El chinanteco es una lengua tonal, de la cual, según el INEGI, hay más de 90 mil hablantes en Oaxaca y casi 110 mil a nivel nacional. Zuleyma Jovita Uriarte Isidro, estudiante de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la BUAP, es originaria de San Felipe Usila, un municipio oaxaqueño donde se habla chinanteco y en el cual se mantienen vivas las tradiciones, incluida su riqueza gastronómica; el “caldo de piedra”, por ejemplo, comida prehispánica, única en su tipo y por su elaboración.
San Felipe Usila, que en chinanteco significa “Pueblo agrio” o “Donde abundan los colibríes”, está ubicado al norte del estado de Oaxaca, en la región del Papaloapan, por lo que colinda con Veracruz. Los especialistas señalan que no existe una sola lengua chinanteca, sino varias: chinanteco de Ojitlán, chinanteco de Usila, chinanteco de Quiotepec, chinanteco de Yolox, chinanteco de Sochiapan o “jaujami”, chinanteco de Valle Nacional y chinanteco de Petlapa, entre otros. Se trata de idiomas tonales que forman una familia derivada del tronco oto-mangue, la familia lingüística más grande y diversificada del país.
Jovita Uriarte aprendió el chinanteco en el seno familiar. En San Felipe Usila, donde nació, se estima que poco más de 10 mil habitantes hablan el chinanteco, que representan el 86 por ciento del total de la población.
Si bien el chinanteco no forma parte de las lenguas originarias de México en peligro de extinción, considera que se necesitan impulsar políticas e iniciativas para revitalizarlas y no dejarlas morir. Para su preservación, Jovita propone que en las escuelas se impartan algunas materias en lenguas originarias -según la población, será la lengua en cuestión-, además de que se promuevan talleres para su difusión.
Fuente : https://infoquorum.com