•Ni una palabra de la deuda
Escenarios
Luis Velázquez
Veracruz.- 1
En aquellos días del duartazgo, la rectora de la Universidad Veracruzana, UV, estaba a punto de alcanzar la estatura de Javier Barrios Sierra, el gran rector de la UNAM con Gustavo Díaz Ordaz.
Bragada, echada para adelante, sin medir la realidad, se lanzó a la calle y en su llamado movimiento pacífico “fue de todo y sin medida”.
Pero, oh paradoja, sin resultados.
Entonces, de pronto, zas, se entregó al candidato a gobernador de la alianza PAN y PRD y, juntos, digamos, ganaron en las urnas el 5 de junio.
Muchas, demasiadas promesas, palabras deshonradas, quedaron en el camino.
Por ejemplo, 31 días después de la Yunicidad, la LXIV Legislatura redujo (otra vez) el presupuesto para el año entrante.
Así, y por segundo año consecutivo, de Javier Duarte al Yunes azul, la UV en la estrechez.
Y lo peor, ahora, ni una palabra, absolutamente ninguna de la rectora.
Callada. Omisa, sumisa y occisa.
Quizá, apostaría con su nueva filosofía académica a la resignación, aquella virtud teologal que según Albert Camus significa la total y absoluta cruzada de brazos para dejar que el mundo corra como pueda.
Fatalismo le llamarían unos. Derrotismo, otros. En el fondo, dejar hacer y dejar pasar.
Un académico de la UV lo dice de la siguiente manera:
A la rectora irá bien. Mucho se duda a la UV.
Con todo y que, por ejemplo, en los días nublados y borrascosos, el prófugo de la justicia desde 78 días lanzó en el carril populista ramplón y barato su iniciativa de ley de un aumento del 3 por ciento al subsidio anual a la máxima casa de estudios.
Con todo y que el director del Instituto de Pensiones, IPE, entonces soñando con la rectoría, pretendía representar una postura académica de primer nivel, igual de populista que Duarte, de que el incremento al subsidio fuera del 5 por ciento.
Tan loco Duarte como Hilario Barcelata, a quien, por cierto, parte del personal señala sus preferencias sexuales en la elección de la burocracia femenina, a tono con su tiempo en el salón de clases de la facultad de Economía.
La rectora, ¡vaya desencanto!, reducida al silencio.
2
Los hechos son así:
En el año 2016, el último del fugitivo, becado por la UV en tiempo de Víctor Arredondo Álvarez, Mauricio Rullán, QEPD, y Édgar Spinoso Foglia, el presupuesto de la UV fue de 2 mil 293 millones 200 mil pesos.
El año entrante, el primero de la Yunicidad, será de 2 mil 117 millones 834 mil pesos 280 pesos.
Simple y llanamente, menor.
Y la gran rectora a quien en noche de pesadilla miramos como la Xaviera Barrios Sierra de Veracruz en el siglo XXI, callada.
También ha permanecido callada luego de que en el primero de los 24 meses de la Yunicidad, ni un pago de la deuda de 2,500 millones de pesos heredada por Duarte.
Y si el gobierno de Veracruz entregó en tiempo y forma el subsidio federal a la UV en el mes de diciembre y el suyo se debió, incluso, a una estrategia:
Por un lado, en el mes de diciembre, más que nunca, los salarios son sagrados.
Y por el otro, más, mucho más sagrado son los aguinaldos.
Y si la UV se hubiera atrasado un solo día, entonces, todas y cada uno de los campus de norte a sur y de este a oeste de Veracruz encabezarían la gran sublevación en contra del gobierno azul.
Así de simple, incluso, con todo y el riesgo de aplicar la ley “Enrique Ampudia” de cinco años de cárcel a quienes bloqueen las vías de comunicación, ejecutada ya a Topacio, la lideresa priista de Arco, presa en el penal de Pacho Viejo.
Y todo indica, según los tambores de guerra, que en la lista negra de la represión tienen al líder político de Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara, acusado de azuzar a los indígenas de la sierra de Tatahuicapan con el bloqueo a la presa Yuribia, quien declarara a os medios que “el gobierno de Miguel Ángel Yunes Linares es racista, en el que los indígenas serán los más reprimidos” (La Jornada Veracruz, 31 de diciembre).
Y el riesgo de otra represión en contra de los campesinos de Tenampa, localidad el Suchil, quienes se levantaron ante el desabasto de agua, bloquearon la carretera y cuando hacia las diez de la mañana enviaron a una comisión para hablar con la presidencia municipal, Celia Santoya Taval, y su esposo, el señor síndico, Fidencio Mendoza, estaban durmiendo, y en respuesta, pidieron a la Yunicidad la fuerza pública para desalojar a los revoltosos.
Por fortuna, la SEFIPLAN de Lady Audio, Clementina Guerrero, ex secretaria de Administración de la UV, cubrió en tiempo y forma el dinerito a la UV para cubrir salarios y aguinaldos.
3
Quizá la rectora de la UV está satisfecha por los foros para elaborar el Plan Estatal de Desarrollo y el pago de 70 millones de pesos, con todo y que el plan estelar fue diseñado por unos despachos de la Ciudad de México.
Acaso porque incrustó en puestos claves (SEFIPLAN, IPE, jefe de la Oficina de Gobierno, y hasta expidió el título profesional del secretario de Gobierno y lo salvó del ridículo, etcétera).
Y de paso, porque con el cargo al director del IPE lo sacó de la tentación de la rectoría.
Pero con los 347 millones de pesos menos que ejercerá este año, caray, existen demasiado tela social y académica para levantar la mano y seguir en pie de lucha.
Ninguna duda hay, entonces, de que la Yunicidad empujará su reelección con el control de los grupos magisteriales para evitar lancen a un candidato con mucha mayor aceptación en la vida académica… ante la manifiesta sumisión al gobierno azul.
En el Chirinismo, el esposo de la rectora fue con el filósofo Enrique Ampudia, manejó, incluso, con hordas estudiantiles, el creador de “El palomar”, el siniestro centro de espionaje, intimidación y represión.
Y la historia, dice el viejo del pueblo, suele repetirse, unas ocasiones como tragedia (represión en puerta) y otras como comedia (Javier Duarte, el pobrecito, huyendo de sí mismo, más que de la PGR).