Alberto Carmona | Emmanuel Fentanes | Yolanda Portugal
Loma Bonita, Oaxaca.- El señor Eufemio dejó los canastos para cortar piña por miedo a la pandemia y por la baja de trabajo en la báscula, sitio que, según sus palabras, ha perdido a 20 jornaleros a causa de la COVID-19.
Dice que el estrés del encierro solo se le acaba estando en el agua, no pesca para vender, solo para consumo propio, y mientras se pone el cubrebocas, en un acto de reflejo, nos dice que ni en el monte se nos quita el miedo que sentimos por el virus que está en todos lados.
Nos cuenta que piensa regresar al corte de piña por enero y, tal vez, si todo va bien, por ahora, tiene segura la comida de hoy, un rico caldo de mojarra, y también tiene la esperanza que el Plan de los Pájaros -que siempre ha sido noble con ellos- nunca los deja sin pesca.
Allá lejos de la ciudad parece que no es necesario la mascarilla o cubrebocas, sin embargo, se ha vuelto necesario para proteger la vida; unos en el camino de terracería lo llevan puesto, otros lo dejan colgados en las motocicletas mientras se introducen al agua, tal vez, caliente por el calor que hace y cae aplastante sobre ella.
Rogelio, un pescador que desde hace meses se hace acompañar de uno de más experiencia, al menos dos años, nos cuenta que ellos si acuden religiosamente a la laguna a pescar para vender; en promedio pescan 10 kilogramos, mismos que ofrecen en mazos, que cuestan entre 40 y 50 pesos, a sus conocidos, al pueblo en general y así tener dinero y comprar otro tipo de productos, sin embargo, sino se venden todos se consume en casa.
Rogelio también nos contó los peligros propios de la pesca, que en este momento se le suma la pandemia, nos plática que hay lagartos y víboras, de las conocidas como tatuanas, las cuales matan y se las comen, cuando se vive del campo porque de la naturaleza nada se desperdicia.
La cultura del trabajo y el instinto de supervivencia se notan más en esta época, donde pese al miedo se continúa luchando en el mundo y vivir cerca del monte, de ríos y lagunas, donde podemos encontrar un producto de venta pero también que nos salve de situaciones complejas como estas.
Loma Bonita ha tenido en 20 días de julio 74 personas muertas, en medio de una pandemia que ha puesto en jaque al mundo; se tuvo que parar casi al 100% la economía con el cierre de negocios, sin embargo, lo que nunca paró fue el campo pese a los peligros, ni oficios como este, los de la pesca.
En los caminos que llevan a estos cuerpos de agua, nunca pararon las bicicletas, las motos, los carretones.