Luis Velázquez
13 de marzo de 2018
UNO. Desaparecido Flores Espinoza
7 de enero de 2014: Gibrán Mártiz, el cantante de “La Voz México”, desaparece en Xalapa.
18 de enero de 2014: el cadáver de Gibrán Mártiz aparece en la cajuela de un automóvil estacionado en la vieja carretera de Veracruz a Xalapa, a la altura del poblado “Conejos”.
Febrero de 2014: Felipe Amadeo Flores Espinoza, FAFE, es renunciado por Javier Duarte a la Procuraduría de Justicia.
Nombra, entonces, a Luis Ángel Bravo Contreras para que el Congreso lo designe para procurar justicia durante los nueve años siguientes.
Marzo de 2018, cuatro años después:
Flores Espinoza está desaparecido.
En ningún momento porque haya seguido la suerte de tantos y tantos habitantes de Veracruz secuestrados por los elementos policiacos de la secretaría de Seguridad Pública aliados con los narcos.
Desaparecido de la cancha política. Mejor dicho, del carril priista.
En el pasillo hay una versión:
Su nombre apareció en el expediente de Gibrán Mártiz.
Y en tiempo huracanado, con el mal fario encima, nada mejor que robalear con un bajo perfil.
Sus amigos, sin embargo, como Mario Tejeda Tejeda, presidente de “Los Viagras”, dicen que en el rancho “La chicharra” hace experimentos genéticos para exportar ganado y que está entregado a plenitud a jugar con sus nietos.
DOS. Tiempo huracanado de FAFE
Tiempo huracanado vivió Flores Espinoza como procurador de Justicia de Javier Duarte, preso en el Reclusorio Norte de la Ciudad de México donde juega baraja con un chinito y se entienden a partir de risitas nerviosas y señales.
Quizá uno de los momentos más difíciles fue hacia el mes de febrero de 2014, cuando el día 5 (dos días antes que la desaparición de Gibrán Mártiz) fue secuestrado, asesinado y sepultado en una fosa clandestina el reportero policiaco de Coatzacoalcos, Gregorio Jiménez de la Cruz.
Y más, porque fue la primera ocasión en que los diaristas alcanzaron la sublimidad solidaria y organizaron marchas tan efectivas que un montón de reporteros de la Ciudad de México viajaron a Coatzacoalcos para unirse a la protesta.
Flores Espinoza, con la primera vocera del duartazgo, María Georgina Domínguez Colio, se reunieron con los medios y aguantaron vara cuando fueron encarados.
El golpe final cuando el crimen de Gibrán.
Simple y llanamente, renunciado al mejor estilo duartiano.
Pero…
TRES. El día en que FAFE calló…
La versión sobre el secuestro y crimen de Gibrán es que fue desaparecido a la salida de un bar donde le había bajado la novia al hijo de Arturo Bermúdez Zurita, secretario de Seguridad Pública.
Y de inmediato hubo venganza.
Y Gibrán desapareció.
Flores Espinoza era Procurador.
Una carrera política en la administración pública que lo había llevado de Agente del Ministerio Público y director de la Policía Judicial a diputado local y federal y a presidente del CDE del PRI y a secretario de Seguridad Pública y a secretario General de Gobierno.
Pero Arturo Bermúdez era ultra contra súper poderoso.
Y Flores Espinoza actuó demasiado lento para procurar justicia.
Y si así fue, entonces, incurrió en el delito de negligencia señalado en la Ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos.
El padre de Gibrán movió “cielo, mar y tierra” para hallar a su hijo.
Y el Procurador calló.
Incluso, el padre de Gibrán debió exiliarse con su familia para salvar la vida.
CUATRO. Un muerto persigue a FAFE
Y ahora cuando diecinueve jefes policiacos y policías están detenidos acusados de desaparición forzada…
Y cuando Arturo Bermúdez desde el penal de Pacho Viejo ganó, ajá, batalla para que ni el gobernador ni el Fiscal lo liguen a la desaparición forzada en tanto el proceso penal sigue caminando…
Y cuando por vez primera en México la desaparición forzada ha sido documentada por la yunicidad, el gobernador Yunes su propio Agente del Ministerio Público y su propio Fiscal…
Y cuando los derechos humanos están en la mesa del debate público tanto nacional como internacional…
Y cuando el exterminio humano de las dictaduras militares de América Latina (Alberto Fujimori, Augusto Pinochet, Rafael Leónidas Trujillo, Jorge Rafael Videla, etcétera) ha resucitado como maldición bíblica…, el nombre de Flores Espinoza revolotea, según parece, en Veracruz con el caso Gibrán.
CINCO. El pasado siempre regresa
Arturo Bermúdez fue todopoderoso.
Por ejemplo, enfrentó al procurador Reynaldo Gaudencio Escobar Pérez para someterlo, pero Escobar se mantuvo firme, aun cuando apenas, apenitas durara unos meses en el cargo.
Se enfrentó a Felipe Amadeo y también permaneció pocos meses en el cargo.
Se enfrentó a Bravo Contreras y el Fisculín hasta se puso short deportivo y se fue con él a una caminata una mañana en el bulevar jarocho acompañado de Bermúdez, acatando órdenes de Javier Duarte.
El pasado, sin embargo, dice el brujo de Catemaco, siempre vuelve.
En contraparte, Flavino Ríos Alvarado, el gobernador de 47 días, y César del Ángel, el mítico fundador de los 400 Pueblos, piden clemencia y misericordia al gobernador para atender sus problemas de salud.
Flores Espinoza, desaparecido. Quizá, lejos del “mundanal ruido” de la política, de la que ya terminó harto, con todo y que sigue cabildeando con sus amigos políticos del altiplano para amarrar un carguito tipo Jorge Uscanga Escobar en la secretaría de Educación Pública.