos los tiempos…. (tanto que, incluso, terminó en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México).
La tarde sabatina aquella cuando Fernando Gutiérrez Barrios fue convencido de dar la vuelta, como torero en tarde luces, en el estadio de futbol, Luis “Pirata” Fuentes, en Boca del Río, y unos cuarenta mil corazones le aplaudieron sin cesar como si los vítores fueron una estampida de búfalos.
La senadora de la república, profe Gloria Sánchez, descubriendo en el Congreso de la Unión un complot mediático en contra del góber precioso de la 4T en Veracruz para tumbarlo del trono imperial y faraónico.
Mil profesores declarando al secretario de Educación, Zenyazen, como “el maestro de todos los tiempos” el día de su segunda comparecencia en el Congreso local.
Unos brujos de Catemaco purificando al secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, en un pasillo del Palacio Legislativo el día cuando enfrentara a los diputados por el segundo informe del góber precioso.
La genial ocurrencia de pasear al góber de la 4T de la mano de una modelo de Liverpool el día de la toma de posesión.
Casi casi, Miguel Alemán Velasco anunciando al mundillo político la boda de Adolfo Mota Hernández.
EJÉRCITO DE ADULADORES Y ADULADOS
Los delirios de grandeza son el primer síntoma de que un político ha perdido la cabeza y devolverlo a la serenidad y la cordura está canijo.
Por ejemplo:
Francisco Ignacio Madero anunciando que en un viaje esotérico de médiums, Benito Juárez se le apareció diciéndole que se lanzara de candidato presidencial porque derrotaría a Porfirio Díaz y que, incluso, el mismo indito de Guelatao se ofreció como el coordinador de su campaña electoral.
Plutarco Elías Calles diciendo a sus amigos que unos médiums en sesión espiritista lo convencieron de regresar a México porque derrocaría al presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Pero, bueno, si hay amantes manipuladoras que se adueñan del sexo, el corazón, el hígado y las neuronas del hombre, más, mucho más cuando es un hombre con poder y dinero, con mucha mayor razón el ejército de aduladores alrededor de un político.
Por eso, quizá, Pancho Villa se casó veintinueve ocasiones, y todos por la iglesia, porque además de que era muy querendón, nunca permitió que su corazón fuera manipulado…
