Luis Velázquez/Parte I | Barandal
ESCALERAS: La alianza del PAN, PRI y PRD fue derrotada en Veracruz el 6 de junio. Y como escribió Morris West, en la novela “El arlequín”, los imperios y los emporios se destruyen solitos, desde adentro. Las tribus partidistas lanzaron a sus candidatos de acuerdo con sus intereses y de espalda a la militancia. Y el resulta fue catastrófico.
Incluso, para el tricolor, por ejemplo, con Marlon Ramírez como presidente del CDE, la peor derrota en la historia local.
Claro, el PRI se zambulló más en el fondo del infierno. Pero a Marlon le fue “a toda eme”. Será diputado local y pluri, pues el ex partidazo únicamente quedó con dos de las cincuenta curules.
PASAMANOS: El politólogo del barrio enumera los errores capitales.
Uno. Las negociaciones de la triple alianza desde arriba, sin aterrizar en la militancia. Más que la lucha por los espacios y territorios, la obsesiva obsesión por favorecer a los suyos, cada tribu partiendo el pastel.
En la noche del 6 de junio, fue la inconformidad partidista. Pero más todavía, las alianzas subterráneas de los priistas.
CORREDORES: Jamapa, por ejemplo. El favorito popular era Pancho Martínez, ex alcalde. Entonces, Marlon lanzó como candidato a un panista para la presidencia municipal. Arturo Vega, subdirector de Gobernación en el Ayuntamiento de Veracruz, su cuate.
Además, Arturo Vega no es originario de Jamapa. Desarraigado de todo a todo, pues ni el ombligo tiene sepultado en el pueblo.
Entonces, Pancho Martínez se cobijó en la oposición y en el partido de reciente cuño, comandado por la ex convergente y ex panista y ex diputada local, Cinthya Lobato Calderón. Y ganaron en las urnas.
Además, nunca el delegado priista operó ni arriba ni debajo de la superficie para convencer a la militancia priista de aceptar, sin reticencias ni dudas, al panista Arturo Vega.
BALCONES: La imposición de Marlon fue burda y atroz. Simplemente, aplicando el principio universal de “Te chingas que es mi tiempo”. En todo caso, aquella frase bíblica de “Aquí mando yo”.
Y aun cuando el caso anterior fue en el PRI, la versión es que en el PAN y PRD aplicaron la misma decisión errónea.
Los candidatos elegidos en acuerdos cupulares. “Los de arriba” imponiendo los suyos a “los de abajo”.
Pandillas de barrio. Ejerciendo el principio democrático universal. E’to pa’tí y e’to pa’mí. Te doy y me das.
PASILLOS: En el otro lado de la cancha, las versiones de pillerías. Por ejemplo, la (presunta) venta de candidaturas. Caso Coscomatepec, con el PRI.
El favorito era Manuel Alvarez, con todos los puntos a favor.
Pero según el trascendido, el presidente municipal en funciones, militante del PRD, untó, habría untado la mano de Fernando Kuri, secretario de Acción Electoral del CDE, expresidente municipal de Oluta, exdiputado local, dueño de un periódico en el pueblo, con unos cuatro millones de pesos.
Y en tanto Fernando Kuri soltó el proceso con “manos libres” para la negociación, el priista Manuel Álvarez pidió, solicitó, el cabildeo del priista de Orizaba, exalcalde, Igor Rojí, para que Kuri recapacitara.
VENTANAS: Pero como un héroe patrio de Igor Rojí es Poncio Pilatos se lavó las manos.
Entonces, Manuel Álvarez operó por debajo de la mesa con el candidato del Movimiento Ciudadano y quien ganara en las urnas la alcaldía.
De paso, Igor fue derrotado como candidato a diputado federal. Los votos priistas de Coscomatepec se fueron en contra.
Lo decía “El Arracada”: “El que la hace… la paga”.
La pagó el PRI… que siguió hundiéndose en la barranca sin final.