Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: Parte de las elites priistas se reacomodan. El desempleo, ya se sabe, está canijo. Y mejor que lloren en el hogar de enfrente. Por ejemplo, la disputa por las delegaciones federales.
Marcelo Montiel Montiel, delegado de la secretaría de Comunicaciones y Transportes.
Loreña Piñón, delegada de Relaciones Exteriores.
Marcos Theurel Cotero, delegado de Administración Portuaria en Coatzacoalcos, su pueblo, cabezón que se fue.
Silvio Lagos, delegado de Conagua, pues el anterior, Iván Hillman Chapoy, fue reubicado en Tabasco gracias a las bendiciones de la futura secretaria de Energía y Senadora de la República, Rocío Nahle, con todo y un fraudecito de 300 millones de pesos.
Raúl Díaz Diez, delegado del Sistema de Administración de Bienes Embargados, SABE.
Fidel Kuri Grajales, delegado de la secretaría de Economía, a través de su hermano, quien le administraba los juegos de azar.
Alicia González Cerecedo, delegada de la Comisión de Desarrollo de Pueblos Indígenas.
Nemesio Domínguez Domínguez, delegado de Progresa.
Alfredo Ferrari Saavedra, un cargo en la CNOP donde despacha su amigo, el senador Arturo Zamora.
Más los que faltan en la lista ya ungidos, más los pendientes de nombrar.
PASAMANOS: Atrás de todos ellos, la huella del senador Héctor Yunes Landa y del candidato priista a la gubernatura, Pepe Yunes Zorrilla.
Quizá “la mano santa” de la delegada del CEN del PRI, Beatriz Paredes Rangel, ex de todo, menos de presidenta de la república.
Ellos despacharán en las delegaciones federales de aquí al mes de noviembre del año que corre cuando Enrique Peña Nieto entregue Los Pinos.
Si el priista José Antonio Meade ganara, entonces, quizá podrían repetirse y/o reubicarse.
Y si pierde, ni modo, hasta allí llegaría el barco.
Por lo pronto, en la percepción política se entendería que más allá del reacomodo priista se trata de una chamba superior para, entre otras cositas, operar desde sus oficinas la campaña electoral tanto de Meade a Los Pinos como de Pepe Yunes al trono imperial y faraónico.
Muchos, demasiados, excesivos priistas quedaron, una vez más, en la recta final.
Incluso, ni a la recta final habrían llegado.
Pero ni modo, el dicho bíblico lo establece. “Muchos son los llamados y pocos los elegidos”.
Y más ahora cuando el PRI en caída libre el desempleo es incalculable y las sillas son pocas.
Con todo y por fortuna, hay priistas que han convertido el café y la canilla en la segunda casa y/o en la oficina alterna y allí suelen congregarse para soñar expectativas y bombardear a los privilegiados con el reparto de los cargos, entre ellos, las candidaturas unis y pluris (más las pluris) a diputados locales y federales.
CASCAJO: Si se revisara con lupa el currículo de los nuevos delegados federales, caray, poca, limitada, estrecha biografía política concurre, salvo uno que otro caso.
Unos, ex diputados locales o federales. Otros, chambitas en el CDE del PRI. Otros, incluso, derrotados en candidaturas a un puesto de elección popular.
Pocos, excepcionales, con una hoja de servicios con experiencia de sobra, la meritocracia, digamos, en su más alta dimensión.
Hay, sin embargo, una constante. Si llegaron se debe a un buen padrino, una mejor madrina, en los más altos niveles de la vida pública.
Peor tantito: mucho se duda tengan un liderazgo social “a prueba de bomba”, capaces de levantar en vilo a un pueblo, incluido el profe Nemesio Domínguez, quien alguna vez, cuando fue dos veces presidente municipal de Santiago Tuxtla y dos veces diputado, movía voluntades, corazones y almas, pues desde hace ratito fue descarrilado, primero, por la panista Lady Gucci y ahora por la diputada local, Jazmín Copete, quien le ganó la alcaldía para su hijo.
Pero, bueno, en política, ya se sabe, el influyentismo y el amiguismo y el compadrazgo matan siempre méritos.
Además, lo decía Juan Maldonado Pereda, Q.E.P.D., cuatro veces diputado federal, nunca candidato a gobernador:
“En política nunca llega el más capaz, sino el que más conviene”.
Y sólo para cerrar posibilidades, expectativas y esperanzas, Maldonado también decía que “la política es un tragadero de hombres”.
RODAPIÉ: Es el último año del sexenio. De hecho y derecho, el Peñismo ya se fue. Es el año de cerrar cuentas. Limpiar la casa al máximo. Otros le llaman “El año de Hidalgo”.
El año, desde luego, en que la mayor parte del presupuesto y el esfuerzo oficial se centra en ganar la presidencia de la república y en el caso, las 9 gubernaturas, las 500 diputados federales, las 128 candidaturas, más las diputaciones locales.
Los delegados federales de Veracruz recién nombrados llegaron, entonces, para formarse en la procesión, cobrar su salario, y aportar “su granito de arena” para que el partido tricolor levante en todos los órdenes electorales.
Han sido encumbrados para la operación política.
Y en tal vaso comunicante, nadie dudaría de que podrían, digamos, funcionar, en un Veracruz que en menos de un año perdió la gubernatura, perdió la mayoría en el Congreso local y perdió 172 presidencias municipales, las peores derrotas del tricolor en los últimos 80 años.
Con todo, un respiro laboral de aquí hacia fin de año.
Si el PRI gana el primero de julio, ya la hicieron.
Y si perdiera el trono imperial y faraónico en Los Pinos y Veracruz, entonces, el priismo vivirá el peor infierno de la vida con 6 años en el desempleo, considerando que en Tabasco, donde desde hace ratito gobierna el perredista Arturo Núñez, un priista desempleado se acaba de suicidar, luego de un cardiaco viaje depresivo.