Luis Velázquez /Escenarios
09 de marzo de 2018
UNO. Decepcionaron candidatos
La campaña de los 4 candidatos a gobernador de Veracruz quedó atrás. Pero alimentaron el surco de la desconfianza.
5, 6 quizá, de cada 10 ciudadanos, con el voto indeciso. Sin contar que el llamado “voto duro” flexible se habría vuelto o ya se volvió.
Ninguno aspirante convenció a la población electoral. Falló la estrategia. Falló el mensaje. Falló el clip. Hubo cortocircuito.
La candidata del Panal, ex diputada local de MORENA, Míriam Judith González Sheridan, ni fu ni fa. Una o dos ocasiones apareció por ahí en una ruedita de prensa y/ en una estación de radio, y lo que expresa el desaliento que ella misma ha de tener, consciente de que la acorralaron y solo quedó aceptar.
Sabe, claro, que perderá en las urnas. Ninguna posibilidad tiene de quedarse con la pelota. Apostaría, sin embargo, a quitar votos, digamos, a MORENA, pues llegó a la LXIV Legislatura por el partido de AMLO.
Pero el trío de suspirantes al trono imperial y faraónico fracasaron en lo elemental. Incapaces de conectar y hacer química, clip, con la población. En vez de comunicar ellos mismos se aislaron. Mal fario, mal karma, con el elector.
DOS. Razones del desencanto
El politólogo Carlos Ronzón Verónica, egresado de la Universidad Complutense como maestro en Ciencia Política, doctorado en Sociología en la Universidad Pública de Puebla, aplica una liposucción electoral a cada uno.
Cuitláhuac García Jiménez, de MORENA:
Todo apuesta a la inercia de AMLO. Incluso, lo dijo con cinismo obsceno: “Yo ganaré porque AMLO irá en la boleta”.
Y en contraparte, la gente ni siquiera lo recuerda. Y si lo mirara en la calle diría que se parece a un personaje de caricatura. “El cui”, por ejemplo, que así él mismo quiso ponerse de apodo.
Es el Juanito jarocho. No cuida ni procura su imagen. “El peje”, avasallante, lo arrasa. Peor tantito, lo minimiza.
Nadie duda de que tiene talento, mucho, poco, pues así es la naturaleza humana. Pero al mismo tiempo, nulificado.
Tan es así que le llaman “El hombrecito”.
Nada peor en la vida, dice Robert de Niro en una película a su hijo cinematográfico, “como desperdiciar la inteligencia”.
TRES. Nepotismo cala y pesa
Miguel Ángel Yunes Márquez, del PAN, PRD y MC:
El nepotismo y la monarquía azul le ha calado. “Somos trompudos, dice Ronzón, pero no tanto”. Con todo y los treinta y cinco presidentes municipales que heredaron la silla edilicia del padre, la madre, el tío, el hermano. Con todo y que un montón de políticos impusieron a su familia, desde la esposa y el hijo hasta el carnal y la amada amante, de candidatos a diputados locales y federales.
Además todo podrían perdonar al gobernador Yunes. Menos la represión.
El padre, dice Ronzón, inspira miedo. Temor y terror. Desde Topacio y los 400 Pueblos hasta los duartistas presos y prófugos de la justicia. Y los Rogerios Panos y los ambulantes aventados del Hospital Regional de Veracruz, pues afean al Hospital Infantil, el más moderno de América Latina, como fue anunciado “en la plenitud del pinche poder”.
Y de ñapa, el gatocidio del presidente municipal de Veracruz, Fernando Yunes, el mismito que se agarrara a tuitazos tipo Donald Trump con los animalistas, quienes empeñan la vida en la defensa de los gatitos y los perritos, lejos de los ruidos de la política.
Pero que en el caso, le gritaron por las redes el mismo calambre de los familiares de los desaparecidos. “¡Vivos te los llevaste y vivos los queremos!”.
Y no obstante, el edil panista los rafagueó. Incluso, se carcajeó. Después, se pitorreó.
“El mata-gatos” ya le llaman, y tan en poco tiempo del viaje edilicio.
Son hechos, dice el maestro, que incidirán en las urnas.
Bastaría referir, por ejemplo, que a la yunicidad le está costando demasiado, excesivo trabajo entrar al sur de Veracruz, donde domina MORENA, pues el PRD es un cascajo.
CUATRO. Duartismo, como una losa
Pepe Yunes Zorrilla, PRI y PVEM:
Es el mejor candidato. Honesto, no obstante los cargos públicos desempeñados donde manejaran recursos públicos. Decente. Mesurado. Reposado.
Pero con un discurso acartonado, quizá porque como es originario de un pueblo frío, Perote, frío su ánimo, digamos, para los miles de habitantes que viven en la costa, de cara al Golfo de México. Gente con un alto sentido del humor. Jarocho, dice el diccionario, significa persona desmadrosa.
Se ha rodeado con las elites priistas, pero le falta abrirse a la militancia y que en todo caso es la población que vota.
El peso del duartismo como una losa, cargando la cruz camino al Gólgota, que es el monte de la redención, pero también del sacrificio.
Igual que José Antonio Meade, está rodeado de generales, pero le falta la tropa.
Inverosímil, por ejemplo, que con tanto descrédito que dejaran los diputados federales, Érick Lagos y Jorge Carvallo, aparezcan al lado del candidato priista a la gubernatura.
Ellos, en vez de sumar, restan. Además, con ellos a un lado, un significado diferente tiene el verbo sumar.
Algunos dirán que se asiste a los funerales del PRI.
El profe Ronzón dice que más allá de que el tricolor sea el ejemplo del mal sigue teniendo mucha gente leal y honesta, que lo hace competitivo, pero con esos amiguitos ningún enemigo se necesita enfrente.
CINCO. Hartazgo social
Hay un reposo. La campaña formal a la gubernatura iniciará en el mes de mayo. Mayo y junio. Dos meses. Tiempo suficiente para que cada candidato se piense y repiense.
Y es que de continuar así, el abstencionismo se multiplicará y que ya de por sí es canijo.
Desde luego, con todo habrá un ganador. Pero de igual manera, podría reducirse a la ilegitimidad, pues sería elegido por la minoría electoral.
Además, que nadie olvide, más que el duartazgo, el hartazgo social, económico, educativo, de salud y de seguridad y que viene desde hace sexenios.
Y la población siempre asocia a los políticos de los partidos con la corrupción. Unos más, otros menos, pero pocos, poquísimos, excepcionales se salvan, tanto, como “buscar una aguja en un pajar”.