➡ Paso de no tener esperanzas de vida a ser un gran beisbolista, a pesar de tener 3 cirugías en su mano.
Carlos Abad/El Piñero
Tuxtepec, Oaxaca.- El 16 de enero del 2012, a las 26 semanas de gestación y con un peso mínimo de un kilo con cien gramos, nació Derek de Jesús Ubieta Méndez, a quien los doctores no le daban muchas esperanzas de vida y si lograba hacerlo estaría destinado a una silla de ruedas.
Derek fue diagnosticado con hemiparesia espástica del lado derecho, es decir parálisis en el 50% de su cuerpo, ya que su madre tuvo ruptura prematura de membrana, lo que derivó que pasara 47 días en terapia intensiva, con casco de oxígeno; además, dos infartos auguraban un entorno de vida arriesgado y difícil.
Pero bien dicen que los padres hacen hasta lo imposible por sacar adelante a sus hijos, y ese fue el caso de Griselda Méndez Álvarez, quien tuvo que tomar fuerzas de donde parecía no haber más. “La primera cirugía la tuvo al año y medio, fue el alargamiento del tendón de Aquiles, ya que él pisaba completamente “de puntas”, lo que es conocido como pie equino varo, posteriormente tuvo una cirugía en su ojo, porque no veía al 100% y tenía una bolita que le impedía ver bien”, dijo.
“Los doctores me dijeron que Derek nunca iba a poder caminar, que yo me tenía hacer la idea de que siempre iba a andar en una silla de ruedas, pero el apoyo de la familia nos impulsó para que fuéramos a diferentes centros de rehabilitación, entre ellos Orizaba, Veracruz, al Teletón en la Ciudad de Oaxaca y actualmente acude al centro de rehabilitación por parte del DIF Estatal en Oaxaca”, precisó la madre de Derek.
Actualmente Derek lleva tres cirugías de mano, la última valoración que tuvo derivó en que le falta el alargamiento en los tendones de las manos. “Él no tiene tendones en los dedos, por lo cual se le dificulta abrir y cerrar la mano”.
Actualmente con siete años de edad, Derek de Jesús tiene la pasión por “el rey de los deportes”, y es que toma el béisbol como el impulso que necesita para continuar su vida, aunque no todo ha sido fácil porque la discriminación es algo con lo que él y su familia han tenido que luchar.
“Jugaba con los pequeños gigantes en la categoría pañalitos, había cierta inconformidad de los padres, hubo una ocasión en que teníamos que viajar a la ciudad de Coatzacoalcos a un partido, pero Derek necesitaba acudir a sus rehabilitaciones por una semana a Oaxaca y los padres de familia cuestionaron su asistencia”, relató su señora madre.
Pero en el torneo “ponchando la discapacidad”, Derek encontró la inclusión en el equipo de Mexicalli en la división challenger, donde puede jugar de shot stop, y también a través de su brazo izquierdo con el que toma la pelota y con el mismo la lanza a gran velocidad como pitcher, se ha ganado el respeto de propios y extraños como pitcher, no solamente desde el montículo, sino también en el bateo y corrido de bases, pese a su discapacidad en el pie que le impide correr de manera normal.
Actualmente Derek estudia el segundo grado en el grupo “A” en un colegio privado en Tuxtepec, ciudad donde tiene que practicar su deporte favorito junto a los adultos, de quienes se ha ganado el respeto y el cariño, porque con cada lanzamiento les demuestra a todos que no hay imposibles en esta vida.