Luis Velázquez | Expediente 2021
11 de junio de 2021
La población electoral ya eligió a los presidentes municipales y diputados locales y federales. Pero en la percepción ciudadana quedó la imagen de unos comicios violentos. Y lo peor, atrás de la mayor parte de políticos asesinados, secuestrados, amenazados y “bajados del caballo a mitad del río”, la certeza, por un lado, que atrás estuvieron los malandros, y por el otro, en rara y extraña conjunción, el terrorismo de Estado.
Por ejemplo: En tanto el número de candidatos a alcaldes y curules ejecutados pasó de los noventa en el país (Veracruz, en primer lugar nacional), el número de candidatos aterrorizados con la cárcel y la resurrección de pendientes en el ORFIS, Órgano de Fiscalización Superior, y en la Auditoría Superior de la Federación, ADF, resulta incalculable.
Nadie duda de que los políticos en la mira y candidatos al mismo tiempo a un cargo de elección popular tenían o tienen pendientes con la rendición de cuentas.
Pero resulta paradójico, indicativo y significativo que de pronto, cuando el proceso electoral estaba en marcha, los ventilaran en el palenque público de la Fiscalía General y procedieran.
Aquí, en el país y en China, un acto oficial así se llama terrorismo. En el siglo pasado, en el tiempo de la llamada guerra fría, Terrorismo de Estado.
Incluso, y con el presidente Gustavo Díaz Ordaz cuando las Olimpíadas del 68, una conspiración internacional en la víspera del movimiento estudiantil.
Y por eso mismo, la 4T con su purificación moral, la nueva moral política guinda y marrón, quedó descarrilada, sin ninguna autoridad política, social ni moral, claro.
Simplemente, el uso del poder político al servicio de las tribus gobernantes en turno.
SIN DEMOCRACIA SOCIAL, LA ELECTORAL, INCOMPLETA
Es más, de pronto pareció que el gobierno de Veracruz fue acumulando las investigaciones para dar el zarpazo y manotazo estelar contra los políticos bajo sospecha en el momento estelar del proceso comicial.
Y por eso mismo, a montón de políticos opositores les fueron cortando la cabeza.
Lo peor fue que la cuchilla cayó en municipios donde, vaya paradoja, MORENA estaba en peligro de perder las alcaldías.
Y de la noche a la mañana, el zarpazo para tumbar a los candidatos opositores y allanar el camino a los candidatos guinda y marrón.
Indicativo cuando, por ejemplo, a 5 días de terminar las campañas, el candidato panista a la presidencia municipal de Yanga fue tiroteado y el chofer perdió la vida.
Es decir, que hasta el último minuto, los carteles y carteles, digamos, estuvieron operando, pero de igual manera, el gobierno del Estado, la Fiscalía General, bombardeando a los candidatos opositores.
Unos y otros, pues, se coaligaron para magnificar la democracia y de paso, enriquecer la calidad de la vida democrática, tan preconizada por la autoridad electoral.
Con todo, una cosita es la democracia electoral (elecciones limpias en las urnas) y otra, mil años luz de distancia los otros tipos de democracia, los siguientes:
Democracia económica: el justo reparto de la riqueza y los bienes.
Democracia social: la posibilidad concreta y específica, con hechos y resultados, para que todos tengan un trabajo seguro, estable, confiable y pagado con justicia laboral y las prestaciones establecidas en la Ley Federal del Trabajo.
Democracia educativa: el acceso a una educación de calidad en la primaria, la secundaria, el bachillerato, la universidad y los posgrados.
Democracia sanitaria: la garantía de un servicio médico de primera, con clínicas rurales completas, médicos, enfermeras y medicinas.
Democracia de seguridad pública: la garantía de la vida y los bienes, sin sobresaltos ni sustos.
Democracia de justicia: la procuración de justicia para todos por igual.
Son los grandes pendientes sociales en Veracruz y en el resto del país, sin los cuales la democracia electoral es una lejana, inaccesible utopía.
COCTEL EXPLOSIVO
Una cosita es que un partido político gane en las urnas y otra que gane con un margen menor, exponiendo su legitimidad.
Y otra cosita es el terrorismo de Estado para imponer a los candidatos del partido oficial, como quedó la percepción, incluso, la certeza, en Veracruz.
Y si de por medio se atravesó el terrorismo, la premisa universal es que en MORENA se sentían tambaleantes, pues las elecciones significaron una especie de referéndum para el gobierno local.
El hecho ya está consumado. Ahora, los partidos políticos opositores podrían defender sus triunfos en los tribunales, pero “palo dado ni Dios lo quita”, y por tanto, será difícil.
Y difícil, porque el aparato gubernamental tiene demasiados tentáculos subterráneos para “apretar tuercas” a favor de su causa.
En los días que caminan se irá conociendo el resultado, pero “lo bailado ya nadie lo quita”. Uno, comicios violentos donde la delincuencia organizada se impuso. Y dos, el terrorismo de Estado.
De hecho y derecho, un coctel explosivo.