Luis Velázquez | El Piñero
07 de agosto de 2021
ESCALERAS: A las tribus guinda y marrón de Veracruz les valen los indígenas. Un millón en Huayacocotla, Chicontepec, Otontepec, Papantla, Zongolica y Soteapan y en los valles de Santa Martha y Uxpanapa.
En treinta meses en el gobierno del Estado, Kuitláhuac apenas, y de chiripa, porque no quedaba de otra, ha estado en las zonas indígenas.
Una vez, en Soteapan, cuando los compitas tomaran la presa Yuriria (y que cada sexenio sucede varias ocasiones) y llegara custodiado por los elementos policiacos y les pidiera la liberaran con el argumento de que él, el góber, también es indígena.
PASAMANOS: Les dijo:
–Yo soy indígena. Me llamo Kuitláhuac. Y mis cinco hermanos también son indígenas porque tienen nombres indígenas, a saber, Yoloxóchitl, Canek, Quetzacóatl, Tonatiuh y Xicoténcatl.
La otra ocasión fue cuando llegara a Soledad Atzompa, blindado por veinte patrullas y un helicóptero sobrevolando la montaña negra de Zongolica, varios días después del linchamiento de 6 secuestradores de maestros, y por lo que ningún poblador fue detenido ni tampoco hubo sospechosos de echarles cargos.
CORREDORES: De ahí para adelante, ninguna visita a los pueblos indígenas de Veracruz. El desdén.
El tema indígena nunca ha estado, ni como profe en la Universidad Veracruzana, en su radar existencial ni ideológico.
Ni siquiera “para tapar el ojo al macho” considerando que López Obrador es indigenista. Su primera chamba al lado de los chontales en Tabasco. Incluso, viviendo en pueblo chontal y durmiendo, a veces, en el suelo, como todos ellos. Otras, en la hamaca y otras en un catre.
Y cuando como en el caso han transcurrido treinta meses sin tener a los indígenas en su objetivo, nada se espera el resto del sexenio.
BALCONES: Por desventura, siempre ha ocurrido así.
Miguel Ángel Yunes Linares, y hasta donde se recuerda si se recuerda bien, en dos años únicamente visitó un pueblo de la sierra de Zongolica y que era la región favorita de su jefe máximo, Rafael Hernández Ochoa.
En aquel bienio panista, en una sola ocasión, la secretaria de Desarrollo Social, Indira Rosales, viajó también a pueblo de Zongolica (Mixtla, parece), vestida de Pocahontas y con trencitas, llevando de regalo varias estufas eléctricas, y en una de ellas, se puso a echar tortillas a mano sonriendo a los fotógrafos, camarógrafos y reporteros que cronicaban su viaje como si fuera la Malinche azul.
PASILLOS: Nunca, hasta donde se recuerda, Javier Duarte anduvo en las regiones indígenas. Su lema, parece, fue, ni un paso fuera del pavimento.
Entonces, el secretario de Desarrollo Social, Jorge Carvallo Delfín, tuvo la genial ocurrencia de ir a Zongolica, y en donde acompañado de un bosque de cámaras fotográficas besó en la frente a una que otra indígena con una sonrisa tamaño doble sandía posando, claro,
En la yunicidad y el duartazgo fueron, digamos, los hechos sociales concretos, específicos y macizos más altos de aquellos gobiernos.
Ahora con la 4T la historia se reproduce, unas veces como comedia y otras como tragedia, tragedia social, dirían Carlos Marx y Federico Engels.
VENTANAS: Ningún ciudadano de a pie puede esperar peras del olmo.
El góber y su gabinete legal y ampliado, así es, así piensa y actúa, y la calidad de vida de los indígenas les vale.
También valió a los antecesores.
Los conservadores llamaban a Lázaro Cárdenas del Río el presidente indigenista y cada vez que andaba en los pueblos serranos decían que estaba “con la indiada”.
Ahora, ni eso en Veracruz. El góber es indígena…, pero solo, digamos, y en nombre de la purificación moral, por su nombre.
Sus hijos (Javier de Fidel y Miguel Ángel y Fernando de Yunes) tomaron la banderola y están en la jugada soñando con la candidatura partidista a la gubernatura en el año 2024.
Faltan dos años y medio para el humo blanco de las nominaciones en cada instituto político, pero como dice el maestro Carlos Ronzón Verónica, ninguna candidatura se construye de la noche a la mañana.
Y la plaza ha de trabajarse. Más, cuando MORENA es el partido de moda y el 6 de junio ganó once de las dieciséis gubernaturas en disputa, 5 de ellas, mujeres.