Redacción EL PIÑERO/Francisco Doroteo García
Tuxtepec, Oaxaca.—En los últimos días, se confirmó que los históricos autobuses “Cuenca” desaparecerán de la ruta Tuxtepec-Oaxaca y en su lugar será línea Autobuses Unidos (AU) la que preste el servicio. Con este cambio, llega a su fin la primera e histórica línea que dio vida al transporte público en la Sierra Juárez cuyo catalogo de experiencias e historias quedarán para el anecdotario popular.
Al respecto, el abogado Francisco Doroteo García estableció que “recientemente se ha confirmado que los autobuses de Auto Transportes Cuenca del Papaloapan S.A. de C.V., están desapareciendo poco a poco como una especie en peligro de extinción pues están pintando todas las unidades del color tradicional para ser parte de la empresa “AU” y esto ha traído un sin fin de opiniones en que la mayoría de la gente se niega a aceptarlo pues para ellos más que un simple transporte son experiencias de vida que guardan en su corazón”.
Refirió que en charlas con operadores de la aún línea Cuenca, estos se niegan a ser parte de esta decisión tomada por la directiva de la empresa, toda vez que el 31 de julio los van a finiquitar, violando sus derechos humanos.
A partir del primero de julio –señaló- la empresa Cuenca del Papaloapan dejará de existir y también esto arrastra muchos sentimientos encontrados de parte de los conductores que han sido jubilados con más de 30 años de servicio y otros que llevan más de 20 años manejando por la carretera Tuxtepec (TXO) – Oaxaca (OAO) siendo los amos y señores de la Sierra Juárez.
Agregó que a 50 años de que los autobuses Cuenca aparecieran por primera vez, hoy tristemente se nos va el “Pantera Rosa” para decirnos adiós y quizás nunca regresar, por decisiones de políticas internas, cuestiones fiscales o personales pero es injusto que tomen de sorpresa a los conductores, quienes han arriesgado todo el tiempo su vida por la respetada Sierra Juárez.
En virtud a la agria decisión –reseñó Francisco Doroteo– ¡ADIÓS PANTERA ROSA, ADIÓS CUENCA! Que triste y más aún porque hoy uno de los conductores me dijo llorando: ¡NOS DIERON EN LA TORRE AMIGO!