- Siguen los desaparecidos
- Ningún rastro han dejado
Barandal
Luis Velázquez
Veracruz.- ESCALERAS: “Las cosas, decía el filósofo Javier Duarte, se pondrán peores”. Y su profecía ya se cumplió.
19 jefes policiacos y policías están presos en el penal de Pacho Viejo acusados de desaparición forzada de quince personas, por lo pronto.
Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública, se amparó ante juez federal para evitar que el gobernador y el Fiscal hablen con los medios sobre sus posibles ligas con la desaparición forzada.
Desde el Reclusorio Norte de la Ciudad de México, Duarte levantó la mano para manifestar que desea comparecer sobre la desaparición forzada, amarrándose el dedo antes de la cortada.
Y la Fiscalía sigue manejando que todavía hay desapariciones en 53 municipios de Veracruz donde los policías estatales en el sexenio anterior estuvieron involucrados.
Además de que en 45 demarcaciones hay fosas clandestinas.
Claro que “las cosas se pondrán peores”.
Y más, porque la desaparición forzada constituye un delito de lesa humanidad que nunca, jamás, prescribe.
Y como la mirada del mundo, desde ONG hasta la ONU y tribunales internacionales, está clavada en los derechos humanos, entonces, será el Día del Juicio Final para el duartazgo.
PASAMANOS: Nadie podrá olvidar, nunca, nunca, nunca, “los escuadrones de la muerte” del duartazgo.
La cacería de jóvenes de entre 16 a 30 años de edad.
Desaparecidos en los retenes.
Desaparecidos en las noches cuando algún ciudadano caminaba a su casa y como hablaba por teléfono celular, una práctica común, eran levantados y desaparecidos por los elementos policiacos en las patrullas.
Desaparecidos en la barranca del diablo de la Academia de Policía.
Cadáveres tirados desde un helicóptero según denunciara el Solecito con su vocera, la señora María de los Ángeles Díaz Genao.
Cadáveres arrojados desde el helicóptero y atrapados en los árboles de un barranco.
Cadáveres tirados, se afirma, a un león y a un cocodrilo favorito de Arturo Bermúdez en su zoológico en la Academia de Policía… que tenía otro zoológico en el rancho “La cartuja”, de Naolinco, y otro zoo en un rancho de Actopan y otro zoo en el penal de Coatzacoalcos.
“Veracruz, con más fosas clandestinas que municipios” intituló El País un reportaje de Luis Pablo Beaugerard el miércoles 31 de enero de 2018.
ASTILLEROS: El Fiscal ha de darse prisa, a fuego intenso como si cociera paella, o guisara pizas en su negocio de Boca del Río, para encontrar las fosas clandestinas en los 45 municipios de Veracruz y a un desaparecido más en cada uno de los 53 municipios que dice.
El reloj está en contra.
Y es que en la geografía del terror y del horror, mucho más importante es “el delito de lesa humanidad” que el saqueo de los recursos públicos tanto federales como estatales.
Y más, porque hay decenas, cientos quizá, miles acaso, de personas desaparecieron en el sexenio pasado y todavía ahora según afirma el Solecito.
Personas ejecutadas sepultadas en fosas clandestinas sin nombre, sin una identidad, sin un inventario.
Y torturadas.
Y amontonadas en fosas comunes.
Veracruz, flagelado por la delincuencia organizada, cierto, pero más aún, por la alianza con el duartazgo.
ARRECIFES: Nadie pensaría que la numeralia de los desaparecidos revelada por la Fiscalía cuando los 19 jefes policiacos y policías fueran detenidos y encarcelados en Pacho Viejo se trató de una patraña para llamar la atención sobre Veracruz y la yunicidad.
Incluso, para limpiar la imagen del Fiscal Eduardo Coronel junior, el famoso autor de la frase bíblica de “¿Cuál prisa si los desaparecidos… desaparecidos están?”.
Y más, por su pasado en la Comisión Estatal de Protección y Atención a Periodistas, cuando al lado de su jefa y amiga, Namiko Matsumoto, glorificaran tanto a Arturo Bermúdez luego de la amenaza al fotógrafo Félix Márquez por tomar las fotos de los guardias comunitarios de los Llanos de Sotavento.
Además, están pendientes los seis expedientes de personas desaparecidas en retenes.
Y los 28 desaparecidos en el área de Asuntos Internos de la secretaría de Seguridad Pública, de los que también están acusados policías.
Y de paso, esclarecer la desaparición de las cuatro personas (un matrimonio de Paso del Macho, un nutriólogo jarocho y una señora defeña) levantados en el puerto de Veracruz, todo indica, por una patrulla policiaca de Jaime Téllez Marié, y luego enseguida satanizados con una fiesta swinger.
PLAZOLETA: Varias organizaciones no gubernamentales, ONG, han denunciado que de los años 2013 a 2016 desaparecieron 87 personas estando Arturo Bermúdez como titular de la SSP, José Nabor Nava Olguín como subsecretario y Oscar Tirado Sánchez como director de Prevención y Readaptación Social (La Jornada, Eirinet Gómez, 15 de febrero, 2018).
Y más porque dado el mal karma entre el gobernador Yunes y Fidel Herrera Beltrán, la punta del iceberg de Nava Olguín lleva a Fidel cuando se desempeñó como secretario particular del secretario de Seguridad Pública, Sergio López Esquer.
Y si Yunes vive obsesionado con encarcelar a Herrera Beltrán en el penal de Pacho Viejo, por ahí está el camino a su Gólgota purificador.
Por desgracia, desde el 9 de febrero cuando la yunicidad ofreciera un millón de pesos de recompensa que llevaran a la captura de Nava Olguín, prófugo de la justicia, nadie ha deseado o podido cobrar el dinerito millonario.
PALMERAS: El tema de los derechos humanos es viejo, pero en Veracruz es nuevo.
La yunicidad abrió por completo la caja de Pandora con los peores males tenebrosos del mundo.
Más allá del saqueo que incidió en la calidad de vida de la población en un Veracruz con 6 de cada 10 habitantes en la pobreza, la miseria y la jodidez, está dominante el asunto de los desaparecidos y las fosas clandestinas.
Hacia el mes de enero, 225 cadáveres encontrados en 343 fosas clandestinas, más 335 cráneos y 30 mil 693 restos humanos (Reforma, 30, 1, 2018).
Las ciudades de Veracruz, Agua Dulce, Pueblo Viejo, Tres Valles y Alvarado, con el mayor número de fosas.
Pero el Solecito y otras ONG siguen publicando en las redes sociales y WhatsApp “decenas de anuncios de jóvenes, hombres y mujeres desaparecidas sin dejar rastro” (El País).
Cientos de personas se han aplicado las pruebas de ADN alentando la esperanza de que la Fiscalía les proporcione información sobre los familiares ausentes.
Falta, entonces, mucho por delante. Quizá lo descubierto ahora constituye apenas, apenitas la punta del iceberg.
El duartazgo, todo indica, fue un sexenio sórdido y siniestro.
Tiempo del desdén para la vida humana.