Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: En la cancha priista están evolucionado. Del derrotismo en que acaban brincaron al desencanto electoral, apachurrados porque sienten que están “en chino” ganar el primero de julio. Pero en rara y extraña coincidencia están apostando a un milagro.
En todo caso, al principio universal de José Ortega y Gasset de que “el hombre es y su circunstancia”.
Por ejemplo:
Según las versiones, hay quienes aseguran que así como Luis Donaldo Colosio Murrieta, el mártir rojo del siglo XX, tuvo un Mario Aburto que se le atravesó y lo mató, y Ernesto Zedillo fue el ganón, también podría, digamos, darse en Veracruz.
Incluso, y de forma audaz, hasta con el candidato presidencial del PRI y/o de otros partidos.
Otros recuerdan que Miguel de la Madrid descarriló por completo en su autoridad social, moral y política ante la población por culpa del temblor de 1985 que tanto impacto le causó que tardó demasiado, excesivo tiempo en reaccionar, y la figura presidencial se vino abajo.
PASAMANOS: Así podría darse un fenómeno natural en Veracruz, por ejemplo, que todos los trapitos al sol del candidato de MORENA a gobernador fueran expuestos en el tendedero y cayera del segundo lugar en que dicen anda.
Y/o que al candidato del PAN, PRD y MC al trono imperial y faraónico le comprobaron, digamos, desvíos de recursos en el Foro Boca, y ni modo, desplomara en caída libre.
Y entonces, ni hablar, el candidato priista a la silla embrujada del palacio emergería desde atrás donde anda.
Incluso, si del derrotismo pasaron al desencanto, las cúpulas priistas también navegan en la desesperación y de plano se reducen a expresar que “algo” pasará para ganar, además de la gubernatura, las diputaciones locales y federales, las senadurías y hasta la presidencia de la república.
En el PRI estarían viviendo los tres peores estados del ánimo del ser humano camino a la salvación eterna y cuando todos los vientos son huracanados.
CORREDORES: A: Las versiones de que Meade no levanta. Y aun cuando va creciendo le será insuficiente para ganar en las urnas.
Y si a Meade le va mal la tendencia puede ramificarse hacia los estados del país.
B: En vez de ocuparse de temas centrales de la jornada electoral para levantar expectativas, Meade la pasa justificando el fuego adversario.
Que sigue de candidato. Que Aurelio Nuño continuará de coordinador general de la campaña. Que no habrá pacto del PRI y el PAN para tumbar a AMLO. Que Enrique Peña Nieto está con él.
Y, bueno, se trata de un mal fario que repercute en la provincia.
C: Pepe Yunes se mantiene en el tercer lugar según las encuestas publicadas. Pero más aún, de acuerdo con la percepción popular.
Y en los próximos 60 días ha de empeñarse en remontar el vuelo.
Y por desgracias, por ningún lado se mira, mejor dicho, se siente la posibilidad.
D: La apuesta es que el PRI es el único partido político con una infraestructura electoral fuera de serie de norte a sur y de este a oeste.
Cierto.
Pero la maquinaria ha de aceitarse, y es ahí donde los operadores rojos estarían fallando, quizá, porque la campaña apenas inició.
RODAPIÉ: Hay en el mundo un par de partidos sobrevivientes acercándose a los cien años. Uno, el PRI, y el otro, un partido de Vietnam.
Durante 71 años, el tricolor fue invencible. Era el dueño de la pelota. Pero en el año 2000, el PAN con Vicente Fox lo lanzó de Los Pinos.
En el caso de Veracruz, el primer aviso derrotista fue en el año 1997 con Miguel Ángel Yunes Linares como presidente del CDE en que perdiera de un jalón 107 presidencias municipales.
El segundo aviso fatídico fue en el año 2016 cuando perdiera con Yunes de candidato panista la gubernatura, además de que el PAN y PRD y MORENA, la gran revelación, se quedó con la mayoría de curules.
Y el año anterior, 2017, el PRI registró la peor derrota de su vida con 170 presidencias municipales en manos de la oposición, más las tres de este año en comicios extraordinarios.
BALAUSTRES: Por eso las tres “De” que persiguen como un fantasma al tricolor. Derrotismo. Desencanto. Y desesperación.
Insólito, por ejemplo, cuando las elites están apostando a una tragedia avasallante como el asesinato de un candidato o a una catástrofe natural como un sismo para ver si así levantan.
Lo peor: cuando de plano movidos por el corazón y el hígado confían en un hecho sobrenatural (el que sea, donde sea y cuando sea) para ganar.
Por fortuna, hay prudencia, cordura y mesura y una parte (mínima, aunque sea) acepta que el saqueo del erario y la desaparición forzada del duartismo todavía les sigue pegando feo y duro y a la yugular, y será difícil, casi imposible, remontar el vuelo.
Y, bueno, si el lector es priista “a prueba de bomba”, y si los aztecas ofrecían las vírgenes doncellas a Huitzilopochtli para calmar su sed de sangre, entonces, más vale ponerse a rezar al dios de cada quien para ver si hay una nueva oportunidad electoral.