Luis Velázquez/ Barandal
Veracruz.- ESCALERAS: Los dos años del PAN en el gobierno de Veracruz sólo dejaron desencanto.
Cierto, la yunicidad combatió la corrupción y ha encarcelado a más de treinta duartistas entre políticas, jefes policiacos y policías, pero en contraparte, se ignora si será peor, por ejemplo, el nepotismo.
Incluso hasta pudiera escribirse que “si dinero mata carita”, nepotismo mata la cruzada moral y ética del bienio azul.
El caso más emblemático es el de Pepe Mancha, quien como presidente del CDE del PAN, impuso a su esposa, Monserrat Ortega Ruiz, vía dedazo, sin hacer campaña, sin gastar un solo centavo y sin exponerse a una derrota, como diputada local pluri en la LXV Legislatura.
Y lo peor, sin experiencia legislativa, sin biografía política, sin trayectoria social.
Simple y llanamente porque es la esposa que cuando era síndico en el Ayuntamiento de Tuxpan intentó exonerarlo de una acusación de violación de una señora.
Lo peor ha sido que en los dos años del bienio azul, los líderes panistas fueron reducidos a cargos menores en el gabinete legal y ampliado, incluso, por encima de dirigentes perredistas.
Y peor que la militancia panista, la que se faja en la talacha electoral, quedó fuera, sin un espacio burocrático en los veinticuatro meses.
PASAMANOS: La imposición de Pepe Mancha de su esposa como diputada local pluri originó que otros panistas “se despacharan con la cuchara grande” y el nepotismo se multiplicó.
Por ejemplo:
En Misantla, el presidente municipal, el panista Othón Hernández Candanedo, impuso a su hija, María Graciela Hernández Iñiguez, mejor conocida en el pueblo como Marigras, como diputada local pluri.
Entonces, la ex diputada local del PAN, LXIII Legislatura, María del Carmen Pontón Villa, levantó la mano e impuso a su hija, Orquídea Soto Pontón, como diputada local suplente de Marigras.
Y las cúpulas panistas, felices, contentas y realizadas, de heredar el poder político a los hijos, quizá porque ellos lo creen un mandato divino desde que en el relato bíblico, los jefes tribales heredaban el poder a los hijos, así tuvieran diez años de edad.
CORREDORES: En Córdoba, a la presidenta municipal, panista Leticia López Landero, también se le antojó el viaje del nepotismo y en nombre de la democracia y de Manuel Gómez Morín, el fundador del Partido Acción Nacional, y en nombre de la fuerza popular y social, impuso a su hijita de candidata a diputada local uninominal.
Pero en las urnas fue derrotada por el candidato de MORENA, quien “trepado en las valencianas” de AMLO quedó con la curul.
Pero, bueno, el intento lo tuvo y ni modo, las urnas mandan.
Por eso, el nepotismo constituye el peor legado histórico del PAN en los dos años como partido en el poder, a pesar, incluso, de haber lanzado al PRI del palacio principal de gobierno de Xalapa en el año 2016.
Los panistas, incurriendo en los mismos vicios de los priistas, y por añadidura, todos iguales o peores.
El último caso del dedazo y la imposición, estilos tricolores, del PAN ha sido con la elección del presidente del CDE, donde Pepe Mancha buscó la reelección ante Joaquín Guzmán Avilés, ex secretario de Desarrollo Agropecuario, su contendiente.
RODAPIÉ: El día de la elección, el par se declaró triunfador. Y en los días posteriores, el equipo político de Guzmán Avilés, dos veces alcalde de Tantoyuca y tres veces diputado local y federal, más los hermanos en el trono imperial y faraónico edilicio y legislativo, se declaró en resistencia pacífica y con sus huestes tomó el edificio del PAN donde alojan las boletas electorales.
Ellos exigen lo mismo que AMLO en los años 2012 y 2006, es decir, contar las boletas una por una, pues argumentan un fraude. Peor aún, una elección partidista de Estado.
Por ahora, tienen tomado el edificio y cada vez se suman más panistas a la residencia pacífica, entre ellos, los azules de Veracruz y Boca del Río, el feudo de la dinastía Kennedy de Boca del Río, o mejor debiera escribirse, del Golfo de México.
Se trata, claro, de una guerra abierta de Guzmán Avilés en contra de los privilegios y canonjías de Pepe Mancha en los dos últimos años de la yunicidad.
BALAUSTRES: A: Pepe Mancha con el nepotismo de su esposa.
B: Pepe Mancha, con el nepotismo de su primo hermano, alcalde de Tuxpan.
C: Pepe Mancha, con la imposición de sus delfines como diputados locales, Sergio Hernández y Omar Miranda.
D: Pepe Mancha, con su chofer, impuesto como regidor en el Ayuntamiento de Coatepec.
E: Pepe Mancha, con un matrimonio amigo, impuestos como regidores en el Ayuntamiento de Minatitlán.
F: Pepe Mancha, con sus negocitos a través de una compañía constructora, en el mejor estilo de Víctor Serralde, su examigo y exsocio, en las secretarías de Educación, Infraestructura y Obra Pública y Desarrollo Social, en la Fiscalía y en el Congreso.
G: Pepe Mancha, con su portal digital con subsidio millonario de la LXIV Legislatura, creado a nombre de su señora madre y lo que expresa la codicia fuera de control, desbordada, sin límites.
Y no obstante, el senador de la república, Julen Rementería del Puerto, “tirando su espada en prenda” para defenderlo por todos los costados asegurando que los negocios (obra pública por dedazo) se apegan a la ley, ¡vaya cinismo y desparpajo!
He ahí, entonces, el legado histórico, político, social y moral de la yunicidad.
Más veinte años de espera para terminar así, terrible desencanto social, lástima.
Pero, bueno, el gobernador electo, Cuitláhuac García Jiménez, ya cayó también en la tentación del “dedazo” priista.
Primero, impuso a su secretaria particular, Dorheny García Cayetano como diputada federal pluri.
Entonces, de nuevo la tentación faraónica del poder lo tentó y la quiso imponer como coordinadora de los diputados federales en el Congreso de la Unión y se topó con pared y hubo marcha atrás.
